Capítulo 1.

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Se sentó dejando la mochila en el asiento libre a su derecha. Volvió a revisar su ticket y su pasaporte, todo seguía en orden desde la última vez que revisó: hacía dos minutos. Apoyó la espalda en el respaldo, sacó su celular y dio play a su lista de reproducción. Acomodó los auriculares y cerró los ojos disfrutando la melodía que escuchaba.

Los últimos años,.. para ser exactos los últimos trece años habían sido los mejores de lo que llevaba de vida. El vivir con su abuelo simplemente había sido perfectamente maravilloso.

Su madre tuvo que viajar a Italia con sus dos hermanos y él, cuando su abuela muriera después de una lucha cansada y difícil contra el cáncer. Por una semana jugaron, corrieron, hicieron travesuras, durmieron en la misma cama, durmieron hasta que su madre iba a regañarlos o se lo llevaba a él a dormir con ella; Entonces la escuchaba llorar.

Esos días con el abuelo, si bien no era una persona tan mayor, a sus cincuenta y siete años era tan fuerte, sí era tan macizo como un roble.

La noche antes de volver a Corea, su madre y abuelo hablaron, decidiendo que él se tendría que quedar allí por un tiempo y luego ella regresaría por él y volverían a casa. Eso le había dicho su madre luego de que lo despertara pasada la media noche en la habitación que compartía con sus hermanos. Luego de que su madre abandonara la recámara y regresara a la de ella, aun sentado sobre la cama, buscó con la poca luz que emanaba de la lamparita que había a un lado los pequeños cuerpos de sus hermanos.

En la última cama dormía Jong In: el mayor de los tres. Éste estaba de espaldas hacia él y luego estaba Chan Yeol; su hermano dormía en la cama de en medio. Se Hun era el menor de ellos. Salió de la cama y fue a la de Yeol, entrando en ella bajo las cobijas.

- Yeollie.- lo llamó al tiempo que le acariciaba los oscuros cabellos. – Despierta, hermanito.

El niño de ocho años se removió a su lado y buscó su calor, su presencia. Abrió despacio los ojitos, parpadeando un poco antes de mirarlo fijamente.

- ¿Qué pasa, Hun? Hace frío.- habló con la vocecita rasposa debido al sueño. Se acurrucó un poco más, pegando su cabecita en el pecho de su hermano menor. – ¿Tuviste una pesadilla? Puedes dormir conmigo, no me importa que Kai se enoje.

Se Hun rio bajito e hizo una seña con su dedo índice en los labios, pidiéndole a su hermano que guardara silencio.

- Yeollie, tienes que prometerme algo.- el pelinegro lo observó atento, guardando silencio como le había pedido su hermano menor. – Prométeme que vas a cuidar a Kai. Yo me quedaré un tiempo aquí con el abuelo, luego vendrá mamá por mí y volveré a casa con ustedes y papá, ¿está bien?

- ¿Un tiempo? ¿Cuántos días te quedarás con el abuelo? ¿Puedo quedarme con ustedes?

Se Hun sonrió con melancolía.

- No puedes quedarte, Yeollie. Y tampoco sé cuántos días debo quedarme. Tengo que quedarme con el abuelo y hacerle compañía; Él ahora está solo y tiene miedo.- cubrió más sus cuerpos con la manta y se apretó más al cuerpo de su hermano mayor. – Sólo prométeme que te vas a cuidar mucho y también cuidarás de Kai.- sintió la cabeza de su hermano asentir lentamente en su pecho y abrazarlo aún más.





¡Hola nenxs!

Por fin estoy de vuelta con otra historia después de siglos enteros.. (?)

Solo quería decirles que las que ya me han leìdo antes, saben que por lo regular los capítulos que hago son largos, pero esta vez no será asì; ahora serán cortos. Aunque algunos quedaran un poco mas larguitos, no será mucha la diferencia. XD   Quería hacer la historia asì y pues bueno..  XP

¡¡¡LAS EXTRAÑEEEEE!!! (les avienta miles de besos y corazones a todas)

No pediré perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora