Capitulo 5

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Me levanté muy temprano y me asomé por el balcón de mi habitación, apenas estaba saliendo el sol, y se veía muy espectacular, tanto que me sentía feliz de tan solo verlo. Mi teléfono sonó; era mi Vp. Víctor.

—Hola, Víctor. ¿Ocurre algo?

—Hola, Chris. Aún no ha ocurrido nada alarmante, solo quería saber ¿cómo te estás haciendo en tu viaje? — Suspiré.

—Bien, Víctor, muy bien. Tanto que no quiero regresar.

—Espero que no hables en serio, porque ya pronto vendrá la llegada de los nuevos Boeing.

—Sí, pasado mañana regresaré – no pude evitar tener un tono de voz triste cuando lo dije. Me despedí de Víctor y salí a desayunar. No vi a Alanna por ningún lado, así que decidí llevarle comida a la habitación.

—Buenos días, señorita Alanna —le dije cuando abrió la puerta con los ojos entrecerrados.

—Buenos días, ¿qué haces aquí?— me preguntó mientras se estrujaba los ojos.

Decidí traerte un poco de comida.

Se abrió la puerta y me dejé entrar.

—¿Usted no tiene trabajo? —me preguntó y me negué.

—Por ahora no, ¿y usted? —ella sonrió.

—No, suspendieron algunos vuelos hasta mañana, cuando regresaré a Canadá.

—Eso es bueno, porque tendremos tiempo para divertirnos un poco.

Disfrutamos de un delicioso desayuno antes de que ella se arreglara para salir un rato a caminar y turistear un poco. Fuimos a un centro comercial enorme, definitivamente que París es la ciudad del glamur.

—Ven, vamos a esa tienda – ella señaló una tienda de lindos vestidos, me tomó de la mano y caminamos hasta ese lugar

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—Ven, vamos a esa tienda – ella señaló una tienda de lindos vestidos, me tomó de la mano y caminamos hasta ese lugar. Ella entró, agarró unos cuantos vestidos y entró en un probador.

Primero salió con un lindo vestido azul eléctrico con mangas largas que estaba muy ajustado al cuerpo, dejándome ver que tenía un bellísimo cuerpo.

—¿Qué te parece? – La miré y no puedo negar que se veía muy bien en ese vestido, tanto que me estaba excitando con solo verla.

—Eh… bien – dije un poco incómodo por lo que estaba ocurriendo en mi pantalón, ella cruzó los brazos y entró al vestíbulo a colocarse otro vestido.

Esta vez se puso uno blanco con mangas en tela transparente, el vestido era blanco y este solo estaba ajustado hasta debajo de sus pechos. De ahí para abajo, el vestido era holgado y le quedaba en formas de olas, muy lindo.

—¿Qué tal está? – preguntó alzando los brazos.

— Mucho mejor – levanté mis pulgares mientras ella daba una vuelta para que yo la viera.

Mr. ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora