corazon salvaje

Cap 2

La simiente estaba plantada y Sakura no podía apartar su pensamiento del asunto. Su madre había bromeado acerca de la posibilidad de embarcarse subrepticiamente, pero en lo que había dicho había un pequeño grano de verdad, y era imposible ignorarlo. Nadeshiko tenía audacia suficiente para esa aventura, pues antes había protagonizado episodios más temerarios. Para todos era bien conocida la historia de cómo ella había recorrido el fiordo en lo más crudo del invierno para regresar a Fujitaka después de que la robaran, antes de casarse.

Sakura podía ser igualmente temeraria. Podía conservar su libertad y evitar a Hisato en el mismo acto, y eso sería una aventura. Lo que le excitaba era precisamente el pensamiento de la aventura.

La idea tenía un solo problema. Le habían prohibido ir, y cuando regresara afrontaría una situación infernal. Pero en su entusiasmo, Sakura rehusó pensar en eso, y tampoco permitió que Kaori se detuviera en el tema cuando supo lo que se proponía hacer. Kaori se sorprendió, pero en todo caso, ella había perdido su afición a la aventura apenas salieron de la niñez. Pero no era el caso de Sakura.

Las jóvenes estaban arriba, en la habitación de Sakura; era el único lugar que les permitía separarse de la fiesta de despedida que se celebraba abajo. Esa noche la tripulación dormiría en la sala. Kaori había ido con su padre para despedirse de su hermano Yukito, pues él había estado allí los últimos días para ayudar en los preparativos Sakura se alegraba de que él fuese miembro de la partida, pues eran íntimos amigos. Incluso había intentado enseñar a Yukito algunas de las lenguas que ella había aprendido cuando ambos eran más jóvenes, aunque había tropezado con el inconveniente de que el joven no era un alumno muy dispuesto. Yukito probablemente era el único que defendería a Sakura cuando Touya y sus tres primos, que también eran miembros de la tripulación, comenzaran a reprenderla por su temeridad.

Ciertamente, Touya se irritaría, y lo mismo podría decirse de los primos Yataro, Koan, y Yamasaki, el mayor de los tres. Pero si estaban bastante lejos de tierra cuando ella fuese descubierta, y no hubiera posibilidades de devolverla, todos se calmarían después de descargar sobre ella su cólera. A lo sumo la insultarían, pues nadie se atrevería a ponerle la mano encima; sabían que no era una muchacha dispuesta a soportar los golpes sin hacer lo posible para devolverlos.

- ¿Por qué, Sakura? – preguntó Kaori tan pronto conoció los planes de la castaña. - Tu madre sufrirá mucho. Tu padre sin duda se encargará de... – Kaori hizo una pausa, abriendo horrorizadas los ojos analizando la situación, la chica se estremeció al concluir. – No quiero ni pensar en lo que hará tu padre. -

Sakura sonrió a la joven de cuerpo más menudo.

- No hará nada hasta que yo regrese. Y mi madre nunca llora. No se preocupará por mí si tú le explicas dónde estoy. Sospechará lo que hice cuando no pueda hallarme, pero se inquietará mientras no sepa a qué atenerse. Por eso te lo he confiado a ti. -

- ¡Ojalá se lo hubieras confiado a otra persona! Tu padre se va a enfurecer.-

- Pero no contigo, Kaori. Y debes prometerme que les dirás mañana que he partido con Touya, antes de que comiencen a inquietarse. -

- Lo haré, Sakura, pero todavía no entiendo por qué los desafías. Antes nunca quisiste navegar con tu hermano. -

- Por supuesto que quise hacerlo, pero nunca contemplé la posibilidad de pedirlo. Y con respecto a la razón... es que ésta es mi última posibilidad de navegar con Touya. El año próximo mi padre me llevará al sur para encontrar marido... Claro, si es que no encuentro uno yo misma en Hedeby – agregó Sakura con una sonrisa traviesa.

- ¿Hablabas en serio cuando dijiste que buscarías marido lejos de aquí? – preguntó asombrada Kaori.

- ¿Creíste que bromeaba? – Preguntó Sakura, mientras se colocaba un brazalete en su muñeca derecha, dando la impresión de no darle importancia a la conversación.