Don't let me go

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Noto unos besos alrededor de mis hombros desnudos y comienzo a desperezarme.

-Despierta –me susurra al oído- se estarán preguntando dónde estamos.

-Uhmm –ronroneo.

-Nos estarán buscando como locos.

-Uhmm

-Sigues dormida

-Uhmm –ríe.

-Levanta anda –me da un beso en el pelo y se levanta de la cama improvisada con unas mantas.

Estoy boca abajo y abro uno de mis ojos. Contemplo su escultura perfecta, sonrío. Se pone el bóxer y después los pantalones. Me incorporo un poco.

-¿Cuánto llevo dormida?

-Veinte minutos –voy  a decir algo pero me corta- Son las seis, no llegas tarde a nada. Aunque sigues así, sí que lo harás.

Me rindo y me levanto.

Mañana tenemos planeado ir al Eneágono y decidieron que esta noche lo mejor era que cada uno durmiera en su tour bus, en los que estábamos desde que había comenzado el tour por USA hace un mes y algo, y dejarnos de ir al hotel a, según ellos, "hacer cosas que no nos mantienen centrados y nos cansan, mucho". Quien dice ellos también dice Louis.

Me pongo la ropa interior.

-Sigo sin saber cómo sois capaces de hacer eso sin mirar –dice Niall después de haberme abrochado el sujetador.

-Práctica, supongo –digo colocándome el pantalón y posteriormente la camiseta.

-Yo apuesto por brujería. –río y recoge las mantas del suelo para ponerlas en una de las lavadoras que hay en la habitación.

Me subo en una. Se coloca entre mis piernas y me besa la nariz.

-Y tú que decías que el cuarto de las lavadoras y/o calderas no era nada romántico.

-Literalmente no he dicho eso en ningún momento –digo negando- además, teniendo en cuenta nuestro historial, después del hotel, es el lugar más romántico en dónde hemos estado. –me balanceo en la lavadora. 

-¿Sabes? A mí me da igual el lugar si estoy contigo. –que monooo dios mioooooo.

-¿Sabes? –me bajo de la lavadora- Eres muy cursi.

-Te encanta.

-Deja de decir que me encanta y hacerme quedar mal. –nos reímos y nos besamos.

Salimos de allí con cuidado de que nadie nos vea y volvemos cada uno a nuestros quehaceres.

Después de ir de aquí para ya veinte mil veces como cada día me toca comenzar a cantar. Y nada. Cuando digo nada es, literalmente, nada. Ni un aplauso, ni un susurro, ni un grito de desprecio, ni siquiera una tos. Todo el estadio totalmente callado.

Después de acabar mi "actuación" me voy al backstage y veo el concierto de los chicos. Ellos, causando furor en el estadio, interactuando con la gente, la gente sintiendo cosas con su música, que no sean asco, ... Como los envidio.

Mucha gente puede llegar a pensar que no tengo de que quejarme, estoy cumpliendo mi sueño. Soy famosa, soy telonera de la banda más grande del mundo y toco en estadios. Se equivocan.

Creo que hacer sentir algo a alguien es la esencia del artista, hacer a la gente sentir especial y ayudarla con tu música. Ese es mi sueño, no lo que estoy haciendo ahora.

Mientras se despiden del público me cambio y voy a mi bus a intentar dormir.

Abro los ojos. Las tres de la mañana. No he dormido una mierda y sé que no seré capaz de dormir más.

EneágonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora