Cap 15

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·:·:·:· Ya dos años juntos, angelito... te quiero mucho!·:·:·:·

CAPÍTULO XV

Dicen que el verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele, pero en ese momento, Sakura solo deseaba tener un poco de la indiferencia que a veces Syaoran demostraba ante situaciones que podrían arrancarle sin misericordia los guiñapos de cordura a un humano común y corriente. Ese día, el equilibrio de las emociones de Sakura amenazaba con irse junto al mismísimo diablo. Nuevos invitados habían llegado a Wyndhurst. Lord Daidouji había hecho su señorial entrada con pretexto de ver al rey. Llevaba consigo a su único hijo varón, Eizan, y a sus tres hijas.

Sakura habría prestado escasa o nada de atención a los nuevos visitantes, excepto que uno de ellos era nada más que lady Tomoyo de Raedwood. Maya, que trabajaba junto a la vikinga, se había encargado de destacar el hecho hasta la saciedad. Sakura hubiera podido adivinarlo sola, teniendo en cuenta los grandes esfuerzos que hacía Mailing para dar la bienvenida a la joven dama.

Ésa era la prometida de Syaoran. Sakura no se sorprendió al comprobar que Tomoyo era increíblemente hermosa, pero esa comprobación la deprimió intensamente. Esa mujer era pequeña, delicada y grácil, todas las cualidades que Sakura no tenía. ¿Y ella había pensado en la posibilidad de separar a Syaoran de esa mujercita¡Por Dios, no cabía duda que era más estúpida de lo que ella misma pensaba!

Sakura podía sentirse agradecida de una sola cosa: que Syaoran no estuviera presente para dar la bienvenida a su prometida. Verlo cuando prodigara a esa delicada mujer los tiernos cuidados y las galanterías que ella ansiaba para sí misma hubiera sido más de lo que ella podía soportar. Por como estaban las cosas, se vio obligada a presenciar la diferencia con que Tomoyo era tratada por Mailing, los criados y Eriol, que entró más tarde.

Ciertamente era desagradable, pero lógico. Aunque la dama no gozara de la simpatía general, se le dispensaban atenciones, pues pronto sería la señora de Wyndhurst, en reemplazo de Mailing, que había ocupado esa posición por su carácter de única mujer en la familia de Syaoran.

Sakura sentía como se le contraía el estómago ante lo obvio. Tuvo deseos de abofetearse a ella misma por lo tonta que había sido por haber siquiera contemplado la posibilidad que Syaoran la consideraría como esposa. Por primera vez, desde que había llegado a Wyndhurst, Sakura se sintió mal por su condición. Un dolor que le cortaba la respiración casi la volvió loca hasta que su atención se desvió a otra persona.

En toda la casa, solo una persona no intentó conquistar el favor de la dama: fue Emi. Por supuesto, no podía pretenderse que la niña comprendiese que esa mujer un día sería la encargada de dirigirla, y que le convenía mostrarse amable con Tomoyo. Pero Sakura aplaudió en silencio cuando vio que Emi meneaba con determinación la cabeza a Tomoyo en un momento en que la dama le pidió que se acercara. La niña llegó al extremo de hacer una mueca a la dama antes de retirarse del sector de las mujeres.

Sakura casi rió estrepitosamente, pero contuvo el impulso, pues no deseaba que los criados se preguntasen qué le había parecido tan divertido. Sabía que Mailing llamaría a Emi y la castigaría si se enteraba del episodio, pero tampoco ella insistió en llamar a Emi. De todos modos, Sakura no habría sido capaz de contener la risa si hubiese advertido que Eriol había sido testigo del asunto y también había hecho esfuerzos para ocultar su propio regocijo.

Sakura se sorprendió unos pocos momentos después, cuando sintió que le jalaban la falda. Se volvió, vio que Emi se había deslizado a través de la sala para situarse detrás de la propia Sakura. De todos modos, la niña evitaba mirarla.

- ¿Estás... todavía estás enojada conmigo? –

Sakura frunció el ceño, pues no sabía cuál era la causa de la pregunta.

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