Capítulo 14

11.2K 1.1K 1.3K
                                    

El noruego abrió la puerta de la casa preguntando por los chicos; al no recibir respuesta supo que estaba solo.

Llevaba en la mano dos libros de medicina que había leído como mil veces en todo el día.

Con la oscuridad de la noche se vio obligado a encender las luces hasta llegar a su oficina. Ahí dejo los libros sobre el escritorio abriendo uno de ellos y releyéndolo buscando la respuesta que tanto anhelaba.

Buscando la cura que tanto necesitaba.

Se llevó las manos a la cabeza frustrado y cansado de haber analizado las palabras de aquel libro durante cada minuto que pasaba y entonces lleno de ira lo cerró de golpe.

Escuchó la puerta principal abrirse y el sonido de unas llaves, salió de esas cuatro paredes asomándose desde el barandal de las escaleras para finalmente ver a Tom llegando con unas bolsas de comida china.

—Tord, me asustaste —Dijo al ver al noruego formando una sonrisa— Creí que llegarías más tarde, solo traje una bandeja —Agregó dejando la comida sobre el comedor.

El de rojo bajó las escaleras y sin decir una sola palabra lo abrazó desde atrás fuertemente.

—Algo malo pasó.

—¿Qué pasó? —Tom se dio la vuelta quedando a centímetros de su rostro.

Tord lo pensó por segunda vez; ¿Debía decirle? Tal vez no era la mejor opción pero si la correcta.

Pero preferiría ver al ojinegro relajado mientras él solucionaba todo. Lo quería ver feliz sin importar que.

—Pasó que voy a robarme tu cena —Mejor opción aunque incorrecta.

El de parche corrió luego de tomar la bandeja de arroz a una dirección al azar ganándose los regaños de Tom quien lo perseguía creyendo muy capaz al noruego de no dejarle ni un grano.

Tord en un movimiento torpe cayó y tomó con más fuerza la comida para que no terminara desperdiciándose por todo el piso. El ojinegro le quitó la bandeja alejándola de sus manos y dejándola a un lado para subirse sobre él metiendo las manos bajo su sudadera para hacerle cosquillas.

—¡Ja! ¡T-tom no! –Comenzó a entrecortarse y el de azul no sabía si estaba riendo o sufriendo— ¡Basta y-ya! ¡Ja!

—No hasta que me digas lo hermoso que soy —Dijo sin parar de causarle risas al noruego dándole besos en las mejillas y en el cuello de forma amistosa.

—¡Eres hermoso! —Tom paró de hacerle cosquillas y el que se encontraba debajo de él comenzó a respirar agitadamente recuperando el aire— tan hermoso como un aborto de elefant-Pffff ¡Tom!

El ojinegro paró de «torturarlo» y lo besó sin aviso alguno degustando sus labios sin prisa. Tord correspondió tomándolo del cuello evitando que se separara de él, tomaron aire y profundizaron el beso esta vez usando sus lenguas dejándose llevar por el latir de sus corazones y las ideas mezcladas en sus mentes.

Tom se separó para ver la cara del noruego compitiendo de roja con su sudadera mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

Quería hacerlo suyo justo en ese instante.

Pero de ninguna manera iba a hacerlo.

El británico esperaría al momento en el que el noruego se lo pida; era como si estuviese respetándolo o algo así. No importaba si debía esperar años.

Esperaría.

Se levantó y le extendió una mano para ayudarlo a levantarse.

—Vamos a comer —Dijo Tord caminando hasta la mesa con Tom llevando la bandeja en mano.

Cuando estaban a punto de sentarse escucharon un maullido seguido de un «Shh» que el ojinegro ya conocía.

De la nada un gato saltó sobre Tord dejándole un rasguño en su mejilla izquierda.

—¡Ringo no! —Gritó Edd jalando al animal y reteniéndolo en sus brazos. El gato veía al noruego como un desconocido.

Tord se mordió el labio tragándose un quejido para luego mirar a Ringo como si fuese el diablo.

—Maldito gato... —Dijo en un susurro llevándose la mano a la mejilla.

—¿Qué están haciendo? —Preguntó Tom cruzado de brazos y el castaño señaló a Matt.

—¡No me señales! ¡Fue tu idea!

—Miente —Dijo Edd.

El británico suspiró y se acercó a Tord.

—Vamos, arriba tengo parches.

El de rojo asintió y le siguió escaleras arriba abanicándose la herida con su mano buscando aliviar el ardor que le causaba.

Parece estúpido pero incluso un raspón duele más de lo que parece.

Tom se acercó a su rostro con una botellita azul y algo de algodón.

—WOW, Para tu tren —Dijo— ¿Qué es eso?

—Es agua oxigenada —Respondió el ojinegro— tranquilo ni se siente —Agregó para limpiar el rasguño que tenía y luego colocarle un muy pequeño parche— Debería cambiarte eso —Dijo señalándole el brazo con vendas algo manchadas.

—No lo sé. No es una vista muy agradable —Dijo Tord.

—¿Y qué? De todas formas es mi culpa —Dijo Tom recordando el momento en el que disparó el arpón.

Buscó la venda y comenzó a quitar lentamente la que tenía puesta el noruego dejando ver su brazo en un estado extraño difícil de explicar; el ojinegro se esperaba algo peor.

Puso una venda nueva y guardó todo en lo que parecía ser un mini-botiquín de primeros auxilios.

—No deberías sentirte culpable, Tom. Fui yo quien trató de matarte en primer lugar.

—Ya no importa —Sonrió al ver los ojos cristalinos del de rojo— volviste.

Tord sonrió dejándolos en un silencio que no era para nada incómodo, era, un silencio relajante. Acercó una mano al rostro de Tom quien mostró una mueca de confusión hasta que el noruego metió la mano en uno de los agujeros negros de su cara.

—¡Son cuencas! —Gritó divertido.

Estoy de vuelta ★ TomtordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora