Capítulo 5: Un lugar Especial

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—No...
La vista de Tom también se había nublado por solo fijar sus amarillentos ojos en el moreno—Marco—quería que se sienta mejor pero ¿Qué palabras usar? ¿Cómo volver a armar ese rompecabezas desecho que era su corazón? El moreno sabía como, había rodeado el cuello del mayor, pero no dolía como él esperaba que doliera no dañaba. Quizá no me gustaba del todo. Su consciente ya empezaba a entenderlo todo. La segunda llamada ya había sonado y los compañeros ya eran pocos en aquellos pasillos. El rubio vio un poco aquella escena y decidió pasar por otro pasillo para no "arruinar" el momento.

Marco no quería soltarse de Tom, sentía que en ese abrazo estaba sosteniendo su corazón, no su cuerpo. Estaba tratando de sujetar ese dañado corazón que a penas latía. El pasillo vacío comenzaba revelando lo largo e intenso de aquel abrazo de dos conocidos, algunas puertas se cerraban, las clases ya habían iniciado—Lo-Lo siento...

Antes de que algo más saliera de esos tímidos labios, sabido era que Marcó no era una persona muy confiada y el abrazo había sido muy repentino, unos pasos veloces se acercaban sabían que era el guardia que los llevaría a dirección por estar fuera en horas de clase. La única salida era huir al último piso en reparación donde algunos de los fumadores del colegio se escondían de los demás en la institución.

Ambos corazones estaban exaltados era un momento excitante y ambos muchachos se sentían como los mayores ladrones del mundo haciendo las suyas realmente su vida había sido demasiado neutral—¿Ya se fue?—se escuchó en un leve susurro por parte del moreno, el mayor asintió rápidamente mientras soltaba una risa contagiosa a su acompañante. Sabían que ya era demasiado tarde para recuperar sus clases perdidas tenían tiempo que perder hasta la hora del almuerzo.

—¿Qué tenias?
—Ciencia...aburrido...
—¿Con el viejo?
—Si...—las risas de nuevo se habían apoderado de su mente, pues alguien que te hace reír en medio de tu tristeza se merece el doble de alegría que te esta proporcionando.

Las escaleras de aquel piso se habían convertido en su lugar para compartir risas y anécdotas porque realmente esa conexión no se veía todos los días, el reloj marcó un cambio de materia ambos sabían que la estaban pasando realmente bien y faltar tan solo un día no iba a cambiarlo nada. Nuevamente los pasillos se llenaban de alumnos sacando sus libros, cambiándose de ropa y otros simplemente comiendo algo por no haber desayunado, sin ser vistos ya se encontraban cruzando el patio respectivo de Marco y claro también de Bill—¡Che! Marco, ¿Dónde has estado?—escucho rápidamente la voz de su amigo—No te interesa. Lo miro por unos minutos y camino rápido detrás del teñido, ¿Pero que mierda hice yo?. Su camino siguió para irse con aquel pensamiento, o soy muy boludo pero no entiendo nada.

La entrada se encontraba vacía así que no fue difícil colocar los pies en el asfalto como dos prófugos de la prisión, se sentían con vida—¿Qué haremos ahora?—iniciaba el mayor, sus corazones aún se encontraban acelerados.

El cambio en sus vidas parecía mínimo pero había sido enorme, un solo acto puede cambiarlo todo en el futuro al igual que en el presente. Sus pasos eran veloces dominados por la adrenalina aún presente, aunque el moreno ya tenía planeado un hermoso lugar para pasar el rato.

Ese día había sido genial, la nueva madre de Marco era una con mucha vida tenía ideas sin cesar y la maternidad le brotaba hasta por los ojos había llevado a sus amados hombres a un lugar especial diferente, donde se tenía una hermosa vista de toda la ciudad, el césped nuevo y creciente mientras le daba la espalda un parque de una plaza cercana ahí habían comido y reído sin parar, amaba conocerlos y que ellos conozcan al verdadero Marco.

—Vamos...que dices ¿Te gusta? Mis padres me trajeron acá es un hermoso lugar—su sonrisa apareció de nuevo pocas veces se sentía así de bien sin la necesidad de algún alucinógeno el muchacho lo hacía sentir diferente, nuevo, como debía ser, asintió sin más para tomar asiento junto a él en ese pequeño claro que los iluminaba. El ambiente pintaba confianza y calidez ambos se entendían en varios sentidos y Marco necesitaba aquello, necesitaba descargar todo lo que llevaba dentro.

—Tom...—No estaba realmente seguro de contarle toda su desgarradora historia pero sabía que era necesario, necesitaba sacar aquello que le pesaba y realmente le había tomado confianza a aquel muchacho, inició con los vagos recuerdos de su niñez y un par de cosas que no podía explicar pues jamás había conocido a su madre ni a su padre, mucho menos alguna descendencia anterior y los recuerdos que dejaban el vientre materno eran eternos. Tom admiraba con tristeza la vida de su futuro novio, no quería verlo triste no quería verlo llorar pero las lágrimas no tardaban en aparecer cuando su relato comenzó con el "amor de su vida" Óscar. La historia completa era demasiado triste, Tom admiraba mucho al castaño, el solo había nacido con un poco más de suerte. Deseaba calmar esa tristeza, quería imitar la fuerza del menor, pero junto a todos esos adjetivos positivos su cabeza también había concluido en el porqué del capricho con Bill.

—Marco... Se que piensas haberte enamorado de Bill, pero ¿no crees que lo que sientes es solo una necesidad de amar a alguien? Tratar de olvidar a Óscar por medio de aquellos "sentimientos"—carraspeo—por ahora deberías pensar en otro tema te queda mucho por vivir y se que pronto llegará...tú sabes aquel amor especial...qué, qué te mereces...eres un chico genial y muy cool cualquiera tendría un tesoro si tendría la posibilidad de hacerte feliz como tú a él—no iba a negar lo mucho que quería abrazarlo para calmarlo y para sostener una vez más su corazón hecho trizas. El impulso ganó y mientras Marco agradecía Tom se mantenía rodeándolo por los hombros, quisiera encontrar alguien tan especial como Tom. La sonrisa de Marco se plasmaba lentamente mientras se soltaban de ese tan reparador abrazo—Tienes razón debo pensar en algo más..
—Debes pensar en nuevos Hobbies y mirar hacia el futuro. Tom removió los cabellos del contrario.

—¿Que crees que les paso?
—No lo sé...—el receso los había unido de nuevo y mientras el rubio devoraba su helado pensaba en ignorar el último acto que había vivido con el desaparecido. Sin embargo su acompañante se encontraba preocupado porqué sabía sobre la misión de Tom con la princesa también sabía que si no completaba aquella misión algo muy malo sucedería—Y si dejas ese tema...—un beso tierno en la mejilla de Dipper hizo subir el calor a sus mejillas haciendo que los presentes soltaran un "Owwwww" de emoción—que vergüenza...—dicho esto le robó una mordida a su muy favorito helado, que era el almuerzo de aquella tarde. El amor que había nacido en el corazón virgen del castaño era realmente sincero, nunca pensaba sentirse así y mientras una vez más conversaban y se reían su cerebro tatuaba una vez más el nombre del mayor con una tinta que dejaría marca en un futuro, como amo habernos conocido. La campana sentenció el día y era momento de separarse, los alumnos comenzaban a dispersarse mientras la pareja esperaba a ver desierto el lugar para retirarse. Sus manos temblabas, sus rodillas lo delataban no sabía cómo pero quería besar a su rubio como en las novelas, las hormonas habían hecho la mala jugada. Tomo todo el valor que podía y sujetando la tierna camisa que adornaba su cuello le robó el beso que tanto deseaba, unos segundos bastaron para finalizar el beso con una sonrisa—Me quitaste el aire...—hace tiempo no sentía tanta chispa en un beso, un beso que lo expresaba todo en un solo acto, sabia del cariño del menor, pero como si de un telepata se tratara—Te quiero—Sentenció en menor para juntar ambas manos. El momento era perfecto, una suave brisa hacía temblar ambos labios confundidos, tus labios son diferentes.

—Pines, Cipher ¡A su salón!—el guardia había pinchado esa linda burbuja que habían creado, después de una leve burla al de uniforme se despidieron dejando un ceño fruncido por parte del guardia.

Las clases habían transcurrido con normalidad, Dipper tomando apuntes y prestando total atención a su clase favorita y Bill riendo y disfrutando con su grupo de amigos. Finalmente la última campana de la jornada sonaba cosa que plasmaba una sonrisa para ambos, el pequeño túnel que unía ambos patios se había convertido en un lugar especial para ambos el mayor había salido antes se mantenía esperando en uno de los postes, podría enamorarme de él. Su mente dudaba, sabía que en ese preciso momento no amaba al menor pero deseaba hacerlo, deseaba nuevamente sentir esa sensación. Su nombre con mucha emoción fue pronunciado haciéndolo salir de ese trance leve que sufría. Un corto abrazo y sus manos ya sabían el camino, su mano encaja con la mía...como si estaría hecho solo para mi. Los pasos se hicieron veloces la salida de la institución estaba frente a ambos enamorados, más una rasposa voz le había dejado un pequeño paro cardíaco, no, no, no es quien crees...

[Editado]

Andree

 Vida. [Tomco•Billdip] Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora