Capítulo 31. (Final)

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El ver a Chan Yeol y a Jong In nuevamente juntos, riendo, platicando y preparando la cena la hizo sentirse secretamente feliz. Aquella situación era difícil para ambos hermanos y sin embargo la estaban sobrellevando; de distinta forma, pero lo hacían.

Jong In le había dado un juego de llaves para que lo visitara de vez en cuando, pero ella había preferido esperar y brindarle su espacio.

- No tienen idea de lo contenta que me siento al verlos aquí juntos.

Los chicos levantaron la mirada hacia aquella voz y se encontraron con ella. Ambos le sonrieron.

- Clariee..

Chan Yeol caminó hacia ella y la abrazó.

- Me da gusto ver que volvieras, Yeol. Jong In te necesita, ambos se necesitan.- dijo en voz baja sólo para él. - ¿Cuándo llegaste?

- Llegué hace unos días. Estaré un tiempo aquí.

Jong In también fue y la abrazó, saludándola.

- ¿Quieres quedarte a cenar?

- Lo siento. Quise venir la semana pasada, pero Matteo estuvo enfermo.- los dos chicos la miraron preocupados por la salud del pequeño niño. – Tranquilos. Ahora ya está mucho mejor. Pueden ir a visitarlo cuando quieran.

Clariee abrió su bolso y buscó algo en él. Se lo ofreció a Jong In.

- Eso..- la respiración de este se interrumpió y su voz se quebró. – Eso es de Se Hun.

- Sí. Una de las últimas veces que vine me pidió de favor que lo ayudara con esto.- explicaba dejando el objeto en la mano del moreno. – Es una grabación. La hizo para ustedes dos.- El par de hermanos miraban extrañados aquella pequeña grabadora de mano, viendo el diminuto cassette dentro de ella. – Los dejo, estoy segura de que ahora mismo querrán privacidad para escuchar lo que dice en ella.

Clariee salió en silencio sin recibir respuesta de los chicos, pero no le importó. Lo único que importaba era que ellos escucharan lo que Se Hun tenía que decirles y talvez, solo tal vez, el escucharlo los hiciera sentirse mejor e hiciera un poco más llevadero aquello por lo que estaban pasando y sintiendo.






El día había comenzado como pocos.

A lo largo del cielo, nubes de distintas formas, tamaños y variaciones de tonos grises lo cubrían. Y una latente amenaza de lluvia persistía en el ambiente.

Un suave aroma a vainilla cubrió la sala.

Chan Yeol leía uno de los libros que estaban en el gran estante en una de las paredes del pasillo fuera de aquella habitación. Cerró los ojos y aspiró lentamente.

Él no creía en cosas que no podía ver, pero si así lo fuera, aseguraría que el culpable de ese aroma era su hermano menor, Se Hun. Éste cada día encendía velas aromáticas o inciensos por casi toda la casa de sus aromas favoritos: coco y vainilla. Y esos aromas seguían haciéndose presente de vez en cuando aún sin encender nada. Como si cada vez que olía a aquellos aromas, fuera una señal de que Se Hun se hacía presente y los observaba quieto, en silencio.

Como estaba sucediendo en ese mismo momento.

Chan Yeol fue abriendo despacio sus ojos y su mirada cayó directamente en su hermano mayor.

Jong In, sentado en el marco de la puerta principal de la casa tenía un cigarro a medio terminar entre sus dedos con la vista fija en algún lugar del jardín.

Chan Yeol sabía lo que en verdad éste miraba por largos ratos. En quién pensaba.

Cerró el libro que leía sin preocuparse por doblar la esquina superior de la hoja. Se Hun lo golpearía si pudiera. Después la buscaría.

Caminó despacio y cuando llegó a la última columna se detuvo y recargó su costado izquierdo. Una mueca apareció en los labios contrarios y su pecho se agitó.

Las sonrisas, las risas, las miradas llenas de alegría, de emoción, de amor, fueron extinguiéndose poco a poco después del accidente que Jong In y Se Hun habían tenido. Aquellas muecas fueron haciéndose cada vez menos presentes. Aquellos gestos que tanto apreciaba de su hermano fueron haciéndose cada vez menos sinceras.

Agarró la cajetilla de cigarros que descansaba sobre la mesa del recibidor, sacó uno de ellos y lo encendió.

- Sólo sonríes cuando piensas en él.- increíblemente no podía evitar sentirse celoso.

La mueca en los labios de Jong In desapareció inmediatamente en cuanto escuchó a su hermano menor juntando las cejas con afán molesto. El calor del cigarrillo entre sus dedos le recordó que éste seguía ahí. Talló la punta en el suelo apagándolo.

- Lo siento. Yo.. pensaba aquella vez que decidimos lavar el coche. Después de un rato tú nos amenazaste con la manguera y comenzaste a mojarnos a Se Hun y a mí. Nos empapaste de pies a cabeza -una nueva sonrisa se dibujó en sus labios mientras miraba hacia el jardín otra vez-. Se Hun entró a la casa corriendo. Yo tropecé con la manguera y tú resbalaste con los charcos de jabón cayendo sobre mí.

Chan Yeol recordó aquel momento y también sonrió. Pero no había sido todo, faltaba algo más. Su mirada se encontró con la ajena y se estremeció.

- Aquella vez fue la primera vez que me besaste. Bueno, la única vez que lo hiciste, y que me hiciste prometer que no le diría nada a Se Hun.

- ¿Y lo hiciste? Nunca se lo dijiste, ¿cierto?

El mayor negó tranquilamente.

- Pero Se Hun no era tonto, Yeol.

- Lo sé. ¿Nunca te has preguntado si él habría estado de acuerdo si tú y yo? No sé..

- ¿Si entre tú y yo hubiera pasado algo?.- la mirada del menor estaba llena de duda y miedo; y Jong In lo veía claramente. - Estoy seguro que eso no le habría importado, Yeol. Sobre todo después de que dijeras claramente una vez que yo no te gustaba de esa forma.

- ¿Yo? ¿Yo lo dije?.- una leve sonrisa de lado estaba apareciendo en el mayor, pero Chan Yeol no fue capaz de darse cuenta de eso. - Creo que ambos lo dijimos en algún momento, Kai. No fui el único.

Jong In quería reír, de verdad quería. Disfrutaba molestar a su hermano, pero si continuaba, éste se enojaría y lo mandaría a la mierda en un segundo.

Desde que Chan Yeol había vuelto a Verona y no se había separado de su lado, había logrado sentirse mucho más tranquilo, más seguro, más contento, más.. confundido.

Se había encargado de mantenerlos al menor y a él mismo distraídos, ocupados y fuera de casa. Se habían mantenido juntos, haciendo cosas ellos solos, como en los viejos tiempos; Como lo hacían antes de que Se Hun regresara a casa y las cosas se descontrolaran.

Los dos últimos años cada uno tuvo sus bajas y sus altas respecto a la muerte de Se Hun. Los dos le lloraron. Los dos lo extrañaron. Los dos le pensaron. Los dos lo necesitaron. Los dos recordaron lo que habían vivido al lado de su hermano, resultando algunas veces sonrisas y risas, y otras, melancolía y lágrimas.

Pero ahora Chan Yeol estaba a su lado. Ahora reía también él, ahora sentía también por él. ¿Cómo es que no se daba cuenta? ¿Acaso no notaba aquel sentimiento en sus miradas? Su resplandeciente sonrisa había vuelto casi completamente y eso le hacía sentirse feliz y orgulloso de lo que este lograba, de cómo ahora estaban las cosas y de cómo la relación entre ellos volvía a ser fuerte e inquebrantable. ¿No sentía lo que cada vez que lo abrazaba o besaba aún sin tocar sus labios, quería transmitirle?

Seguramente su rostro parecía todo un poema lleno de dudas y enojo, cuando escuchó decir al menor con voz seca que iría a preparar un poco de té. Ahora estaba molesto y siempre que eso pasaba, el menor buscaba la manera de alejarse de él para evitar discutir y no terminar mal.

Se puso de pie un par de minutos después y siguió los pasos del menor.

Cuando llegó a la cocina y entró en ella, pudo apreciarlo a detalle. Chan Yeol desde hacía tiempo había dejado de parecer un jovencito, pero nunca se había detenido un segundo para apreciarlo. Ahora era más alto que él, más maduro y tranquilo. Había dejado de salir a fiestas con sus amigos, había dejado de lado los encuentros furtivos con desconocidos y ahora se divertía de manera más sana y responsable. Y se sentía orgulloso de él.

Fue hacia donde estaba de espaldas su hermano y pasó sus manos alrededor de su cintura. Lo notó tensarse, pero en seguida sus manos fueron cubiertas por las contrarias. Sonrió y suspiró.

-Tal vez no lo estoy haciendo bien, Yeol. ¿No soy lo suficientemente claro en mis acciones? ¿Qué tengo que hacer? ¿Debo de ser posesivo y directo con lo que quiero decirte?

- Eso me ayudaría a entenderte mejor.

- Te quiero, Yeol.

- Yo también te quiero, Kai.

Aquel abrazo se deshizo y el menor logró dar media vuelta. Lo miraba en silencio.

- No estás entendiendo, ¿cierto?

Chan Yeol tomó la barbilla de su hermano entre sus dedos y levantándola ligeramente dijo:

- Deja de darle tantas vueltas, no lo pienses demasiado. Lo que sea que sientas, dímelo. Lo que sea que quieras hacer, hazlo sin miedo.

La mirada de Jong In pareció iluminarse e ilusionarse por eso que dijo. Quería a Chan Yeol, y no solamente como su hermano. Quería una oportunidad. La necesitaba para demostrarle a éste lo importante que era para él y lo que en realidad sentía por él.

- Quiero besarte, Yeol.

- Entonces,.. bésame.

Eso fue todo. Esa petición había sido suficiente para el moreno. Sus labios buscaron inmediatamente los suyos y los probó nuevamente después de mucho, mucho tiempo.

Se Hun le había hecho prometerle el que intentaría amar a Jong In yestaba haciéndolo. Le estaba costando un poco de trabajo en un comienzo, perodespués se dio cuenta que en realidad no era necesario tal esfuerzo. Jong Inera alguien amoroso, comprensible, fuerte y delicado al mismo tiempo. Era alguienrealmente fácil de querer. Era alguien que valía la pena correr de nuevo elriesgo y apostarlo todo por él. Ambos querían y necesitaban ser nuevamentefelices, sentirse completos, amar de nuevo. Y, ambos estaban seguros que esosolamente lo encontrarían estando uno al lado del otro con el vivo recuerdo desu hermano menor alrededor.    

No pediré perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora