Capitulo 36

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Las calles de Roma estaban repletas de turistas y ciudanos dispuestos ha comenzar su día.
Yo me encontraba como Alicia en el país de mis fantasías.
Ir de paseo agarrada de la cintura de mi guapo chico era lo máximo que pudiera pedir en la Fontana de Trevi.

Al llegar a la Ciudad Del Vaticano mis ojos se abrieron al máximo. Alucinando miré a Noé, él anticipándose a mi pregunta me respondió que esta era mi sorpresa, conocer al Papa.
Joder mi madre, esto si que no me lo esperaba.
Caminemos durante un rato hasta entrar en la plaza de San Pedro mientras tanto iba admirando la belleza del lugar, la plaza estaba llena de feligreses que acudían a ver al papá, también había religiosas procedentes de cualquier punto del mundo. Todo aquello me resultaba fascinante, poder apreciar tanta belleza, sus hermosos jardines y las estatuas que se alzaban en los alto de la torre, las columnas... todo ello construido en piedra, contra más lo miraba más hermoso me resultaba. Noé me miraba con su habitual sonrisa. Dándome un pequeño beso en mi mano me prepuso entrar dentro. 

Yo no entendía que era lo que estaba pasando, pero aún estaba ilusionada y muy contenta de poder ver las pinturas de los santos que decoraban las paredes y el techo, ver todo aquello era quedarme sin palabras, no sabría ni cómo explicarlo. Pero lo mejor fue cuando un cardenal nos llevó ante el Papa.

―Ven Marisa sigamos al cardenal, ahora vamos a conocer al papa en persona.

―Pero tú...como...digo...―Es que ni podía hablar de la misma emoción de pensar que iba a ver al papa.

―Uno que tiene sus contactos.―La sonrisa de Noé se agranda tanto como mi amor. Aunque no sé cómo explicar que tiene que ver Noé con la iglesia. Bueno da igual, yo lo unico que sé es que voy a conocer al papa.

Me halla inquieta, mis nervios comenzaron alterarse de la misma emoción de tener delante de mí al mismísimo pontífice.

Allí me encontraba yo hablando con el papa, un hombre sencillo, nobley cordial hablando con tan amable que pareciese que nos conocíamos de toda la vida. La visita fue corta pero intensa lo que si no me esperaba fuera que Noé me pidiese en matrimonio ante el papa. Aquel gesto hizo que mi corazón se envolviese más de amor hacia él, y por su puesto acepté. Seguidamente nos despedimos del papa con su bendición, deseándonos fortuna, prosperidad en nuestra vida juntos.

Al despedirnos del pontífice, salí tan entusiasmada sin poderme creer la sorpresa que me había dado Noé. Sin poderme quedarme quieta me abalancé a él rodeándole con mis manos su cuello besándolo con fervor.

―Te quiero tanto Noé, tanto que no encuentro las palabras exactas para expresarlo.

―Marisa, ya lo haces, día a día me has dado un pedacito de ti consiguiendo que me enamore de ti. Te quiero tanto mi niña.

Después de conocer más monumentos de Roma la noche se echó encima, Noé me invitó a cenar pero en ese momento no quería comer, quería poder degustar sus apetecibles besos. Y así fue como pude lo convencí para subir a mi habitación. Al entrar, toda la habtación estaba llena de flores, en mitad de la cama había un enorme corazón hecho con pétalos de rosas rojas y ambos lados de la cama unas luces de vela daban ese toque de romanticismo.

Las palabras sobraban, los dos cruzándonos miradas de cariño empecemos a desnudarnos lentamente, el aliento cálido de él rozaba mi piel haciendo que me olvidase de todo para sentir arder la tentación, dejé que mi instinto rompiera en erupción para dar comienzo a mis deseos. Podía concebir cuando las ganas de el me deshojaron conociendo mi libertad. Su tacto recorriendo cada parte de mi era tan embriagador como sensual, su cuerpo se movía tan despacio que notaba como el mío resbala del sudor de nuestra pasión. Era mi primera vez, sonreí cuando me vi rodeada de los brazos de este maravilloso hombre. Di gracias a todos los santos porque el payaso de Juan nunca puso un dedo en mí. Ahora sé lo que se siente que te amen y espero saberlo por mucho más tiempo.

TÚ ERES ASÍ...Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora