Capítulo 1: Inglaterra

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La dulce y tierna tierra se rodeaba de historia, reinos, caballeros, princesas. Amores no correspondidos, Hamlet y Romeo y Julieta. El lugar no podía ser más envidiado por cualquier otra ciudad en el continente Inglés, Londres. La inspiración brotaba de su bella literatura y sus muy grandes logros esa suave inspiración que puede adquirir cualquiera en aquel ambiente una tan linda y suave brisa les daba la bienvenida. Primero nos mostraban a un lindo rubio, de ojos negros, Cipher era el primero en arribar. Su fúnebre  rostro solo tenía una respuesta, Daniel le había cortado la comunicación con quien sea hasta con su madre, aunque con ella no quería ningún contacto, habría deseado que lo acompañara en esa nueva vida. Porque Danna no vino, todo sería mejor. Si estaría conmigo...pero nunca lo hace, una voz desconocida hizo que salga de sus tristes pensamientos—Hey! ¿Me oyes? Esa es mi maleta—su mirada subió rodeándose de inmediato con una melena despeinada, ese dulce color sobre él—No, esta es la mía...—Cipher quería refutar pero al reconocer que la etiqueta del lugar de partida no indicaba su muy migrante país—Perdón, no-no sabía que llevábamos el mismo modelo. Una sonrisa nerviosa se plasmó en sus labios tan cansados de llevar la misma fría expresión todo el día, no iba a negar que él era una persona feliz.

—No hay problema—Pines había cedido, la verdad es que el muchacho se le hacía muy interesante, quería dejarse llevar por ese inmenso mar de ideas que el rubio cargaba en sus profundos ojos.

Una bocina los saco de sus breve momento de felicidad. Cipher necesitaba sonreír y Pines deseaba sonreír—¡Pines!—sus ojos se despidieron inconscientemente pero sentía algo dentro de él, que lo hacía decidirse por él, por aquel rubio de estilo Kurt Cobain—Por cierto, me llamo Dipper—Exclamó casi gritando, los nervios se apoderaban de sus sentidos. En ese momento no era el mismo.

—¡Rápido!—Se escuchó otro grito, pero este era más temible. Sus sentidos volvieron para hacerlo correr hacia su destino, ese nuevo destino que había creado aquel día.

El castaño no había sido el único en sentir aquel deseo, Cipher también lo había hecho en su corazón se plasmaban nuevas ideas. Un corazón comenzaba a latir fuertemente mientras te afirmaba su homosexualidad, qué gran bienvenida—Joven Pines, este será su nuevo hogar. Hablaba el chofer mientras se estacionaba frente a ese hermoso y elegante edificio, Dipper bajo con una sonrisa en el rostro. Realmente iniciaba desde cero, rápidamente el empleado del lugar salió a recibirlo con una sonrisa—Welcome to the London building—lo saludo muy animado, el castaño asintió con un simple, Thank you. Aún no era experto en el idioma y temía hacer el ridículo. El empleado llevaba las maletas del menor mientras presionaba el botón del elevador, antes de volver a escuchar el tierno acento del empleado el menor habló—Well...Do you speak Spanish?—el contrario sonrió—Claro, su departamento se encuentra en el piso veinte. Señor Pines—el menor sonrió con nervios mientras le agradecía al contrario, estaba
encantado con el lugar. La bienvenida había sido perfecta, y aún no olvidaba a esa rubia cabellera. Sus elegantes alrededores lo llenaban de vida, se sentía como nuevo, creo que voy amar este lugar. Pensó con una enorme sonrisa en sus labios, sus maletas fueron abiertas y dando luz a sus grandes libros, deseaba ir preparado a su nueva escuela.

El cielo se teñía de un lindo atardecer con una cálida brisa saludando al frío nuevo Marco Díaz. Sus nuevos padres lo admiraban con alegría, la verdad es que desde la entrevista se habían enamorado del pequeño, su personalidad reservada demostraba un aire de misterio que ambos padres deseaban resolver, el milagro de la vida se les había dado solo una vez donde esa pequeña vida había arrasado los futuros intentos de la pareja. El nacimiento de aquella hermosa niña había sido tan difícil que el doctor había recetado la extracción de la matriz de la señora Díaz, poco les importaba pues tenían una hija a la que amarían con toda su vida. Un error más pues la pequeña murió a los dos meses de edad, el consuelo estaba en esa lejana cabaña de monjas donde usualmente les habían dicho que esos pequeños y pequeñas eran dejados por no haber logrado ser abortados. La pareja sintió un horrible remordimiento por los padres de esas bellas criaturas de la creación, tenían mucho que dar y decidiéndose por ese tierno moreno, llegó la felicidad—Marco...muchas gracias por alegrar nuestras vidas—decía tierna la mujer mientras su amado esposo llevaba el equipaje al taxi más cercano. El menor sonrió con recelo los ojos de esa mujer irradiaban vida al verlo, no quería pero no podía fingir, se sentía realmente horrible. Sus padres entendían su nueva actitud así que con muy pocas preguntas se mantenían al margen—Nuestro departamento se encuentra en el edificio "London" esperemos te guste—sonreía el adulto mientras volvía admirarlo con esa chispeante mirada de vida. La llegada al edificio no tardó mucho, el paisaje y el ambiente deseaba animar a Marco pero era muy poco para curar su suave y herido corazón. Su mente divagaba con su amor verdadero haciendo imposible su ambientación a su nuevo hogar—Este es el departamento, nuestro cuarto se encuentra a la derecha junto al baño de visitas, el tuyo se encuentra a la izquierda...Me encanto tu cuarto por lo grande que es, espero que te guste—lanzo una sonrisa mientras llevaba su pobre maleta a su habitación, su equipaje era poco así que no era problema el desempacar. La vista de su nueva habitación era realmente hermosa, sus nuevos padres se habían dedicado a decorar esa habitación gigante con baño privado y un propio balcón con vista hacía media ciudad, en realidad eso era mucho más de lo que alguna vez había fantaseado. Sus ojos por un momento se iluminaron dándole una recarga de dopamina, una melancólica sonrisa se plasmó en su rostro. Quisiera compartir todo esto con Óscar, pensó mientras la cama lo abrazaba como un buen amigo que consuela, lo abrazo con tanta fuerza que hizo que sus párpados volvieran a dormirse.

Sus padres deseaban hacer o pedir lo que él moreno deseara, pero al ingresar y verlo dormido con una amplia sonrisa hicieron que se retiraran, estaba realmente felices con la llegada del moreno—Será la luz de nuestras vidas, lo verás. Sonreía el mayor mientras besaba a su amada esposa la cual lloraba al solo verlo, ya sentía que lo amaba.

—Joven, ya llegamos a Londres—sonrió el menor mientras algo adormilado despertaba—Debiste desviarte hacia Las Vegas por al menos unos días—le sonreía al empleado mientras bajaba de su amado avión. La noche había caído mientras veía como un elegante auto lo esperaba, Seré un aburrido príncipe. Pensó mientras ya se encontraba cerca de esa hermosa pequeña mansión cerca del palacio Butterfly.

El vasallo estaba por darle una cordial bienvenida pero Badcok era arisco y muy real para fingir con alguien que junto a él no era nadie—Ordena esta nueva casa, tú sabes cómo—ordenó finalmente a su más fiel empleado, Sebastian. Quien bajo de inmediato a recoger la mudanza del menor, al subir Tom pudo admirar ese bello cuarto, era demasiado rústico para su gusto pero le gustaba que sea nuevo, que sea diferente. Un salto enorme hizo que los cojines que adornaban esta linda cama saltaran por los aires—¡Odio mi Puta vida!—hecho un grito irónico mientras sonreía después de estar realmente cómodo, recogió un papel, la letra pulcra de su empleado lo despertó por unos minutos después hecho la nota y solo pensaba en dormir.

La relevante nota era importante no solo para él sino para nuestros cuatro corazones "La escuela inicia en una semana"

La semana había pasado demasiado rápido, le faltaban libros por leer. Le faltaban lágrimas que echar. Le faltaba amor para esos nuevos padres y por último, le faltaba energía para vivir.

El rubio había encontrado su lugar en esa temible historia, prefería ignorar el sentimiento de culpa y mantenerse sumiso frente a su mayor. Cocinaba, lavaba, ordenaba, quería mantenerse ocupado para estar lo mínimo con Daniel—Bill—llamo el azabache  al rubio, este sin tardar se acercó—Mañana empiezas la escuela—esas cuatro palabras le había dado una chispa de esperanza que encendería ese fuego que ardía en él, no podía ocultar su felicidad. El brillo en sus ojos le daba demasiada ternura al contrario, en realidad quería cambiar. Sin tardar  el rubio dejo la cocina para ir hacia su habitación, la cual usaba más de lo que esperaba, pero esa gruesa y penetrante voz lo detuvo—Dormirás conmigo ¿vale?—Sentenció lo último más como una orden—No te haré daño...solo quiero tener tu dulce cuerpo junto al mío—Su mirada tierna hizo que una vez más cediera, además de la buena noticia lo había puesto de mejor humor, Mañana inicia una nueva vida para Bill Cipher. Fue su último pensamiento antes de cerrar los ojos sintiendo esa paz y ese calor por parte de su compañero.

El día esperado por el pelirosado había llegado, la orden era conquistar a la princesa en el establecimiento cosa que Tom tomaba como lo más sencillo de su trabajo—Enserio me sacaste de mi baño matutino solo para entregarme el traje—mostraba una expresión de completo odio hacia su muy querido empleado el cual le dejaba el uniforme en la cama para despedirse y dejarlo hacer. Tom se relajaba pero sabía que en el fondo deseaba encontrar en este nuevo sitio un par de personas que lo comprendieran o una razón para sonreír, necesitaba algo que lo motivara a vivir, De que sirve el aire si no puedes respirar.

El amor que ofrecían aquellos padres era todo sobre ellos, en tan pocos días ya se habían ganado el corazón dolido del menor, quizá si estaba herido pero ambos padres estarían ahí para ayudarlo—Hijo, ya empiezas la escuela—inició el mayor—Es una de las mejores del país—sonrió su madre mientras le sonreía, amaba demasiado ver sonreír esa dulce carita.

Pero mientras la cena era lavada y las luces comenzaban apagarse, ese dolor lo acogía en la soledad. Sus llorosos ojos pudieron visualizar ese distinguido uniforme, lo miró mientras cerraba lentamente sus ojos no quería saber sobre nada ni nadie. Su cuerpo no deseaba levantarse y con pocas fuerzas su último pensamiento recurrente, Óscar.

Mientras en el mismo edificio cierto castaño no lograba conciliar el sueño, después de la pesadilla que lo había hecho despertar. Sus padres, ese dulce y tierno recuerdo, aunque ya no lo recordaba, solo podía abrazarle a la almohada imaginando que eran ellos quienes lo abrazaban. La soledad lo abrumaba, fuertemente el sentimiento se plasmaba recordándole que era una basura y como había nacido en soledad moriría. Espero poder hacer amigos, fue la despedida de su conciencia la cual al fin lo había dejado sujetar aquel sueño que tanta falta le hacía, ya era el día.

Comencé a editar, espero no les moleste. Pero quiero terminar esta historia y quise hacerlo ordenando y corrigiendo todos mis errores. Gracias xd (Andree)

[Editado]

 Vida. [Tomco•Billdip] Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora