Capítulo 38

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Hoy es un día muy importante para mí y espero que para mi sexy marido lo sea también.
Desde la mañana estamos ordenando todo, mis chicas se encargan de limpiar y yo de acomodar las flores y decoraciones en puntos clave. Allen lleva encerrado en su oficina haciendo cosas que se niega a decirme, lo cual me hace enojar y logra ponerme celosa, ¿qué tal si esta hablando con una mujerzuela? Nada más de pensarlo me lleno de coraje y de celos.
Subo a la oficina de mi marido y entro sin tocar. Él me observa divertido, niega con la cabeza y extiende sus brazos en mi dirección.

—¿Qué pasa, reina? ¿Por qué tienes esa cara?—Pregunta poniéndose de pie.

—¿Qué tanto estas haciendo? No estas hablando con ninguna mujerzuela, ¿verdad?—

Se ríe alto y besa mis labios con suavidad.

—No, mi amor, estoy preparando las sorpresas de las que te hablé—

—¿Y por qué no me dices qué son?—Pregunto cruzándome de brazos.

—Ya te lo dije, es una sorpresa—

Algo me dice que lo que dice es verdad, pero no puedo evitar dudar de él.

—Sabes que solo te quiero a ti—Dice abrazandome—Con la única mujer con la que hablo es con mi secretaria y contigo, preciosa. Te prometo que no tengo intensiones de tocar a otra mujer que no seas tú—Y cuando dice lo último aprieta mi trasero con fuerza.

Lo deseo demasiado, y sé que él también a mí, pero prometimos no hacerlo durante el embarazo, sin importar que la doctora nos haya dicho que todo estaba bien.
Allen se entretiene apretando mi trasero, moldeándolo a su gusto mientras que yo mantengo mis manos en su trabajado pecho.

—Te deseo—Dice en mi oído.

—Y yo a ti, pero prometimos no hacerlo durante el embarazo—

Suspira.

—La masturbación no es mi método favorito—Confiesa y yo me rio.

—¿Te masturbas?—Pregunto riendo.

—No te reías, gracias ha eso sigo cuerdo—

Me quedo pensando en algo que pueda gustarle, sé que le gustará, pero jamás lo he echo, aunque siempre hay una primera vez y mi marido lo necesita.

—Ya sé—Digo y lo empujo al sillón de la sala.

—¿Qué?—Pregunta confundido.

—Tú solo pon atención—Le digo besándolo con mucho deseo. 

A él como que ya le cae el veinte y me obedece. Me hinco frente a él y le desabrocho el pantalón, él se lo baja y saca su miembro ya bien erecto.

—Estas listo—Digo riendo.

—Yo siempre estoy listo para ti, mi amor—

Tomo su miembro en mi mano izquierda, comienzo a subir y a bajar lentamente. Acerco mis labios a la punta, la cual chupo y succionó varias veces.

Yo puedo hacer esto. Haré que mi marido disfrute y libere tensión.

—Oh—Gime.

Lo observó mientras sigo chupando la punta y él tiene los ojos cerrados, disfrutando por completo la satisfacción que mis labios y manos le están dando.
Comienzo a introducir su miembro en mi boca y él enseguida levanta las caderas metiéndolo mas rápido, luego pone su mano en mi nuca y me ayuda durante el proceso.
Me encanta escucharlo gemir, y me encanta aun más hacerlo disfrutar con mi boca.
Paso mi lengua por todo su pene mientras intento tomar aire, luego vuelvo a introducirlo hasta donde puedo, mientras que con mis manos acarició sus testículos y la parte del pene que no entra en mi boca.

Te odio... Con amor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora