Capítulo 30

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Alexander me da poco trabajo, pero cuando tampoco me deja sin hacer nada. Ahora es más paciente y comprensivo. En estos momentos son en los que no me arrepiento de haberle dicho que estoy embarazada.

-Vale, dime algo, ¿qué crees que debamos hacer?-Pregunta recargándose en mi escritorio como siempre.

-Es una empresa grande, pidale por lo menos la cuarta parte de los bienes, nosotros hacemos todo el trabajo sucio con los comerciantes y los publicistas-

Se queda pensando en lo que digo, o tal vez en otra cosa.

Hoy me siento muy cansada. Después de hablar con Allen apenas pude dormir. Me la pasé llorando y ese es un hecho que a mi jefe no se le pasó en la mañana que me vio.

-Tienes razón-Acepta.

Le entrego los papeles ya organizados con los gráficos y algunas cuentas bancarias. Él se queda callado y observa los datos.

Me pregunto si Alexander estará casado o tendrá novia. Es un hombre guapo a pesar de tener un carácter muy pesado, aunque no dudo que tenga corazón de pollo.

Mientras espero a que me dé otra tarea, me acaricio la barriga con ternura.

Ay, bebé, como quisiera que todo fuera mejor y más fácil.

-Todo parece correcto, gracias-Dice dejando sobre mi escritorio los papeles.

Suspira y observa mis manos acariciar mi pequeña bolita. Apenas tengo barriga, pero igual, si pones atención puedes verla.

-Eso es lindo-Comenta con una ligera sonrisa.

Nos quedamos callados unos segundos.

¿No va a pedirme nada? Eso es raro.

-¿Cómo esta su madre?-Pregunto.

Él no se extraña por mi comentario, pues fue él quien me dijo que su madre estaba en el hospital hace una semana. Primero me lo dijo Esther, pero Alexander me lo dijo cuando me pidió que hiciera un tiempo en su agenda para poder visitar a su madre.

-No mejorará-Dice triste.

-Oh-

Eso es horrible.

-De verdad lo siento, señor Burrell-

Veo por el rabillo del ojo que las puertas del elevador se abren y una figura enorme sale de ahí. Miro a mi izquierda y mi cuerpo se paraliza sólo unos segundos.

No, no, no.

Me pongo de pie, y lo primero que quiero hacer es abrazarlo, pero no lo haré, porque él es un asesino.

Retrocedo los pasos que él va avanzando.

-¿Woodley?-

Alexander no entiende qué pasa, pero sé que sabe que algo anda mal por mi rostro lleno de miedo y preocupación.

No quiero que se me acerque, sino, puede que note mi pequeña barriga.

Choco con la puerta de la oficina de mi jefe, entonces Allen se detiene frente a mí.

-Por favor, no...-Pido con los ojos llenos de lágrimas.

Allen me mira de una forma muy diferente a la última vez que nos vimos... Gracias al cielo.

-Preciosa...-Susurra tan bajo que apenas yo lo escucho.

Intenta tomarme de la cintura y yo alejo su mano de un manotazo.

-¡No!-Digo alto.

En seguida Alexander se acerca y aleja a Allen de mí.

-Te cuidado con ella, esta embarazada, hombre-

Te odio... Con amor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora