Luna Llena Color Rosa Chicle (Remus & Tonks)

Capítulo treinta y nueve

**Remus**

Liana tenía las manos de Andrómeda en las suyas y las dos bailaban por toda la pista de baile, Tonks y yo bailábamos al lado de Viktor Krum y Hermione.

—Son tan torpes los hombres, mira esos dos—. Me señaló a Ginny en una mesa y a Harry en otra.

—Yo soy de su bando así que mejor me callo—. Rio y la abracé. —Por la mañana estuvo aquí el ministro, leyó el testamento de Dumbledor—.

—¿Y qué sucedió?—.

—Pues no sé bien, Harry no me pudo contar—. La boda era todo un éxito, todos bailaban y las copas de Whisky se llenaban una y otra vez. De pronto, Ginny se le unió a Hermione bailando con un primo de Fleur, un rubio muy alto.

—¿Qué es eso comparado con el chiquitín de Harry?—. Se burló ella y yo meneé la cabeza.

—Bueno ya, déjalo, tal vez el muchacho tiene razón, Ginny sería un blanco muy fácil para quien-tú-sabes—.

—Sí, eso sí—. En eso estábamos cuando de pronto una luz morada irrumpió en la carpa, una gran bola flotante se estacionó a la mitad de la pista.

"El ministerio ha caído, el ministro está muerto... ya vienen... ya vienen" Tonks y yo seguíamos abrazados, al escuchar eso, recordé la conversación que habíamos tenidos con Andrómeda.

—Corre... que se lleve a Liana—. Le dije y ella corrió, en ese momento aterrizó una sombra negra, corrí tras Tonks.

—Váyanse... llévatela—. Gritó ella.

—¡No! ¡No!—. Gritó Liana y Andrómeda la sujetó fuerte, en un segundo ya no estaban. Me giré y vi a Hermione correr y reunirse con Ron, ese era el momento. Al otro lado de mi estaba Harry, otra sombra se apareció frente a Ginny e intentó atacarla pero Tonks lo impidió.

—¡Ginny!—. Gritó él.

—¡Harry, no!—. Gritó ella. Tonks me miró y le asentí. Ella jaló a la pelirroja y yo a Harry quienes tuvieron que soltarse las manos.

—¡Vete ya, es hora!-. Me asintió y rodeó a Hermione por la cintura, inmediatamente desaparecieron. Me giré y vi a Tonks correr con Ginny hacia la casa. Arthur y Molly defendían a los invitados de Fleur, ella y Bill los ayudaban a entrar a la casa.

—Ya no está aquí-. Gritó uno y los demás desaparecieron tras él.

—¿Se fueron?—. Pregunté a Arthur al salir de nuevo de la madriguera.

—Sí, venían por Harry, es obvio—. Nos quedamos allí prevenidos por si había más ataques. —¿Están todos bien?—.

—Sí, todos... solo la madre de Fleur se cortó con una copa—. Enseguida salió Molly con Ginny, la chica tenía los ojos rojos e inundados en lágrimas, inmediatamente corrió y me abrazó.

—Se fue—.

—Él tiene razón Gin, quizá es lo mejor... y tarde o temprano se tenía que ir... debes ser fuerte—.

—Tu tuviste la culpa... quizá se iba a despedir—. Me dijo ella.

—Ya se habían despedido, no seas dramática—.