No digas adiós

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-¡Nicole!-, exclamó el joven Kyle de los ojos turquesas-, Alguien está buscandote, mi amiguita.

-Oh, cariño, ¿de qué hablas?-, respondió la niña de ojos cafes.

-¿Ca-cariño?-, tartamudeo ante la respuesta de su mejor amiga.

-Vamos, eso sonó a... lo otro, ya sabes "Ca-Cariño"-,bromeó-, debes dejar de hacer eso, sabes que siempre bromeo-, pidió, guiñandole el ojo.

-Bueno, de acuerdo, hay un hombre, uno muy... elegante... tal vez, buscandote-, señaló la puerta de la casa de niños donde se encontraba Nicole.

-Sí, veremos que desea ese hombre tan elegante-, mencionó con una extraña sensación y dirigiendose a su nuevo destino, sin saberlo, claro.

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-Claro que es ella...-, confirmó aquel hombre elegante y alto mirando a la niña acercarse.

De pronto, una mujer pequeña y regordeta se interpuso entre ambos.

-Señor, buenas tardes, soy la encargada del orfanato San Pablo y usted no puede entrar y llamar a una de nuestras niñas sin primero hablar conmigo-, sus ojos se tornaron oscuros de cólera.

-Señora, disculpe la grosería... Pero vengo por mi hija-, respondió escuetamente.

-¿A... Su... su... hija?-, sus ojos se abrieron como platos, girando el rostro hacia aquella niña, la cual siempre fue maltratada por el personal del lugar.

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-¡PERO USTED NO TENÍA DERECHOS!-, vociferó el elegante hombre, haciendo saltar a la mujer regordeta llamada Karina.

-Señor yo no...

-Escucheme bien señora Vargas, esa niña es mi hija, tengo pruebas, la puedo sacar de aqui en un abrir y cerrar de ojos y a usted-, amenazó fríamente-, refundirla en la carcel por el maltrato hacia estos inocentes-, inquirió el hombre nuevamente haciendo saltar del susto a la mujer.

-Señor, si me permite, podríamos hacer un trato...

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-Pero porque así...-, lloraba la pequeña castaña-, No quiero separarme de Kyle, ni siquiera tuve una entrevista...-, cada vez lloraba más y mas, sin poder detenerse.

-Nic, no podemos evitarlo, es asi, las cosas deben ser así-, trataba inútilmente de tranquilizar a la  pequeña niña de 10 años, quien no entendía nada de lo sucedido.

-Susie, ¿no vaz a olvidarme, no?-, miraba a su tutora mientras hacia una pequeña maleta con las pertenencias de la menor.

-Claro que no linda-, dejo la maletita a un lado y acarició el rostro de Nicole, limpiando las lágrimas-, tú siempre estarás aqui-, dijo señalando el corazón.

-Tú fuiste la única que me trató bien este tiempo. Gracias por todo-, dijo abrazando a su tutora.

Susie volvió a hacer a maletita, tratando de hacerse la idea que su niñita ya no volvería a ese lugar.

-Es hora de irse Nickie-, tomó la pequeña mano de la niña, la cual no podía dejar de llorar.

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Lady CastleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora