Profundidad

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El tiempo se te va volando en un abrir y cerrar de ojos, o por lo menos era lo que decía mamá todo el tiempo. Desde que tengo memoria.

Abril.

Un mes para la llegada de los trogloditas.

Todos en casa se estaban volviendo un poco más locos de lo normal. Mamá decía que tenía que prepararme para la llegada de los bebés, pero nunca estás preparado para eso. Mis hermanos llenaron mi habitación con ropa que ellos eligieron: gorras de baseball, tenis a la moda y vestidos que no sé de dónde demonios sacaron. Papá llegaba en tres días junto a su novia para la llegada del bebé. Se quedarían en un hotel caro o eso me dijeron.

Mi madre interna salió a la luz. Quería tener a los pequeños lo más pronto posible. Los amaba con todo mí ser y los iba a amar más cuando llegaran a conocerme, porque estaba esperando con ansias el día del parto.

Aunque estaba aterrada al mismo tiempo.

Si hablamos de Eithan, no lo he vuelto a ver en estos meses. Por lo menos no lo necesario. Al principio mandaba algunas cosas para los bebés con mis hermanos. Al tiempo mandaba dinero pero después no volvió a mandar ni saludos. Lo veía entre clases, con algunas chicas. Lo veía en su casillero cuando iba al baño pero no se molestaba en mirarme.

Todas las promesas a la basura.

Deje de ir a la escuela hace dos semanas, por lo que mis exámenes y prácticas son por internet, lo que me encanta.

-       Mamá tengo hambre. – dije al sentarme en la sala de estar. Abracé a mamá con fuerza y ella me devolvió lo que pudo del abrazo. - ¿Dónde están los chicos?

-       Fueron al Boliche. Quería descubrir de una vez por todas quien iba a ser el padrino.

-       Son dos niños, pueden turnarse – Mamá rió de manera cansada. - ¿Aun me amas mamá? ¿Aunque haya echado todo a perder?

Mamá me miro por unos segundos. Eso lo hacía en sus momentos de gloria o cuando estaba realmente decepcionada. En este tiempo empezaba a pensar que estaba decepcionada de mí todo el tiempo.

-       Las personas cometemos errores todo el tiempo, Sky. A veces son grandes o son tan pequeños que ni te das cuenta. Aunque ahora peces más de lo que una chica de tu edad debería pesar y lleves a los amores de mi vida en tu vientre, no cambia el amor que siento por ti. Y lo creas o no estoy realmente orgullosa de la mujer en que te has convertido.

Mis lágrimas salieron desde que empezó a hablar, porque amaba oírla hablar de esa manera. Suena cursi, pero siempre me encantaba la voz de mi madre, suave y melodiosa. Como si ya hubiera corrido lo suficiente en la vida.

-       Te amo, pequeña. – besó mi frente.

-       Te juro mamá que después que los trogloditas vengan seré una mejor persona. Trabajaré y saldré adelante sin la ayuda de nadie aparte de mi familia.

-       ¿Lo dices por Eithan, cariño?

-       Lo extraño.

-       Él tomó su decisión. Si no quiere cuidar de ti y de los bebés no puedes hacer que cambie de opinión.

-       ¿Mamá?

-       ¿Si?

-       ¿Me creerías si te digo que estaba enamorada de ese chico?

-       Se te notaba, pequeña. Lo que no entiendo es porque él nunca te lo dijo.

-       ¿Qué cosa?

-       Que también estaba enamorado de ti.

La puerta sonó en ese momento arruinando lo mejor de mi día. Mamá se levantó y fue a abrir la puerta. Regresó con una sonrisa maliciosa por lo que supe que era alguien que no debía estar aquí.

-       Te buscan – y señaló la puerta.

Camine a llegar a la entrada para toparme con Zac

Después de la última vez que salimos, él seguía en contacto conmigo. Se sentaba conmigo en gimnasia cuando todos corrían y yo trataba de llegar mis manos a los pies. Estaba lesionado, o eso decía él a la entrenadora. Entre clase y clase me acompañaba a dejar mis libros al casillero, lo que lo hacía un ángel para mí.

-       Linda forma e estar embarazada. – dijo mirando mi ropa.

Llevaba un pantalón de hacer ejercicio de mi madre y una sudadera de mi hermano. El pelo llevaba un viejo paño que tenía desde que era niña.

-       No sabía que sabias donde vivía.

-       Se lo saque a tu amiga. Me dijo que necesitabas salir un rato. – se miró los pies. – Además, leí que si caminas el bebé nace más rápido.

-       Aun no estoy lista para que vengan – ambos reímos. – Pero me vendría bien algo de ejercicio.

-       ¡Pero si tienes una figura espectacular! – sonreí – A mi me vuelven loco las chicas como tú.

-       ¿Embarazadas?

-       Inteligentes, Skyler. Inteligentes.

Caminamos por las calles buscando un buen lugar donde tomar un batido de piña colada, el antojo del día.

Mire a Zac Llevaba el cabello aun mojado aunque había un sol tremendo. Tenía una simple franela gris y unos pantalones ajustado junto a sus botas. Se veía realmente guapo y yo me veía terriblemente embarazada.

-       ¡Lo encontré! – grito en la siguiente esquina – Sabía que estaba aquí. Papá me traía a este lugar cuando aún era un chico.

-       ¿Ahora que eres?

-       Un hombre.

Sonreí imaginándome a Zac de pequeño.

Entramos al lugar de las bebidas. Un lugar rustico lleno de madera falsa por todos lados. Letreros brillantes y un escenario donde supongo que hacía de karaoke. Había unas cuantas personas, podía contarlas con una mano y entre ellas mi perdición. 

Eithan estaba en una mesa tomándole las manos a otra chica.

***

Lamento subir muy poco y demasiado tarde, pero he tenído demasiados problemas para escribir.
Espero les siga gustando y gracias por leer:*
 

Terriblemente embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora