Capítulo veinte.

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«¡Bésala Toni!».

–¿Quieres que lo sepa o no?– preguntó Toni.

Kroos, puedo escuchar tu voz, ¿con quién estás? ¿Una chica?

Sin pensarlo dos veces, Sarah se levantó y fue a abrir la puerta. Dani frunció el ceño totalmente confundido cuando vio a su hermana parada en frente suyo, pero comprendió todo al notar los cinco chupetones a la vista.

–Tenéis que estar jodiéndome... Me estáis tomando el pelo, ¿cierto?

–Dani– Sarah estaba a punto de explicar la situación, pero Dani la hizo a un lado, se acercó al dueño de la casa y lo golpeó directo en el rostro–. ¡Daniel!

–Te dije que me ayudaras a que terminara con Isco, no que te aprovecharas de su estado para llevártela a la cama. No me importa que estés a dos velas, ¡es mi hermana!

–Dani, yo fui la que vino hasta aquí, no es su culpa– aunque le estuviera hablando él no escuchaba.

Sarah se esperaba una reacción explosiva de parte de Toni, es decir, Dani había llegado a su casa a golpearlo. De todos modos, el alemán conservó la calma.

–Creo que será mejor que te vayas de mi casa– murmuró Toni, tapando su ojo derecho con la mano.

El español le hizo caso, arrastrando a Sarah hacia el auto consigo.

En sus casi veinticuatro años, Sarah nunca había visto a su hermano mellizo tan furioso, lo que le parecía raro, ya que Toni era muchísimo más decente que la mayoría de los chicos con los que había salido. Pensó que quizás era la situación, encontrar a tu hermana después de haber tenido sexo no debería ser de lo mejor, pero eso no explicaba todo.

–Dani...

–¿Eres idiota Sarah? ¿No crees que la prensa vaya a comerte viva?– frunció el ceño.

–¿De qué hablas?

–¡Todos en España hablaban de tu relación con Isco! Y ahora, de la nada, vas a aparecer en las pantallas con cinco chupetones que te dejó el compañero de tu ex. ¿Cuándo terminaste con él?

–Ayer– murmuró.

–Joder Sarah. Siempre vas a ser su segunda opción, él sigue enamorado de su maldita esposa muerta, ¿no lo entiendes?– esa afirmación la tomó por sorpresa.

–¿Cómo sabes eso?

–¡Toda España lo sabe! Probablemente Alemania también.

Ella no había pensado al respecto, pero la noche anterior se había sentido tan bien con Toni que no pudo imaginarse siendo la segunda opción.

–Nada de lo que digas va a cambiar mi opinión. Me gusta, aunque a ti no te guste– Dani suspiró.

–Lo supuse.

Cuando llegó a su piso después de que Dani la fuera a dejar y se miró en el espejo, rió de la ironía que le causó ver esos cinco chupetones. No estaba molesta, pero sí le dio pudor recordar la noche que había pasado con Kroos en la intimidad de su cama.

Sarah llamó a Toni por un par de días, pero él no respondía, así que decidió darle su espacio, hasta el partido del 20 de Diciembre, contra el Rayo Vallecano. Usó su tiempo en terminar las compras navideñas, incluso le compró un presente a Toni.

El día del partido, Sarah se enfundó en su camiseta con el dorsal número 11 que le había regalado Gareth un par de días antes. Dani no iba a jugar, pero tenía la esperanza de que Toni sí.

El Real Madrid goleó 10-2 al Rayo Vallecano. Con cuatro goles de Gareth, tres de Benzema, dos de Cristiano y uno de Danilo.

Sarah bajó a ver a los chicos y a felicitarlos. A Toni se le había borrado la marca del ojo en esa semana.

–Hola– saludó ella incómodamente–. Tengo suerte de que sea invierno para poder usar una bufanda, me dejaste cinco chupetones.

–Sí... lo lamento– ella sonrió nerviosa–. También siento no haber devuelto tus llamadas, honestamente lo hice porque pensé que tu hermano había logrado cambiar tu opinión.

–No creo que sea posible Toni, me gustas en serio– él se sonrojó enormemente.

–A mí también me gustas en serio, entonces– Sarah sonrió levemente y envolvió con sus brazos el cuello del chico. Se puso de puntitas para besarlo, y cuando estaba a punto de hacerlo, escuchó gritos.

–¡Gareth, son tan jodidamente tiernos! ¡Quiero adoptarlos!

–¡Alejandra, deja de interrumpirlos! ¡Iban a besarse!– le recriminó Emma.

–Dios, lo siento.

–¡Bésala Toni!– gritó Gareth, lo que hizo que su esposa se golpeara la frente con la palma de su mano.

La demanda del galés fue en vano, ya había arruinado el momento, así que Sarah decidió preguntarle sobre lo que rondaba en su mente.

–¿Qué harás para navidad?– murmuró Sarah solo para que Toni escuchara, él se encogió de hombros.

La navidad del año anterior la había pasado dentro de su casa, acompañado de un montón de bebidas alcohólicas y películas de mala calidad. Todo lo que significaba la navidad para él se había muerto junto a su esposa.

–No tengo planes, contando con que no puedo viajar porque unos pocos días después tenemos partido– mintió para que ella no sintiera lástima por él.

–¿Qué te parece pasarla conmigo y mis padres? Sé que suena apresurado, pero no deberías pasar la navidad solo– el alemán se encontró a sí mismo considerando la invitación.

–Bien.

–¿En serio?– la respuesta la tomó por sorpresa.

–Dime qué les gusta a tus padres, para no llegar con las manos vacías.

–Vale.

Sarah pudo ver como las comisuras de los labios del rubio se alzaban lentamente, pero su casi sonrisa fue interrumpida por otro grito de Gareth.

–¡Se ven tan lindos juntos! ¡No puedo con esto! Por cierto Sarah, deberías usar mi camiseta más seguido, ¡metí cuatro goles!

–Gareth, cariño, creo que tu intento de enseñar que te gusta como se ven juntos está haciendo que no puedan, ya sabes, demostrar que están juntos– musitó Emma, intentando arrastrar junto a Alejandra al galés–. Es como que no escucha.

–Déjame intentarlo– dijo Alejandra calmada–. ¡Idiota deja a los niños solos!

Mientras el par seguía gritándose y Emma trataba en vano de sacarlos de ese lugar, Sarah y Toni se alejaron y se subieron al auto de este último.

–¿Te dejo en tu piso?– ella asintió.

En el trayecto no se dijeron mucho, pero no fue un silencio incómodo como era de esperarse.

Cuando llegaron al destino final, Toni salió antes para abrirle la puerta. Casi había olvidado lo que era comportarse como un caballero con una chica que le gustaba, y se sentía extrañamente reconfortante.

–Nos vemos para navidad, señor Kroos– se despidió bromista Sarah.

–¿Planea entrar sin darme un beso siquiera, señorita Carvajal?– respondió con el mismo tono.

Sarah se acercó levemente, y antes de que ella tuviera que tomar la iniciativa, como para el primer beso y el casi segundo, él la tomó de la cintura y la besó. Sin intención, la camiseta que ella llevaba puesta se alzó levemente, dejando a Toni sentir nuevamente la calidez de su cintura contra su fría mano.

Capítulo veinte!! no puedo creerlo 😲
en el próximo es la navidad, y en un par más el cumpleaños de los mellizos jiji
spoiler: leerán al queridísimo dúo borracho cantando en el karaoke lol

Smile // Toni KroosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora