Cap 13

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Apenas una hora había transcurrido desde que los sajones habían abordado a Sakura. Desde ese momento ella había gozado de una relativa libertad, y es que la forma en que se había enrollado la cadena en su cintura para poder desplazarse con más soltura y trabajar, no le brindaba precisamente una impresión de libertad.

Sin embargo, el ajetreo de la cocina no permitió que Sakura estudiara mucho su actual situación; apenas y ahora se detenía a analizar un poco sobre lo acontecido. Definitivamente de ahora en adelante tenía que cuidarse más de lo debido, una cosa era entregarse a Syaoran pero que nada tenía que ver con que fuera el señor de la casa, a otra muy distinta a que se entregara para placer de los huéspedes del señor.

Sakura meditaba sobre la plática que tendría con Syaoran cuando se sintió abrazada de nuevo, se vio totalmente rodeada por un par de brazos que se deslizaron desde atrás, se cerraron sobre su cintura, y la oprimían suavemente a un duro cuerpo. Experimentó un momento de pánico, pero eso no fue nada comparado con la inquietud que siguió, porque supuso que los conocidos de Syaoran se atrevían a abordarla nuevamente. Esta vez estaba Meiling y todos los criados presentes, los cuales miraban con expresión de curiosidad lo que sucedía en la cocina.

- ¿Te sientes bien? –

Sakura sintió simultáneamente calor, frío y solo segundos después confusión. Era Syaoran quien la sostenía, y en su voz se expresaba una inquietud inequívoca. El mismo hombre que tanto se había esforzado para suscitar la impresión de que no le prestaba atención, que incluso había fingido que estaba ocupado con otra cosa cuando ella le había hablado la víspera, en ese mismo sitio, ahora la abrazaba de tal modo que todos tenían que verlo. Sakura no alcanzaba a entender.

- Milord¿has perdido el juicio? – La voz de Sakura era casi inaudible, pero Syaoran podía escucharla perfectamente.

Al no recibir una pronta respuesta Sakura se volvió para comprobar si él estaba ebrio. No parecía ser ese el caso. Lo vio tan consciente como siempre aunque la miraba con el ceño fruncido, expresando la mutua confusión.

- Te hago una pregunta del todo pertinente, y me contestas con una burla. Por supuesto que no he perdido el juicio. ¿Y tú? –

- Comenzaba a inquietarme tanta atención – replicó ella, fastidiada. - Vienes a buscarme, aquí y ahora, cuando jamás lo haz hecho. ¿No ves que todos están mirándote? –

Syaoran paseó la mirada por la sala. Sus ojos incluso encontraron un momento los de Meiling, y percibieron el desagrado que su conducta provocaba en ella; pero eso no lo afectó. Volvió a mirar a Sakura. Sus brazos continuaron aferrándola.

- Ya estoy harto de ignorarte sólo para evitar las murmuraciones – se limitó a decir. - Si Nadine no hubiera estado contigo esta mañana... Malditos infiernos!... Nadie habría procedido con la misma eficacia que ella. Esta vez, todos sabrán lo que significas para mí. – Syaoran apretó con más vehemencia el cuerpo de la mujer al suyo mientras le tomaba una de las suaves mejillas. – Si pudiera, te aplicaría mi sello. Soy capaz de colgar un cartel de tu cuello para que no se atrevan siquiera a hablarte. Haré lo que tenga que hacer, nadie podrá ignorar jamás que gozas de mi protección. Si es necesario demostrarlo con actos, así se hará. –

Ella no podía creer en las palabras de Syaoran.

- Milord, no soy más que otra de tus esclavas. –

- Sakura – protestó él -. Sabes que eres especial para mí. –

- ¿Por un tiempo? –

Syaoran pensó solo unos segundos su respuesta.

- Por un tiempo. –

Si no hubieran tenido público, Sakura habría contestado a esa fría y arrogante afirmación. Pero Sakura sabía que había demasiada gente pendiente de ellos. No era conveniente demostrar tanta impertinencia cuando hablaba con un hombre a quien todos consideraban su "señor", y no por ella, sino por él. Aunque ella misma no sabía por qué tenía que respetar el orgullo de Syaoran.

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