XXVII. You're hot, like the hottest

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Advertencia: Contenido homosexual explícito. Gureshin y Shingure para comodidad del lector.

***

El trayecto al departamento del Hīragi fue calmado, de forma relativa en realidad, simplemente guardaron silencio debido a la dolorosa incomodidad en sus pantalones que trataban de sobrellevar, aunque eso no les impidió continuar con el acto llegando al apartamento, sus bocas unidas con desespero de nueva cuenta.

—¿Vamos a hacer esto? —murmuró Shinya, apoyando parte de su peso en el azabache, el contrario asintió, su cuerpo temblaba cuando su pene se volvió dolorosamente duro, incluso más de lo que había estado anteriormente.

Guren tomó la mano del Hīragi, y sus corazones casi se detuvieron. Joder, sólo, joder. Se sentía como si tuvieran fuegos artificiales en el pecho y descargas eléctricas en cualquier otro lugar.

Shinya presionó a Guren contra la pared.

—Bésame.

Entonces Guren lo hizo, duro y rápido. Sus bocas calientes y desesperadas. Jadeaban entre tirones de su ropa, cada uno más urgente para ver al otro desnudo.

Las manos vagaron por la carne desnuda. Y Guren gimió, y Shinya también lo hizo, en una carrera desesperada por recuperar el aire.

La sensación de la piel bajo las yemas de los dedos de Ichinose era perfecta, increíble. Los abdominales se fusionaron en caderas sexys. Shinya dio un paso hacia atrás, fue un cambio repentino que descoloco a Guren, hasta darse cuenta de que el ojizarco se encontraba disfrutando de la vista.

—Joder —dijo el Hīragi, mirando a Guren como si lo estuviese memorizando.

Entonces Shinya arrastró a Guren hacia el cuarto.

En el camino Guren admiró la espalda de su amante y las líneas definidas de los omoplatos, todo adornado con una piel tan deleitable, ¿qué tan sexy era eso?

Su camino se detuvo debido a que ambos tropezaron, y tal vez era el desespero, pero por un momento hacerlo sobre el suelo no sonaba mal, Guren yacía de espaldas al suelo, cosa que aprovechó el Hīragi, acarició el muslo contrario y subió hasta presionar su pene.

El apretón tomó al Ichinose por sorpresa y su columna se arqueo desde el suelo.

—Joder... no duraré si haces eso —gruñó por lo bajo el azabache.

Y el beso que siguió fue todo boca abierta y labios húmedos.

—Quiero follarte Guren —jadeo el ojizarco, la necesidad plagaba su voz. Y Guren estaba tan perdido que no sabía qué responder, a estas alturas del partido podría decir 'sí' y estaba seguro de que no lo lamentaría.

Y lo miró, vio la mata de cabellos platinados entre sus piernas y asintió.

—Shinya... —gimió una vez que los besos salpicaron su cuello, pecho y finalmente sus muslos.

Los dedos fríos y resbaladizos comenzaron a jugar con su culo; Shinya venía preparado. Y no sabía si debía alarmarse por el hecho de que Shinya llevase lubricante en el bolsillo.

Pero se perdió casi de inmediato.

Su orgullo no saldría bien parado de aquello, pero la dura presión de dos dedos empujados dentro suyo era increíble. La cabeza de Guren cayó hacia atrás y sus dedos se aferraron a las esteras.

—Oh, Dios mío...

Shinya sintió que con sólo esa frase, más sangre de la humanamente posible se aglomeraba en el sur y no pudo evitar morder el cuello del Ichinose y succionar en cosas que desembocarían en moretones que se verían por semanas en vez de chupetones, pero es que el azabache hacia que perdiera el control.

Textos『Gureshin』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora