Guren no tuvo mucho tiempo para reaccionar a decir verdad, en un momento estaba seguro de que haría retorcer de dolor a un desconocido por tocar al pequeño Yuu y en el siguiente cuadro de la película su boca estaba siendo ultrajada por la lengua del Hīragi.
Su cabeza dio vueltas, muchas vueltas, por un momento se sintió abrumado, y al siguiente continuaba con el beso estúpido que lo saco de equilibrio, húmedas cavidades bucales unidas obscenamente con mucha saliva y dos lenguas curiosas.
Estaba desorientado. Cuando Guren recuperó finalmente la línea temporal y la coherencia de sus pensamientos, se encontraba con Shinya en lo que parecía uno de los cuartos de recepción. Sus irises violetas se estrecharon con cautela, y, vio esa hermosa sonrisa en labios contrarios.
—Te odio —espetó sin pensárselo siquiera, la nariz arrugada en rostro del azabache parecía ser explicación suficiente para lo que sea que estuviera haciendo. Pero estaba enfadado. Estaba realmente enfadado ante el hecho de que se volvía completamente insulso ante Shinya, aunque este último sonrió, como si supiera que pasaba por su mente, hecho que le hizo empujar al albino fuera de su espacio personal.
—Se supone que nos llevemos bien Guren —murmuró el contrario suavemente, acercándose de nueva cuenta, aunque mientras el ojizarco daba un paso adelante, el azabache daba dos hacia atrás.
—Lo único que quiero hacer es llevarme bien contigo.
Y nuevamente estaban rendidos ante aquel extraño ritual juguetón de riñas que los caracterizaba.
—Cállate y vámonos Shinya —gruñó en respuesta.
—Entonces no discutas, sólo háblame —respondió en su defensa el Hīragi, una sonrisa maliciosa entre sus labios—. Dime, ¿qué es lo que no te gusta de mi?
Y Guren lo pensó por un segundo, ¿qué era exactamente lo que no le gustaba de él? Con el tiempo el azabache se había dado cuenta de que no había mucho que odiar de Shinya, tal vez su aspecto encantador. Él tiene el aspecto de niño bonito que...
—Guren —su voz lo devuelve a la realidad.
Y cuando despierta de su ensoñación Shinya no está frente a él, mira hacia los lados, pero tampoco está, y al darse la vuelta se topa con su mirada sonriente, ¿cuándo se movió?
—Shinya, ¿qué carajo?
—¿Es algo que hice mal? ¿Puedo compensártelo? Ni siquiera tienes que decirme por qué no me quieres —murmuró el de cabellos platinados con una adorable puchero en rostro, sus pestañas subiendo y bajando, en lo que el teniente tacho de burla.
—¿Qué?
Se hizo tan claro que no estaba tan lejos de él cuando sus alientos chocaron. Guren supo que su juego había terminado cuando el Hīragi estampó de nueva cuenta un cálido beso contra su boca. Está vez no retrocedió al contacto, su cuerpo reaccionó sin que le permitiera pensar mucho en el porqué, no es como si lo necesitará de todos modos. Sus manos se movieron hacia los hombros contrarios para apegar más a Shinya contra su cuerpo. Shinya hizo lo mismo, aunque la tentación pudo más y fueron esas mismas manos las que bajaron hasta el trasero del azabache. Las lenguas pronto se encontraron explorando el interior de sus bocas, Guren ahora tenía la cintura contraria firmemente sostenida, fundiéndose en el beso pasionario que compartía con su amante. Shinya presionó su rodilla contra la ingle contraria, seguido de un suave y lento rechinar entre ambas intimidades, ahora se movían con dureza, de lento y suave a la brusquedad inequívoca de la desesperación que trae consigo el anhelo.
Ambos se separaron para besarse, o ese era el plan hasta que Shinya desvío su camino hacia el cuello contrario.
—S-Shinya- —Y fue lo único que logró escapar traicionero de entre sus labios, el azabache recapacito casi de inmediato, pero es que... maldición, ¿cuándo fue la última vez que tuvo sexo? Aunque se sintió tan bien cuando Shinya dejó su tarea para respirar pesadamente contra su oído y jadear un quebrado «Guren» bajo y extendido debido a la falta de aire. Esas palabras fueron suficientes como para mandar un extenso recorrido de sacudidas a su entrepierna.
Y cuando ambos se separan en un momento de apreciación mutua, Guren piensa que Shinya no puede ser más caliente de lo que esta siendo en aquel momento.
Y el Hīragi no puede pensar mucho en realidad, su mente está volando, Guren era tan atractivo.
Y es que ambos están sumergidos en su mundo. Shinya ha empujado a Guren sobre el pequeño sofá que está predispuesto en la recepción para que las personas esperen, y el azabache no sabe qué planea el de cabellos claros hasta que ve cierta mata de cabellos platinados entre sus piernas. Shinya estaba arrodillado frente a él y...
Oh, por Dios.
Está completamente hipnotizado en los movimientos del ojizarco cuando las manos enguantadas del contrario le desabrochan el pantalón (que logró abrocharse anteriormente debido a su incidente), de vestir negro, y como con movimientos diestros baja su bragueta, Guren se estremece con el aliento cálido que choca contra la tela que funge como única barrera entre él y la maravillosa boca frente sí.
Luego hay un golpe. Aunque no prestan atención en primera instancia, pero hay más ruidos, Guren y Shinya siguen sin prestar atención alguna cuando se distinguen pequeños susurros.
—¿Te vas a quedar ahí todo el día? —gruñe Guren con enfado.
—¿Uh? Veo que alguien está un poco... —la voz del Hīragi se vuelve más suave, melosa, se torna en aquel tono seductor que hace a Guren querer estamparlo contra algo—, impaciente.
La puerta se abre, dos cuerpos enredados caen al suelo.
—Mnm —la rubia trata de hablar, pero el contacto con los labios contrarios se lo impide—, Shinoa... basta.
—Mitsu-chan... aquí nadie nos verá.
Y la cosa es que tanto Guren como Shinya se han quedado inmóviles, congelados y nerviosos a mitad del acto. La chica de cabellos lilas continua campante sobre su compañera y ambos hombres se sientes incómodos cuando miran la forma descarada en que las manos se Shinoa estas sobre los pechos de Mitsuba, apretujando con mucha motivación.
—Shi-sinoa...
Y por obra divina la mencionada decide mirar hacia arriba para acomodarse el cabello, grande es la sorpresa al notar dos pares de ojos en la habitación, eso y la posición comprometedora en la que han sido captados.
—¿Guren y... mi hermano? —murmura divertida.
Mitsuba gira la cabeza como puede aún en el suelo y el color parece irse de todo su rostro, para luego convertirse en un rojo intenso.
—Ya nos íbamos —espeta casi de la nada Guren.
—¿No interrumpí nada? —Vuelve a preguntar Shinoa, con ese tono insidioso.
—No —murmura está vez Shinya, levantándose y jalando a Guren por el brazo.
—No esperaba eso —gruñe Guren, el doble de frustrado a causa de su dolorosa erección.
—Vamos al departamento —el ojizarco termina por guiñar un ojo.
—¿Tuyo o mío?
—Mi cama es más grande —espeta casi de inmediato el Hīragi, y, el azabache sólo pone su cara de póker antes de enarcar sus cejas en son de pregunta.
Shinya ríe.
—Lo digo porque Yuu estará en tu departamento Guren, Mito lo llevará de vuelta por nosotros.
—¿Tú... cuándo?
—Eso es se-cre-to.
Y a pesar de la pequeña aventura, ambos disfrutan la compañía ajena, en el camino al apartamento.
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Textos『Gureshin』
Fanfiction[Owari no Seraph/GureShin] テキスト | Guren Ichinose y Shinya Hīragi se gustan entre sí, pero están tan ocupados en sus deberes que son lo suficiente estúpidos como para dejarlo pasar e ignorar las señales, hasta que sus sentimientos desbordan y su ami...