Una lucho conmigo misma.

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Harry: Oh claro, pues todo empezó cuando éramos pequeños, vivíamos en Madrid y desde la guardería habíamos sido los mejores amigos. Fuimos creciendo y nuestra amistad se hizo más fuerte, yo a ella la quería como a una hermana pero ella fue creciendo y cuando cumplió los 13 años empezó a interesarse por mí de una forma que no era propia de una hermana.- sonrió de medio lado pero con un gesto de asco.- y bueno empezó a hacerme insinuaciones y yo me negué rotundamente. Cuando cumplió los 14 tuvo que irse de Madrid para venir aquí por el trabajo de su padre. Nuestra amistad había ido cada vez peor por culpa de sus insinuaciones así que cuando ella se fue tampoco me importo mucho. Solíamos vernos en las vacaciones de verano y bueno pues el verano pasado ocurrió. Estábamos de fiesta e íbamos muy borrachos así que acabamos en la cama, yo no le di mucha importancia pensé que sería una más y para mi así fue. Pero ella empezó a obsesionarse más conmigo, recibía llamadas suyas a todas horas y yo la ignoraba. Luego tuve que mudarme aquí y ella me vio, las llamadas aumentar y no me dejaba en paz. Y bueno el otro día en la discoteca me vio y se acercó a mí y como no se me volvió a insinuar y yo le negué diciéndole que lo que pasó entre ella y yo jamás se repetiría y que además ahora estaba contigo.

Me quede callada, había sido una completa idiota pensando que Harry me había engañado. Cerré los ojos para evitar llorar pero una lágrima rebelde resbalo por mi mejilla. Harry pasó su dedo pulgar quitando el rastro de la lágrima.

Meri: Y-yo, lo siento mucho pensé que…- no me dejo terminar porque estampó sus labios contra los míos. Respondí a su beso y pase mis manos por sus rizos rebeldes y los agarre con fuerza. El rodeo con sus brazos mi cintura haciéndome sentir protegida. Nos separamos por falta de aire, hundo mi rostro en su cuello.

Harry: Y tú, ¿porque hiciste lo que hiciste?- lo dijo con pena.

Meri: Veras, es una larga historia.

Harry: Pues estas de suerte, porque tengo todo el tiempo del mundo.- hago un puchero, no me apetecía cantarle todo eso.- vamos Meri por favor, quiero ayudarte.

Su mirada se clavó en la mía y por un momento me perdí en el verde de sus ojos.

Meri: Bueno está bien, pero te vas a aburrir.- negó con la cabeza y yo continúe.- En mi primer curso de instituto conocí a un chico, Michael. El empezó a coquetear conmigo y a hacerme piropos, me empezó a gustar y el me pidió salir. Yo como una idiota acepte y bueno estuvimos saliendo durante bastante tiempo, pero todo se jodio. Yo lo amaba con locura y pensaba que él también lo hacía, pero me equivoque. Un día estábamos en una fiesta y él fue al baño, un rato después el todavía no había llegado y fui a buscarlo. Cuando entre al baño de las chicas entre en uno de los cubículos. Escuche unos gemidos en el cubículo de al lado pero no le di importancia, hasta que escuche en un gemido el nombre del chico, enseguida reconocí la voz de la chica. En ese momento el mundo se me cayó encima y me puse a llorar. Aquel gemido gritando el nombre de MI novio saliendo de la boca de Lesly, la más zorra del instituto. Salí corriendo de la fiesta y me fui para casa. Al llegar me sentía vacía, como si algo faltase en mi interior, mi corazón.- hice una pausa para coger aire y aguantando las lágrimas continúe.- sentía como si faltase dentro de mí, pero dolía, dolía mucho. Había jugado conmigo y con mis sentimientos. Yo estaba herida y me quería morir. Subí a mi habitación y me puse frente al espejo y pensé y pensé. Como alguien me iba a querer, normal que no lo hiciese estaba hecha una vaca. No encontraba nada que me gustase en el puto espejo, él se había acostado con Lesly como no. Ella era alta, guapa, delgada… todo lo que yo jamás seria. Los días fueron pasando y cada vez mi situación iba empeorando. Rompí con Michael y el empezó a salir con Lesly. Cuando le deje ni siquiera dijo un “Lo siento” solamente asintió y se retiró. Empecé a no sentirme suficientemente guapa y delegada. Deje de comer y cada vez que lo hacía vomitaba y así durante 1 año entero, me autolesionaba para así calmar el dolor interno y se acabó convirtiendo en mi adicción. Cada persona se mata como quiere algunos fuman, otros se drogan… y supongo que esa era mi forma de matarme. Me intente suicidar en dos ocasiones con un bote de pastillas y la otra con un corte profundo en la muñeca pero para lo único que sirvió fue para que me internaran durante 3 meses en el hospital. Y bueno eso es todo, supongo…

Durante todo el relato había estado mirando hacia abajo y cuando termine mire a Harry a los ojos, estaba llorando.

Harry: Y ¿porque lo volviste a hacer? ¿Por qué volviste a vomitar?- pronuncio eso con un hilo de voz.

Meri: Cuando te vi con Natalia volví a sentir que no era suficiente… yo quería gustarte.

Harry: Dios Meri, lo siento, lo siento mucho.- su llanto se hizo más fuerte y me estrecho entre sus brazos.

Como de costumbre hundí mis dedos en sus suaves rizos.

Meri: No Harry, no lo sientas. No es tu culpa es la mía por no confiar en ti.- lo dije con la boca en su oído y después mordí su lóbulo. Ante mi acto soltó un pequeño gruñido.

Harry: Meri, me dejas ver tus… macas.- me hizo gracia la manera en la que lo dijo, de repente se había vuelto tímido. Sonreí y asentí. Me subí la manga del fino jersey que llevaba puesto. Cuando vio las cicatrices se quedó espantado.

Harry: Dios Meri…- su voz salió ronca por el llanto.

Meri: No es nada, ya es pasado. Son las cicatrices de una lucha contra mí misma, una lucha que conseguí ganar y ahora estoy aquí contigo.

Harry acerco mi brazo a su boca y uno a uno fue besando las cicatrices de mi brazo y en la que más se notaba succiono así dejando una marca encima ocultando el corte profundo que podría haber causado el final de mi corta vida.

Harry: Ahora olvídate del pasado y vive el presente pequeña.- volvió a dar un corto beso en la gran cicatriz bajo suavemente la manga.

Sonreí y se me ocurrió una idea. Tenía mucha hambre y le propuse algo a lo que no se podía negar.

Meri: ¿Te parece si pedimos una pizza?- puse cara de cachorrito y una sonrisa acompañada de sus preciosos hoyuelos se dibujó en su cara.

Harry: Esta bien, por cierto ¿hace cuánto que no comes?

Meri: Ehhhh… desde el día de la discoteca…

Harry abrió los ojos como platos.

Harry: ¿¡QUE!? ¿pe-pero como no comes desde hace tanto?- me encogí de hombros.

Después de discutir sobre que pizzas coger por fin llamamos. Estuvimos un rato y por fin sonó el timbre de casa. Fui corriendo a la puerta, me moría de hambre. Harry rio ante mi reacción y antes de abrir la puerta le saque la lengua.

Cuando abrí la puerta me encontré a mi compañera de instituto Paula.

Meri: ¡Hola Paula! ¿Qué haces repartiendo pizza?- reí ligeramente y ella rio conmigo.

Paula: Pues trabajo aquí para poder pagarme la universidad, tampoco es que paguen mucho pero es lo único que he encontrado.

Meri: Ah pues me alegro de que tengas trabajo.- me dio las pizzas, le pague y nos despedimos.

Estuvimos viendo una película mientras comíamos la pizza. Después de unas horas decidimos irnos a la cama. Entre en mi habitación y ahí estaba Elena durmiendo en la cama que se sacaba de debajo de la mía. Me metí en la cama e intente dormir pero no podía. Después de 15 minutos escuche como la puerta de mi habitación se abría y dirigí mi mirada hacia la puerta. Harry se acercó a mi cama y acerco su boca a mi oído.

Harry: ¿Dormimos juntos?- puso su típica sonrisa pícara.

Meri: Mmmm… vale pero mejor vamos a tu habitación no vayamos a despertar a la pobre Elena.- me levante con cuidado de mi cama y junto a Harry fuimos a su habitación. Después de estar un rato hablando nos quedamos dormidos. Estaba feliz por volver a estar bien con Harry.

Promesas Olvidadas {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora