Capítulo 25.

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¿Cómo no sentirse felices y seguros? ¿Cómo no disfrutar la vida que tenían juntos? Era inevitable el poder disfrutar de las sonrisas en sus rostros, era maravilloso apreciar la manera en que habían podido acoplarse a la relación que ellos tenían. Era excitante y satisfactorio el pasar cada momento del día junto a sus hermanos después de estar separados por tantos años.

Estar juntos ahora era algo que en verdad necesitaba y agradecía de poder hacer. Sus vidas dependían y se entrelazaban con las del otro, de manera que ninguno quería pasar tiempo alejado de los otros. El tiempo parecía detenerse en una cápsula que los rodeaba solo a ellos. Vivían en su propio mundo. En un mundo donde no cabía nadie más. Un mundo sólo para ellos, y del cual salían un poco de vez en cuando; Por ejemplo, cuando veían a sus padres o socializaban con otras personas.

Se Hun siente que sus vidas son perfectas. Tienen todo lo que quieren y necesitan: amor, fidelidad, felicidad, compañía, respeto, complicidad, y se tienen uno al otro. Pero internamente, toda aquella felicidad le da un poco de miedo.

- ¿No volverás al agua?

Jong In se acercó a él después de que saliera del lago con el pecho desnudo y el short a cuadros completamente empapado. Aprecia una a una aquellas gotas de agua dulce resbalar del cabello y por cada parte de piel desnuda. Muerde su labio y desvía la mirada hacia el agua donde está Chan Yeol, flotando tranquilamente con los ojos cerrados.

- Claro que sí. Sólo termino el cigarro y entro de nuevo.

El mayor va y se sienta a su lado.

- ¿Qué es lo que te preocupa? Fumas cuando algo te hace pensar de más.- pregunta en voz baja y en seguida guarda silencio, esperando la respuesta de su hermano.

- No sé si de verdad deba preocuparme o no. Pero todo esto se me hace algo irreal y demasiado perfecto. Estos cinco años han sido maravillosos, los mejores que he vivido. Pero, me da miedo que de un momento a otro esto se vaya a la mierda,.. que pase algo castigándonos por lo que estamos haciendo.

Jong In lo entendía perfectamente bien, él también lo había pensado, pero siempre se guardaba ese tipo de pensamientos para él sólo.

- ¿Te arrepientes?

- No. Claro que no.- dio la última calada al cigarro y lo apagó contra una piedra. – Pero a veces me da miedo. Me pregunto qué pensaría el abuelo si pudiera vernos ahora mismo. ¿Qué diría él si viviera y estuviera al tanto de la relación que tenemos? ¿Qué pensaría de mí?.- guardó silencio un momento y continuó hablando. - ¿Crees que estaría desilusionado y triste?

Se Hun giró su rostro al moreno, tratando de encontrar las respuestas en aquellos castaños ojos.

- No puedo asegurarte lo que el abuelo pensaría y dijera si viviera y nos viera, pues no lo conocí realmente. Pero, sé que si él supiera lo feliz que eres de la manera en que estás viviendo tu vida, él entendería y comprendería. Pero deja de tener miedo, cariño. El abuelo seguramente nos apoya desde donde está porque te ama, y porque sabe que de esta manera eres completamente feliz.

El menor sonrió de lado y se recostó en el césped con los ojos cerrados. Jong In entendió que sus palabras lo habían ayudado para hacerlo sentir mejor. Él también se recostó.

- El nicho para el abuelo terminan de construirlo la próxima semana y tenemos que volver a Verona.

- Lo sé, cariño. Y ahí estaremos.

Se Hun había mandado construir un nicho en el enorme jardín de la casa de su abuelo. Casa que éste adoraba esa casa y todas las tardes salía al jardín a caminar o se sentaba en una tumbona. Ahí pensaba en su esposa fallecida, en su hija cuando era una niña y corría y jugaba ahí mismo. Y en Se Hun. Una vez le dijo a éste lo mucho que le habría encantado ver a sus tres nietos jugar, correr y brincar por todo el lugar. Tal vez no los haya visto de pequeños, pero ahora que eran mayores, esperaba que los viera viviendo en aquella casa felizmente.

Se Hun y Jong In se sorprendieron cuando un poco de agua salpicó en ellos.

- ¡Es mío, quítate!

Chan Yeol se abalanzó al cuerpo del menor, quedando encima de éste. Colocó su codo izquierdo al lado del rostro de Se Hun, lo besó, y sintió aquel par de manos enredarse en su cintura.

- Te amo.- susurró contra sus labios.

Se Hun rio quedito.

- También te amo, Yeol.

El pelinegro giró sus cuerpos, quedando el menor sentado a horcajadas sobre su pelvis, sus manos sobre su pecho, sus miradas unidas y una sonrisa en sus bocas. Sus manos buscaron aquella reconocida cadera y la presionó contra la suya. Ambos mordieron sus labios divertidos.

Jong In, que estaba a su lado, se sentó. Su mano derecha buscó la nuca de Se Hun jalándolo hacia él, sus dedos se mezclaron con sus oscuros cabellos y juntó su boca ansiosa a la de su hermano menor.


No pediré perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora