Capítulo 43

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Jeff lleva dos días de vacaciones y yo ya lo extraño, el nuevo guardaespaldas es de lo más profesional que alguien pudiera imaginarse, él es peor a como Jeff empezó, Christian, el nuevo guardaespaldas, es de lo mas serio, apenas dice palabra alguna. Se toma su trabajo demasiado en serio...

—¿Qué quieres hacer primero?—Me pregunta Allen.

Acabamos de llegar a Nueva York y yo estoy muy feliz. Me encanta que en cuanto salimos del aeropuerto nadie estaba al pendiente de lo que hacíamos, nadie nos tomó fotos, a nadie le importó nuestra presencia, todos están en lo suyo y eso me encanta.

—Vamos a ver a Abie y a Thomas—Le pido acariciando su mano.

—Lo que tu quieras, mi amor—

Sonrió y lo abrazo.
Hablé con Thomas en cuanto llegamos a Nueva York, él está muy feliz por la noticia de que me mudaré. Me ha mandado por un mensaje la ubicación de su nueva casa y yo estoy tan feliz porque por fin tiene lo que siempre quiso, y lo mejor es que Abie es parte de su vida. Son tan felices juntos y eso me hace feliz.

Ha Allen no le para la lengua, habla y habla muchísimo, creo que jamás había estado así de platicador, y ahora que esta siendo tan platicador me vuelve loca, esta desesperandome mucho y yo ya deje de ponerle atención, lo observo hablar, pero no entiendo lo que dice pues en mi mente van pensamientos completamente distintos a lo que sea que él dice.

—¿Estas poniéndome atención?—Pregunto burlón.

—Sí—Digo riendo.

—Entonces recuerdame cuál es el plan para mañana—Dice cruzándose de brazos.

Es un idiota. Bien sabe que no le estoy poniendo atención. Es su culpa.

—Okey, no te estaba poniendo atención, ¡es tu culpa! ¿Desde cuándo pláticas tanto?—

Mi frustración lo hace reír a carcajadas y eso alivia mi malestar sentimental. Sus carcajadas son como el canto de un ángel para mis oídos, adoro escucharlo reír, aunque sea porque se está burlando de mí, me encanta y no se diga de su grave y sensual voz...

—Vale, ya no hablaré más—Dice cuando logra calmar su risa.

Se cruza de brazos y mira por la ventana.

Ay si, ahora se va ha hacer el sentido.

Me rio y me quedo mirando mis fotos en mi celular.
Tengo doscientas fotos con Allen y de Allen; me encanta tomarle fotos, es divertido y además, me entretiene en momentos con en este.
Veo las fotos que le tomé la semana pasada a Allen en su oficina, mientras trabajaba. Con esos filtros de snapchat se veía tan gracioso que no puedo aguantarme la risa ahora que las vuelvo a ver.

—¿De qué te ríes?—Pregunta Allen mirando mi celular.

—Pensé que ya no ibas a hablar —Y al ver su seriedad al escuchar lo que le acabo de decir estallo ahora yo en carcajadas—Lo siento—Me disculpo sin dejar de reír.

Me mira sin expresión alguna, y a mí eso me causa mucha gracia.

—No seas gruñón, mi amor—

Entrecierra los ojos, y aunque eso también me hace reír, mi ser maduro y comprensible me regaña, me relajo y respiro profundo.

—Perdón, mi amor—Digo dándole un casto beso en los labios—Di algo, me gusta escucharte hablar, ¡estaba jugando!—

Bueno, no estaba jugando, necesitaba que se callara, pero ya estoy bien, ya quiero que hable.

—Parece que te esta gustando hacerme enojar...—

Me muerdo el labio inferior.

¡No digas nada, carajo!

Te odio... Con amor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora