Capítulo 12.

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La noche de la cena había llegado por fin. Los cuatro hombres esperaban a que bajará la única mujer de la familia. Jong In vestía un traje negro, Chan Yeol uno de color gris oscuro, Se Hun tenía puesto uno en color azul marino y el padre de ellos uno negro con finas y disimuladas líneas blancas.

Llevaban unos quince minutos esperando a su madre. Se Hun reacomodaba su traje y luego iba hacia sus hermanos a acomodarles algo perfectamente puesto. El hombre mayor sonrió al verlo tan nervioso.

Se escuchó el repiqueteo del sonido de unos zapatos con tacón y todos voltearon hacia la parte superior de las escaleras. En ella apareció la menuda mujer enfundada en un vestido largo color índigo con algunos detalles en lentejuelas, una cartera de mano también con lentejuela, chaquiras y una que otra piedrecita; todo en una mezcla de distintos tonos de azul. Llevaba un peinado semi-recogido con algunos mechones de cabello suelto y el maquillaje era elegante y sencillo.

El esposo la esperaba impaciente al pie de la escalera notablemente maravillado y fascinado por su belleza.

- Luces igual de impactante que ella, sólo que no llevas maquillaje y vestido.

Se Hun con las cejas unidas y no de acuerdo con el comentario, dio lo que él pensó un fuerte golpe en las costillas a Chan Yeol.

La pareja caminó hacia sus hijos, saludaron a su madre con un beso y palabras de aprobación por lo hermosa que se veía esa noche. Los tres chicos dijeron que se irían aparte en el auto de Jong In y los alcanzarían justo después.









Tenía que ser más discreto, lo sabía, pero simplemente no podía hacerlo. ¿Qué era lo que Se Hun estaba provocándole? ¿Por qué se sentía raramente ansioso? Él nunca se ponía de ninguna manera con la presencia de nadie. Se Hun era su hermano, no debería sentirse de esa manera mientras estaban juntos. Entonces, ¿Qué jodidos era lo que pasaba con él? ¿Por qué no podía apartar la vista de su hermano? Chan Yeol nunca llegó a hacerlo sentirse de esa forma, y sin embargo también era su hermano.

Chan Yeol jamás podría gustarle de la manera en que Se Hun lo hacía, pensó.

Intentó buscar algo más con qué distraerse. Chan Yeol. El pelinegro bailaba con la hija de una de las mejores amigas de su madre y socia también de la empresa. Éste y la chica eran de la misma edad, eran divertidos, locos y un tanto tontos. Rio al ver cómo la chica intentaba hacer que Chan Yeol girara bajo su brazo a pesar de su baja estatura.

Más allá, sus padres platicaban con algunos amigos y presentaban a Se Hun. El regreso de su otro hijo, de su hijo menor a casa. Maldijo cuando se vio envuelto bajo el encanto de su hermano y atrapado nuevamente en su mirada.

Definitivamente Se Hun estaba provocándolo.

El rubio lo estaba mirando fijamente casi al otro extremo de la gran estancia donde todo el mundo se encontraba disperso. Mientras sus padres hablaban y reían con sus conocidos y amistades, Se Hun se distraía y entretenía con su hermano mayor.

Con aquella manía simple e inocente que tenía Se Hun al pasar su lengua entre los labios y después morder ligeramente su labio inferior, lo estaba desquiciando tortuosamente. Recordó lo que sucedió entre ellos y Chan Yeol semanas atrás.

El recuerdo fue tan vívido, reciente y real. Casi pudo sentir la lengua del menor humedecer su pene desde la base hasta el rojo y húmedo glande. Casi pudo sentir en él aquella mirada implorándole en silencio que de nuevo se viniera en su boca. Cerró por un segundo los ojos y la imagen del cuerpo desnudo de Se Hun apareció tan claro y definido en su mente. Vio la marcada y sexi clavícula, los duros pezones rojizos, la blanca y suave piel; y la ligera contracción de su vientre cuando pasaba la punta de sus dedos por esa zona.

¡Mierda!

Abrió de golpe los ojos notando su mirada ya anclada a la del menor. Una inconfundible sensación en la parte baja le hizo saber que justo ahora tenía una maldita erección en honor de su estúpido hermano menor.

Rechazó la mirada de éste, bebió el líquido espumoso de su copa mientras daba media vuelta y detenía a uno de los meseros. Dejó la copa vacía y tomó una llena, bebiéndola inmediatamente; Chocando con una mujer en el trayecto entregándosela vacía, y alejándose rápidamente de ahí.

No pediré perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora