Capítulo 2

3.6K 298 2
                                    

Al entrar en la sala, Marisa se quedó inmóvil contemplando aquel lugar lleno de fotos de modelos, retales de tela, hilos por todos lados, patrones...sin duda aquello era fantástico, lo que siempre había soñado cuando acabó la carrera, poder trabajar en un lugar como aquel.

Una voz masculina algo cursi, la saludó, presentándose como Anacleto Sancho. Marisa tuvo que mirar hacia abajo para contener una risa al escuchar aquel nombre. El hombre un poco más alto que ella, rubio con ojos azules, delgado, vestido con unos pantalones de pitillo marrón y una camisa estampada saludó a Marisa dándole la bienvenida. Aquella familiaridad con la que le hablaba Sancho le hizo sentirse a gusto y cómoda ha Marisa.

MARISA

Madre mía que hombre más rarito. Pero me cae súper bien. Tras habernos presentado, Sancho, así fue como me pidió que le llamase. La verdad que el nombre de Anacleto no le pegaba, pienso que lo desgraciaron al pobrecico con ponerle ese nombre. Pues eso, que Sancho comenzó a explicarme en lo que consistiría mi trabajo. Yo estaba encantada a la vez que me sentía emocionada de poder trabajar en lugar como este, escuchaba a Sancho con atención mientras me extendía un vaso de café le contaba algo sobre mi vida. Tampoco es que tenga mucho que contar. Segura estoy que las cabras de la Heidi tienen más mundo corrío que yo.

Tras la charla, comencemos a trabajar cortando los patrones para hacer unos vestidos de fiesta.
Sinceramente la mañana se me pasó volando, ni cuenta me había dado que ya era la hora de comer.

--Marisa quieres venirte conmigo y te invito a comer donde mi novio.

--¿Tú novio?--Pregunté asombrada.

Sancho al ver la expresión de tonta en mi cara se echó a reír, diciéndome que era gay. Yo no sabía si reírme o hacerme la longi. Al final Sancho pasó su brazo por mi hombro obligándome ha caminar hacia el restaurante de su novio. Mientras yo, intentaba imaginarme como era ver dos hombres besándose.

Durante el camino Sancho me hablaba sobre su novio Arturo, cómo se conocieron y lo enamorado que está de él.
Al entrar en el restaurante, Sancho me presentó Arturo. Un hombre alto moreno que se veía muy cariñoso y amable.

--Arturo esta es Marisa, mi nueva compañera, por lo cual ponle esa bebida exótica que tienes guardada y sorprendenos con un plato de pasta italiana.

--Hola Marisa, bienvenida a mi restaurante, te compadezco por aguantar a Sancho muchas horas pero seguro estoy que haréis buen equipo.

--Gracias igualmente Arturo. Estoy segura que aprenderé mucho con Sancho. Cuando estudiaba tuve la ocasión de ver algunos desfiles echos por el y me gustaba mucho su estilo. Ahora que se me ha presentado la oportunidad de trabajar con unos de los mejores diseñadores del país no voy a desperdiciar mi tiempo.

--Olé mi niña, así se habla. Ahora sentémonos y empecemos a comer el tiempo es oro querida.

Los tres nos fuimos para una mesa con nuestras copas en la mano. Mientras desgustabamos la comida que nos habían preparado: Ensalada de pasta y de segundo pescado al horno. Me encontraba muy cómoda hablando y riéndome con ellos. De vez en cuando los miraba, hacían tan buena pareja, y sobre todo se veían muy enamorados. En lo más hondo de mi ser sentí un pinchazo de envidia. Quien no lo estaría viendo como una pareja se hace arrumacos mientras yo estuve con un hombre al que me trató como estúpida riéndose de mí.
Agaché mi cabeza arreguñando la servilleta furiosa.

Arturo puso una mano encima de la mía mirándome con ternura.

--Marisa, por tu reacción puedo decir que has pasado por un mal momento. Yo antes de conocer a Sancho, estuve con un hombre bisexual. Me juraba cosas que nunca llegaba a cumplir. Me hizo mucho daño, no solo jugó con mis sentimientos, sino que me mentía haciéndome pasar por estúpido. No temas Marisa, hay heridas que parecen que no se van a cerrar nunca, pero debo decirte que mientras unos te lastiman otras personas curan esas heridas. Mi consejo, no cierres la puerta al amor, sé tú misma porque tú eres así y el hombre que te quiera te debe aceptar tal y como eres.

Las palabras de Arturo me llegaron hasta el alma. Emocionada lo abracé agradeciéndoles a los dos lo bien que se habían portado conmigo.

Algo más aliviada comencé a contarles mi historia, nunca había tenido amigos que desde el primer día me dieran esa confianza y menos me tratasen tan bien. He conocido gente durante el tiempo que estuve estudiando, debido a mi timidez no me abría del todo a la gente, en ocasiones he llegado a pensar que no encajo en ningún lado. Pero hoy me dado cuenta que si. El problema no venía por mí, si no por mis padres que me malmetían ideas absurdas en la cabeza consiguiendo asustarme incluso he llegando a pensar que no servía para nada por no saber actuar por mí misma.

Hoy me dado cuenta, que yo misma me encerrado en una burbuja perdiéndome muchas cosas que me faltan por descubrir y por supuesto que pienso descubrirlas.

NOÉ & HUGO

Como un día más para no variar la reunión fue un fracaso. Los diseños que ofrecían para la temporada primavera-verano no me gustaban. Había que cambiar de táctica si quería conservar mi empresa y no mandar a los empleados al paro.
Me levanté para servirme un brandy. El alcohol me ayuda a olvidar lo fracasado e inútil que me siento de no ser capaz de resolver los problemas.

Tras acabar la reunión le pedí a mi secretaria Lisa que me dejara los expedientes en la mesa y se marchara para casa. Necesitaba estar solo, quería estar solo para hundirme más, puesto que todo me daba igual. Salvo salvar mi empresa, el problema era que no sabía de que manera la iba sacar de ir a la quiebra.

--Ey Noé estás vivo.

Como siempre Hugo y sus comentarios tontos. Cuando se dará cuenta de que sus chistes son malisimos.

--¡Ey! Como lo llevas Hugo. Como te ha ido tu viaje.

--Bien, súper bien. He conocido a una modelo que trabaja para Naiya. Se llama Yoana, y ¡¡guaauuu!! Es increíble Noé, hemos quedado en vernos cuando venga a España.

--Vale, muy bonita tu historia de amor. Pero es que me tenéis que tener a Naiya a mesa y mantel.

--Noé vale ¿no? Te guste o no es la madre de tú hijo y en vez de estar enfadado con ella deberías arreglar las cosas y llevarte bien con ella.

--Hago lo que dictó un juez. Veo a mi hijo 1 vez al mes y puedo estar con él un fin de semana. Y encima yo soy el malo. Dime que quieres o lárgate no estoy de humor.

--Nunca lo estás Noé. Acaso no te das cuenta que estas tocando fondo, que solo queremos ayudarte. Deja ya tú prepotencia y asume tus errores de una puta vez Noé o acabarás destrozándote a ti mismo y no solo eso, a todos los que estamos a tu alrededor y todo por tu orgullo de no pedir ayuda. Asume que estás en problemas y pide ayuda.

Suspiré varias veces para tranquilizarme un poco --Estoy jodido Hugo, la empresa se va a la quiebra y necesito un nuevo proyecto para poder lanzar nuevos diseños al mercado.

--Contrata diseñadores nuevos.

--Hoy se ha incorporado una tal María Isabel viene de parte de Naiya por cierto. Hoy ha empezado a trabajar con Sancho.

--Deberías reunirte con ella para que te muestre sus ideas. Quizás entre esos diseños esté la clave del éxito. Tampoco vas a perder nada.

--De acuerdo, te haré caso. Si total de perdidos al río, mañana a primera hora me reuniré con ella.

Hugo abrazó a Noé dándole varias palmadas en su espalda, eran amigos desde hace años, y para Hugo ver el estado en el que se encontraba su amigo no le gustaba. Había sido testigo de la historia de amor entre Naiya y Noé y ahora verlo hundido es caersele el mundo a Hugo. Por su puesto no lo había dejado solo, siempre lo ha defendido y ahora más que nunca no iba a dejar que Noé termine por destruirse. Se podía hacer una vaga idea de que su amigo necesite una mujer que lo quiera y le haga entender y comprender de sus errores. ¿Pero qué mujer podrá ocupar el puesto de Naiya en su corazón?

TÚ ERES ASÍ...Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora