No sé, si alargar esto otro poco o acabarlo ya... ¿sugerencias?
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Ojos azules cual zafiros, mechones rubios ligeramente ondulados, rostro angulado, nariz respingada, tez clara, labios delgados y un rostro de muñeco de aparador.
Su nombre era Mikaela.
Y Shinya tuvo que vivir con su descripción días y noches, los primeros años, Yūichirō no hacía más que hablar acerca del niño idiota e increíblemente molesto, aún hoy en día sabía Yuu tenía pesadillas con su difunta familia, casi eran nulas, inclusive hizo amigos, y aunque repitiera que Shinoa era molesta hasta el cansancio sabía que le quería y aunque su boca se moviera para maldecir a su molesto grupo, se notaba el brillo en sus ojos.
Y ahora, conociendo a Yuu tan bien, habiendo escuchado la descripción del chico frente a sí millones de veces, se preguntaba, si el Mikaela de los recuerdos de su pequeño Yūichirō era el mismo que le estaba presentando en ese momento Krul Tepes.
—Un gusto conocerlo —hablo el rubio, con la mirada convertida en tempano de hielo—, soy Mikaela.
Shinya dio una pequeña sonrisa, era una oportunidad de indagar y olvidar su más reciente fracaso con Guren, sí, sería lo mejor, después de todo la distracción siempre fue una de sus primeras opciones, aunque sonará cobarde, lo era, sus labios se curvaron en esa sonrisita tan característica del Hīragi quien extendió su mano para saludar al adolescente y dio el típico discurso de «Por favor no me hables de usted que me haces sentir viejo»
El crujir de la leña en el fuego era el único sonido de fondo en la habitación, Mikaela era callado y el resto de los vampiros en la mesa estaban ocupados en sus aperitivos, por lo que la mente inquieta de Shinya maquinaba un intrincado plan ya, o como mínimo sólo una charla con el chico de hebras doradas, así que haciendo uso absoluto de todo su encanto mordió ligeramente su labio inferior nervioso, con sus ojos brillantes y una de sus mejores sonrisas se dirigió a su amiga de cabellos rosáceos a su lado.
—Krul —susurró agachado contra el oído de la chica de menor estatura—, no conozco el lugar y... —Antes siquiera de terminar la vampira, le calló con un dedo y una sonrisa en sus delgados labios rojos.
—No se diga más, Mikaela dale a Shinya un recorrido —Ordeno la mujer de largos cabellos.
Vio al rubio asentir y tenderle la mano para levantarlo, Shinya hizo una nota mental de los increíblemente pulcros que eran los modales del muchacho, muy diferente a su querido Yuu que tenía modales precarios, eran en verdad pésimos, tomó la mano que se le extendía y siguió al chico por donde le guiaba.
Su mente flotaba en las nubles, nubes de dudas y fantasías, estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no noto siquiera cuando llegaron al jardín, pero al ver el vitalicio verde llenó de flores y ambientado con el dulce canto de las aves, no pudo hacer nada más que detener al muchacho y pedirle quedarse en el jardín.
—Por supuesto Shinya-san —Concedió el rubio.
Una sonrisa de su parte levanto un poco los ánimos del contrario, quien a pesar de los años seguía pensando en Yuu, en todos los demás también, ¿cómo era que él hombre frente a él podía sonreír tan naturalmente?
Lo envidiaba.
No había más que silencio entre ellos, un silencio atronador, pero calmado, la brisa del viento golpeando las hojas daba un ruido complaciente de fondo, o era calmado hasta qué, Shinya decidió abrir la boca.
—¿Mikaela Hyakuya, no?
Una pequeña señal de alarma despertó dentro de él, ¿cómo sabía aquel de cabellos platinados aquello?
—Pero... ¿qué?
—Yuu-chan me hablo de ello —susurro y vio el mar en los ojos contrarios abrirse sorprendido, sus labios entreabiertos como si buscará que decir, pero no encontrará palabras algunas, a Shinya le pareció adorable su actitud, más cuando el chico asintió a todo y murmuró un suave «Yuu-chan»
Después de algunas horas de charla y explicaciones, los ojos de Mikaela brillaban incesantes, habiendo recuperado esa vitalidad de la que fue despojado hace tanto, Yuu-chan, su familia, estaba vivo y había crecido en un ambiente cálido, podía atreverse a decir que Yūichirō tuvo una gran vida, más viendo el brillo paternal en el trasfondo de los ojos color cielo de Shinya.
Por un momento creyó que Yūichirō ya no lo necesitaría, el azabache había tenido tan buena vida sin él, ¿por qué lo necesitaría a estas alturas del partido? Una llama de inseguridad comenzó a arder cual hoguera dentro de su pecho y su tono de voz emotivo terminó interrumpiendo el animado relato del mayor.
—¿Y si Yuu-chan ya no me necesita...?
Sin poder hacer nada, su inseguridad fue revelada a lo alto, su confesión arrasada por el viento y la verdad detrás de sus palabras resguardada por el oído ajeno.
—Él siempre te necesitará de Mikaela —Sin poder contenerse otra pequeña sonrisa surco el mar de su cara y brindó el confort necesario al rubio.
—¿Cómo está tan seguro?
—Porque ha hablado de ti, los últimos años, siempre... —El vampiro ahogó un jadeo en el fondo de su garganta por la sorpresa.
¿En verdad Yuu-chan había pensado tanto en él?
Algo dentro suyo hizo explosión, y desde el fondo de su mente hizo aparición una reverberación, la voz de Yuu gritándoles que no eran familia, pero que recuerdos se dijo a sí mismo.
—¿Está... seguro?
El mayor asintió con los orbes desbordando en compasión, el pequeño Mikaela le recordó en cierto modo a él mismo. Un reflejo de su situación con Guren, él era temeroso de que el azabache no le necesitará y Mikaela estaba temeroso de que Yūichirō tampoco lo hiciese.
El mundo es un pañuelo.
—¿No te gustaría visitarle Mika?
Vio al rubio negar con la cabeza mientras apretaba los puños.
—No sé... —medio murmuró a su lado y Shinya lo supo.
Él iba a hacer todo lo posible para que Mikaela y Yūichirō se encontrarán, porque la chispa detrás de las irises azules era la misma chispa anhelante que vio en las esmeraldas de Yuu cada que sacaban a Mika en una platica, sabía que lo extrañaba, sabía que él contrario también lo extrañaba, eran el único vestigio de la primera familia que formaron que les quedaba. Siempre era bueno volver a ver a un viejo amigo.
Tenía una grandiosa idea.
—Mika, vendré a visitarte mañana y hablaremos otro poco, ¿te parece? —El adolescente asintió, algo inseguro de todo, pero el alegre brillo de su mirada fue suficiente para impulsar otro poco a Shinya.
Por esa tarde se despidió de Mika, lo abrazó y susurro en un arrullo un mensaje de ánimo, un buen padre iba a velar por su hijo (o lo más cercano que tenía a uno) después de todo.
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Capítulo corto sorry, pregunta: ¿Shingure o Gureshin?Es importante.
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Textos『Gureshin』
Fanfiction[Owari no Seraph/GureShin] テキスト | Guren Ichinose y Shinya Hīragi se gustan entre sí, pero están tan ocupados en sus deberes que son lo suficiente estúpidos como para dejarlo pasar e ignorar las señales, hasta que sus sentimientos desbordan y su ami...