Capítulo +18

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Navidad.

Tan solo había pasado media hora desde que todos abrieron los regalos.

Edd y el pelinaranja estaban en el sillón viendo una de esas típicas películas navideñas que pasan todo los años y aun así, aun sabiendo todo lo que va a pasar, uno las ve porque no aburren; o más bien porque aunque quisieras ver otra cosa no estaría pasando nada más. El ojinegro estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina con una cerveza viendo de lejos la película.

—¿Todo bien? —Preguntó Tord posando una mano en su hombro.

—Si —Bebió cerveza haciendo un sonido casi inaudible al despegar sus labios de la botella.

El noruego lo jaló de la mano casi arrastrándolo de lo rápido que había corrido escaleras arriba hacia la habitación del británico, empujó al dueño del cuarto dentro y cerró la puerta con una mirada confundida sobre él.

—Puede que si tuviese un regalo preparado para ti —Dijo algo inquieto. Tom le siguió mirando mientras se quitaba el parche, con curiosidad, pensando en todo tipo de objeto que podría entregarle el noruego.

Pero todo pensamiento sobre algún regalo material se esfumó por completo de su mente al sentir los labios de Tord sobre los suyos, cálidos, deseosos, dejándolo sin aire mientras se perdía en el olor del noruego quien –Tal vez por nervios– sujetaba las mangas del sweater de Tom con fuerza. El ojinegro le guió a paso lento hasta la cama perfectamente ordenada, inclinándose, obligándolo disimuladamente en medio del beso a recostarse sobre esta quedando sobre él.

—¿Estás seguro de esto? —Le preguntó a centímetros de su rostro solo para que el noruego asintiera y le jalara de nuevo del sweater uniendo sus labios casi de forma desesperada.

—Ni te molestes en ser gentil —Le respondió no muy seguro de lo que acababa de decir.

Tom formó una sonrisa para luego besar a Tord bruscamente logrando que este entreabriera los labios, aprovechándose, introduciendo su lengua a la boca de noruego saboreándola y explorándola por completo, como si tuviese toda la vida para hacerlo; Tord no tardó en corresponder aquello creando sonidos obscenos en la habitación mientras sentía como se le erizaba la piel y le cosquilleaba el estomago.

El británico se separó de él por falta de aire dejando un hilo de saliva acompañada de la expresión lasciva de Tord, quien respiraba algo agitado buscando el mismo aire faltante; bajó hasta su cuello para mordisquearlo y dejarle chupones logrando sacarle un gemido ahogado que trató de aguantarse sin éxito.

Molesto por los intentos del noruego de mantenerse en silencio le mordió con fuerza estremeciéndolo por completo en una extraña combinación de dolor y placer.

—¡Mgh! —Gimió al sentir la lengua de Tom recorrerle el cuello lentamente.

—Ten muy en cuenta que voy a hacerte gritar suplicante por más —Le susurró al oído con voz ronca causándole un escalofrío.

Tom besó una de sus mejillas enrojecidas para luego besarle con la misma ternura en los labios; totalmente contradictorio a la forma en la que le desabrochó sus jeans, bajando la cremallera y la tela de su bóxer; jadeó cuando el ojinegro tomó su miembro y comenzó a masturbarlo en un movimiento incesante, arriba y abajo, cada vez más rápido mientras él jalaba las sábanas y se retorcía comenzando a sudar.

—¡Ah! ¡Hmm...! —Mordió sus labios haciendo su cabeza atrás.

Se quejó con un gruñido en cuanto el británico lo soltó para terminar de deshacerse de los jeans del noruego así como luego se deshizo de los suyos junto con su ropa interior dejando ver una erección; separó las piernas de Tord lentamente acariciando sus muslos, se acomodó en medio de estas y de golpe lo penetró.

—¡Faen! (¡Joder!) –Gimió en su idioma natal y aunque Tom no le entendió en absoluto se preocupó por el hecho de que le hacía daño.

¿Pero él dijo nada de gentilezas, no es verdad?

—Necesito que te relajes —Dijo cerca de su oreja para que no se exaltara demasiado; Tord asintió, pero no podía dejar de pensar en cómo dolía esa mierda. Incluso por un momento sintió más respeto de lo normal hacia las mujeres.

Sin embargo luego de un corto tiempo sintió como la calentura le recorrió el cuerpo superando por mucho ese dolor e inconscientemente movió sus caderas buscando más de esa sensación nueva para él.

Así es, era más virgen que un preadolescente desbordando hormonas y las pajas definitivamente no se comparaban con esto de ninguna forma, ni siquiera un poco.

Tom comenzó a moverse lentamente aumentando cada vez más la velocidad; el noruego rodeó el cuello del ojinegro con los brazos quedando sentado sobre él dando pequeños brincos, gimiendo y balbuceando incoherencias con mechones de cabellos pegados a su frente húmedos gracias al sudor.

El británico lo sujetó de las caderas evitando que se moviera y aun dentro de él lo recostó bruscamente en la cama.

—¿Qué es lo que quieres? —Preguntó con burla algo entrecortado con respiración agitada; Tord apretó lo labios tratando de mover sus caderas de forma desesperada. Tom dio una embestida— Como quieras —Dijo aun sujetándolo con fuerza para evitar que se moviera.

—¡Maldición muévete!

—¿Por qué? —Rió— ¿Qué es lo que quieres, Tord? —Repitió la pregunta para luego lamer su cuello.

—¡Ngh...! ¡Tom! —Jadeó cuando el nombrado le embistió de nuevo impidiéndole seguir.

—¿Hmm?

—Muévete... Por favor... —Suplicó— más...

—¿Más? —Preguntó comenzando a moverse y Tord mordiéndose el labio inferior asintió con rapidez— Entonces pide —Dijo.

—Más... Tom... ¡Más! ¡Más! —Gimió fuertemente perdiendo la poca moral que tenía sintiendo que enloquecería en cualquier momento si no se había vuelto loco ya— ¡Mer! (¡Más!)

—Joder, Tord... —Jadeó.

El noruego soltó un gemido más alto que todos los demás haciéndole saber a su contrario que había encontrado su punto dulce haciéndole temblar.

—¡Maldición, Tom! ¡Raskere! (¡Más rápido!) —Pidió haciendo su cabeza hacia atrás arqueando la espalda sintiendo un sinfín de cosas diferentes junto con la calidez de un liquido en su entrada. Se habían corrido.

Se acostaron entre las sabana revueltas satisfechos de lo que acababan de hacer con respiración agitada y rostros ardiendo de rojos por haberse dejado llevar de las necesidades.

—Eso fue increíble —Dijo el noruego con la vista en el techo.

—¿Segunda ronda? —Preguntó Tom sonriente ganándose una mirada sorpresiva/nerviosa de Tord.

Estoy de vuelta ★ TomtordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora