Cap 21

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Sakura estaba extenuada y agobiada por la inquietud. Syaoran estaba apelando a sus últimas fuerzas sólo para mantenerse sobre el caballo. La joven se había detenido una vez para arreglar el vendaje del hombro de Syaoran, pero él había perdido demasiada sangre. Se mantenía vacilante sobre el caballo, apenas consciente.

Ni siquiera la aparición en el horizonte de los muros de Wyndhurst pudo calmar su inquietud. El alba comenzaba a iluminar el cielo y la gente de la residencia ya los había visto. Estaban abriendo las puertas; varios hombres salían corriendo a su encuentro. Otro grupo a caballo que también los había identificado, se acercaba desde el bosque. Pronto Syaoran podría descansar y se lo atendería como era debido. De todos modos, la agobiaba el sentimiento de que quizá todo eso de nada sirviera, de que él de todos modos moriría.

Lanzó una exclamación cuando Syaoran cayó del caballo. Sakura desmontó de un salto, corrió hacia él, y le alzó la cabeza. Tenía los ojos abiertos, pero parecía aturdido.

- Seguramente... me dormí. –

¡Dios mío, ni siquiera sabía lo que estaba diciendo! A Sakura le dolía el corazón, al verlo tan débil e impotente. Ella misma no advirtió que estaba llorando.

- Cálmate, Syaoran. Quédate quieto. En un momento vendrán a ayudarte. –

Los ojos de Syaoran se volvieron hacia ella.

- Sakura¿reconocerás al fin que me necesitas? –

¡Por los dientes de Dios¿Cómo podía pensar en eso precisamente ahora, cuando la vida se le iba en esa herida?

- ¿Sakura? –

- Sí, te necesito. Juro que sí. –

- ¿Y has llegado a amarme... aunque sea...un poco? –

Ella no vaciló.

- Sí, te juro que sí, Syaoran... por favor, ya no hables. –

Una mano se deslizó sobre el cuello de Sakura y la obligó a acercar la cara. El tenía los labios cálidos y secos, suaves, pero sólo al principio. A pesar del sufrimiento, ella comprendió que había mucha fuerza en la mano que la sostenía, y mucha pasión en el beso.

Apartó la cara, y con los ojos entrecerrados vio que él sonreía.

- ¡No estás muriéndote! – Sakura estaba dolida.

- Muriéndome no... pero el dolor... empieza a... desquiciarme. –

- ¡Eres un tonto, Syaoran! – Sakura soltó unas lágrimas que en el momento de dar un golpe en el hombro herido de Syaoran, algunas cayeron sobre el rostro del ahora conmovido hombre.

– Por Dios, mujer!... no hagas eso. – Pero Syaoran vio genuino dolor en los ojos de la mujer. No recordaba haberla visto tan preocupada.

Sakura comenzó por levantarse, retirando la cabeza del hombre de su regazo; él comprendió entonces lo que estaba sucediendo.

– No, espera. No pienses que me he burlado de ti...Tal vez no esté muriendo, pero no puedo levantarme solo. Es solo...que hemos llegado, ya puedo sentirme tranquilo. – Sakura, lo miró con recelo, y Syaoran notó que las caricias de la mujer se habían detenido para ahora apartarse de él con desprecio.

Sakura se sentía una estúpida, cómo no pudo comprender antes que se necesitaba más que una herida como ésa para matar a Syaoran.

– Por favor, Sakura, espera. Mírame. – Syaoran logró impedir que se pusiera de pie y la miró fijamente a los ojos. – Gracias por no abandonarme. –

Sakura sentía en su corazón que sus palabras eran verdaderas. Ciertamente no era capaz de dejarlo allí en el suelo, sabía que Syaoran no mentía en su agradecimiento, y aún sin comprenderlo, la palabra, gracias, tenía un sonido extraño en su boca, tal vez porque era la primera vez que lo oía mencionarla. Se sintió extraña pero no incómoda.

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