Capítulo 19

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Me gusta despertar a su lado. Siempre es algo que me llena de felicidad. Es solo el simple hecho de amanecer con el hombre que más quiero en el mundo.

En sus brazos soy feliz.

Él sigue dormido, y yo no puedo dejar de mirarlo, porque se ve sumamente tierno. Siempre que lo observo dormir me dan ganas de abrazarlo y besarlo como si fuera un suave peluche. ¡Es adorable!

Tengo que contenerme. No quiero despertarlo.

Vuelvo a recargar mi cabeza en su pecho y relajo todo mi cuerpo.

En un mes es el cumpleaños de mi precioso hombre. Estaba pensando en hacerle un pastel, uno de plátano, a él le encanta el plátano y por suerte a mí también, ese día solo quiero hacerlo feliz. No sé, aún tengo que pensar en algo lindo que hacerle. Algo mas detallado y sumamente especial.

Mi marido suspira y estira las piernas.

¡Se ha despertado!

-Buenos días-Digo mirándole el adormilado rostro, con una enorme sonría en mis labios.

-Buenos días, preciosa-Dice acariciando mi cabello mientras que con la otra mano se talla los ojos-¿Qué te hace sonreír así?-Pregunta incrédulo y ajeno a todo lo que yo estoy sintiendo ahora.

-Tú-Digo acariciando su pecho con una mano.

Sonríe enormemente y me hace quedar a horcajadas sobre él. Me inclino hacia el frente y pego nuestras frentes.

-¿Alguna vez te has preguntado porqué te quiero tanto?-Pregunta acariciándome una mejilla con una mano mientras que con la otra rodea mi cintura para evitar que por alguna razón yo vaya a alejarme de él.

En realidad jamás lo había pensado...

-No-Acepto.

Me sonríe con ternura, 

-Porque eres la mujer mas dulce que existe, y me refiero a todos los sentidos que te puedas imaginar...-

Cuando hace esa aclaración en realidad a la primera no le había entendido, pero luego pasó su mano por toda mi feminidad y al fin lo entendí. 

Ahora me ha puesto muy caliente... Maldita sea. 

-Eres preciosa, mi amor-Dice haciéndome sentir de verdad la mujer más preciosa que existe. Me apena que me vea sonrojar, pero no hay ya nada que pueda hacer el respecto-Me encanta despertar a tu lado sabiendo que me quieres solo a mí. Eres mía, Shailene, solo mía-

Sonrió llena de ternura.

-Soy tuya-Acepto besándolo con insistencia-Te quiero, Allen, te quiero mucho-

No me importa parecer desesperada al besarlo, quiero que sepa por medio de mis besos cuánto lo quiero. Aunque de todas maneras no parece que le moleste, él me besa de la misma manera en que yo beso a él, con insistencia y lleno de amor. Puedo sentirlo.

Sé que nos queremos, y eso me hace muy feliz, porque jamás había conocido lo que era ser tan cursi, y me gusta ser lo, porque así le demuestras a alguien lo mucho que lo aprecias.

Terminamos teniendo sexo. Durante todo el domingo lo único que hacemos es besarnos como toda una pareja de enamorados y ver la televisión mientras comemos lo que las chicas del servicio nos ofrecen de comer.
Podría hacer esto todos los días, podría vivir entre los brazos de mi marido, abrazándolo con cariño mientras me acaricia el cabello o la espalda, sintiendo nuestros cuerpos desnudos juntos mientras hablamos de cualquier cosa para conocernos mejor.
Con Allen mis días están llenos de amor y de felicidad, jamás pediré algo más que esto, esta vida es la única que pido o lo único que esperó me dure mucho. Deseo ser feliz con Allen el resto de mi vida, porque solo él me ha mostrado lo bueno de la vida, él me hace muy feliz, y espero yo hacerlo muy feliz a él también.

Te odio... Con amor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora