Pequeñas Mentiras

25.7K 1.2K 58
                                    

¿Alguna vez han sentido como si s alrededor no fuera real? ¿Cómo si estuvieran en un sueño o algo parecido?

Yo lo empecé a sentir después de despertar en mi cama con toda mi familia alrededor. Me trajeron aquí cuando me desmaye en el baño. Mamá me subió a como pudo y los demás llegaron horas más tarde.

El rostro de mi madre estaba compasivo. Estaba enfadada, pero creo que era más el enfado por no contarle que por hecho de llevar una pelota de grasa en mi estomago.

O donde fuera que crecieran los bebés.

Tommy parecía algo incomodo cuando hablamos del tema. Los trillizos estaban enfadados a su modo pero hacía demasiadas bromas que no pude aguantar hasta otra sesión de vomito. Llegue a tomar todo mi cabello en un moño alto para no tener que ensuciarlo.

Ese mismo sábado le di la noticia a mi padre, al que definitivamente no le cayo la noticia como un regalo.

-       ¿Abuelo? – había dicho después de unos minutos de silencio para recobrar aire de la gran bomba que me había mandado.

-       Si papá, abuelo.

-       Sabes que mataré a ese Diego cuando lo vea.

-       Ya te dije que no es Diego.

-       Si, pero si ese imbécil no te hubiera dejado en el baile nada hubiera pasado.

-       El me hubiera podido dejar preñada también ¿lo sabes?

-       Vaya mierda.

Después de las llamadas de papá el resto del domingo mamá no se despego ni un momento de mí. Dormía conmigo, veíamos la tele juntas, en fin. Todo juntas.

Según internet el estomago inflado empezaba a salir en 12 semanas. Según mis cálculos y los de Tommy, llevaba ocho semanas o por ahí. Pero la parte baja de mi estomago estaba algo hinchada por lo que mis pantalones iban a estallar.

No le dije a nadie ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles. Hasta el jueves que en el baño de la escuela me decidí enseñarles a Joe y Marinna mi prueba de embarazo, una de las seis que mamá me hizo hacer después.

-       Vaya

-       Mierda. – dijeron terminando las palabras. – ¿Diego lo sabe?

-       Ese es otro punto…

Les empecé a contar la historia de mi noche loca con Eithan  y sus asombrosas manos.

-       ¡No es de Diego! – dijo Joe exaltado.

-       Creo que eso me alegra mucho – dijo Marinna colocancandose mejor su bufanda. El frío estaba empezando a atacar.

-       ¿No te cae bien?

-       Es un cabron.

-       Y después de que te dejara ahí sola, me alegra mucho que sea de Eithan  que de un imbécil come vaginas. – dijo Joe mirándose en el espejo.

-       Eso me alienta. – extendí los brazos para abrazarlos. Solté un suspiro de alivio. Tenía a mis dos mejores amigos de mi lado.

-       Aquí estaremos aunque te conviertas en una bola de grasa.

-       ¿Le estás diciendo gordo a mi bebé? – lleve mis manos a mi vientre y empecé a hacer círculos.

-       ¿Te lo dejaras? – pregunto Mar retocando su pintalabios.

Terriblemente embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora