Capítulo once

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«El escritor misterioso».

–Puedes pasar si quieres– murmuró tímida Sarah.

Ale y Dani habían decidido salir en una cita, así que este último le encargó a Toni ir a dejar a su hermana pequeña a su piso. Si no había bastado con el silencio del viaje, Sarah estaba haciendo la situación muchísimo más incómoda, y él tampoco ayudaba mucho si es que solo la miraba sin decir una palabra.

–Gracias por la oferta, pero no– ella asintió levemente decepcionada, y antes de bajarse del vehículo, le dio un rápido beso en la mejilla, del cual solo tuvo conciencia al entrar al edificio.

–Joder– golpeó su frente, podía sentir su rostro a mil grados.

–Joder– él por su parte negó frenéticamente con la cabeza, tratando de ignorar el fuego en sus mejillas.

Después de aquel embarazoso momento que compartieron en el coche del alemán, no se volvieron a ver en una semana, el día después del partido como visitante del Real Madrid. Para ese entonces ya habían tenido tiempo para pensar acerca del otro, y habían llegado a la conclusión de que no tenían ni puta idea de lo que había pasado.

En esa semana, ambos tuvieron oportunidades para encontrarse, pero se evitaban lo mejor posible; si Dani invitaba a su hermana a una fiesta donde alguno de sus compañeros, ella lo rechazaba de inmediato, lo mismo con el alemán, solo para prevenir encontrarse con ella bajo cualquier circunstancia.

Él no recordaba ninguna instancia en la que se había sentido tan incómodo alrededor de una mujer aparte de su esposa, y el solo hecho de saberlo le hacía sentir que estaba traicionando a Jessica, pero al mismo tiempo quería convencerse de que ella estaba muerta, aunque no hubiera funcionado en un año completo y no fuera a funcionar en un abrir y cerrar de ojos. Olvidar a Jess era como olvidarse a sí mismo, al menos al Toni Kroos real, y también era olvidar a su hijo.

Obviamente Sarah no tenía ni idea de la lucha interna que le provocaba al rubio, para ella ese sentimiento extraño que él le provocaba era unilateral, y no podía imaginarse a Kroos en pleno conflicto mental.

Era una mañana de día Viernes, hacía frío, la temperatura en Octubre era mucho más baja que en Agosto y Septiembre, considerando que el otoño se encontraba en su apogeo. Sarah estaba llevando a cabo su trabajo de siempre, pero esta vez estaba leyendo algo muy diferente a lo que estaba acostumbrada, sonaba más como un testimonio que como un micro-cuento.

«Me gustaría culparla por todo lo que me hizo póstumamente, todos pueden ver que fue obra suya, pero yo no. Prefiero quedarme con los lindos momentos que pasamos, incluso si es contradictorio con la primera frase de este texto. Ella me dio mucho más de lo que recibió, y eso merece un aplauso, pero, ¿no es tiempo de olvidarla? La respuesta siempre es no. No puedes olvidar a alguien que marcó tu vida de esa forma. Quizás el método correcto sería aceptar su muerte y seguir adelante, porque no tiene sentido intentar olvidarla, como no tiene sentido vivir en el pasado. Que siempre guarde un lugar importante en tu corazón, pero que aprendas a existir con el dolor punzante de su ausencia.»

Al terminar de leer la última palabra, soltó una lágrima. No podía imaginar el dolor de la pérdida, ya que afortunadamente su vida no había estado marcada por la desgracia y la aflicción, pero leer esas palabras le provocaron un impacto más allá de la catarsis, sentía que esta historia la había leído antes.

Y estaba en lo cierto, el correo que le había llegado a la muchacha había sido escrito por Toni, quien por un momento olvidó que él le había conseguido un trabajo a Sarah, justamente en donde él depositaba sus escritos. No tomó consciencia de sus actos hasta que ella lo publicó como obra central.

Toni adoraba escribir casi tanto como adoraba el fútbol, ambas eran sus grandes pasiones, solo que la primera solía ocultarla a casi todos y por la segunda era famoso. Dos hobbies que parecían no poder conciliarse eran casi todo para él, aún si decidía vivir en el anonimato.

Cuando leyó su texto en el diario, acompañado del nombre de quien se encargaba de la selección, se le pusieron los pelos de punta, y la cosa fue peor cuando le llegó un correo a su cuenta secreta sobre escribir más para el diario. Reaccionó de inmediato, pero iba a ser demasiado obvio para ella si agarraba su teléfono allí mismo y la llamaba. Cuando Gareth vio a su compañero mordiéndose las uñas nerviosamente, se detuvo a hablarle.

–¿Qué te ha pasado, colega? Pareciera como si hubieras visto un fantasma– el alemán se volteó sobresaltado, intentando controlar sus nervios.

–N-Nada, estoy bien– el galés se encogió de hombros y siguió su camino.

Al día siguiente enfrentarían al Celta de Vigo, nuevamente sin Dani. No habían dicho cuánto tiempo estaría sin jugar, pero por lo menos para ese fin de semana no estaría disponible. Ese partido terminó ganándolo 1-3 el equipo visitante, con goles de Cristiano, Danilo y Marcelo.

Toni tenía el teléfono en su mano, dispuesto a marcar a Sarah, pero decidió que ir a verla en persona sería más apropiado, así que apenas aterrizó en Madrid se dirigió a su piso.

Cuando abrió la puerta y se encontró con Toni, tuvo que esforzarse para no sonrojarse al recordar el beso que le dio en la mejilla, por su parte Kroos sintió exactamente lo mismo.

–Hola– saludó incómodamente él.

–Toni... no esperaba tu visita– observó el desorden al interior de su piso avergonzada.

–Está bien, yo tampoco tenía planeado venir– mintió–. ¿Puedo pasar?

–Claro– abrió la puerta, el alemán alzó una ceja al verla en un pijama de ositos.

«¿No podías hoy usar esos jodidos pijamas sexy que no tienes, Sarah?» se regañó mentalmente.

–¿Un vaso de agua? ¿Café? ¿Té?– negó con la cabeza–. No quiero sonar como una idiota, pero, ¿qué haces aquí?

Eso lo tomó desprevenido. Cuando pensaba en Sarah Carvajal no se imaginaba una persona particularmente directa.

–¿Recuerdas el escrito del Viernes?

–Considerando que trabajo todo el día, vas a tener que ser un poco más específico.

–El de la columna central– asintió extrañada–. Yo lo escribí.

Casi soltó un grito de sorpresa, casi.

–¿Me estás tomando el pelo?

–No... solo vine a pedirte que convencieras al diario de que me dejen en paz, ya me han enviado una chorrada de correos y no quiero exponer mis escritos de esa forma, son privados, y no tengo ni puta idea de por qué creí que sería una buena idea enviarlos a uno de los diarios más influyentes de España.

–Yo sí– no hesitó en responder–, tienes madera de escritor Toni, me gustó mucho lo que leí... pero si quieres mantenerlo para ti, te entiendo completamente. No te subestimes, ¿vale?

Tuvo el impulso de tocar la sonrojada mejilla del hombre, por lo que lo hizo. Solo cuando se alejó un par de pasos recobró sus sentidos, y cuando el alemán cerró la puerta tras suyo después de irse avergonzado se dio cuenta de que no quería ser solo su amiga.

Sorpresa, el Real ganó la champions
La verdad quería que ganara la Juve, pero me alegro por Toni
Así que Sarah por fin lo admite, qué opinan? 👀

Smile // Toni KroosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora