I- EL SUEÑO

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Puedo escuchar el bullicio que se forma debido a los niños que juegan en el extremo opuesto a la habitación; las paredes me parecen extrañamente más viejas de lo que las recordaba. A lo lejos las agudas voces de aquellos que jugueteaban y los repentinos gritos de emoción me producen un cosquilleo en el cuerpo que me recorre la espalda, pero termina acumulándose en mi pecho y por alguna razón no logro que se vaya. Me hace sentir intranquila y nerviosa.

Estoy soñando.

En lo más lejano de mi subconsciente puedo recordar haberme ido a la cama la noche anterior, en lo más profundo de mi aún puedo escuchar las ramas del viejo roble rebotando con el poste de la calle central. Intento moverme, intento reaccionar, pero fallo rotundamente. Estoy recostada en una cama así que mi vista esta fija en el cielo falso que es de un incómodo color celeste el cual es viejo y opaco, vuelvo a notar lo aterrador que resulta y me causa inseguridad, las pequeñas nubes de pintura que están dibujadas en él parecen caerse a pedazos, pero no es una cuestión importante para aquellos que aquí habitan. Estoy inmóvil e impaciente, dentro de un sueño donde todo aquello se siente tan potente, los sonidos y las sensaciones se incrementan cada vez más, puedo sentir cada leve tejido de la sabana en la que estoy recostada y comienzan a rozar mi nuca en una danza insufrible que me eriza la piel.

Sin previo aviso una manos fuertes y firmes me toman por la espalda, se sienten suaves a través de la delgada ropa que llevo puesta, la cual soy incapaz de ver ya que solo puedo intuir mi situación gracias a mi hipersensibilidad. El movimiento que hace al cargarme me permite verle desde cerca: es un hombre alto que me baja sin problema de la cama, la cual ahora puedo notar que era una litera. Me recarga en su pecho, pero el contacto resulta totalmente impersonal. Parezco tener todo el tiempo del mundo para observarlo y lo primero que puedo notar es que es hermoso. Tiene una barba tupida, varonil y estética, el olor que despide no puede ser más delicioso, pero la mirada triste que mantiene directa hacia mí me quita todas las intenciones de hablarle o al menos de intentarlo. Observo más de cerca su cara, intentando no ser distraída por la superficialidad de su apariencia, tiene una gran cicatriz que le atraviesa el rostro desde la parte superior del ojo izquierdo baja hasta toparse con este y sigue su camino, haciéndose cada vez más delgada, lo hace ver temible y lejano; como un veterano de guerra que esconde todo aquello que vivió. Me sostiene con cuidado, pero sigo sin poder sentir algún afecto prominente de su inexpresivo cuerpo. despacio camina conmigo hacia un destino que soy incapaz de conocer, mi cuerpo recupera movilidad, lo sé porque siento mi mano moverse un poco, pero no tengo ningún control sobre ella. Soy una simple espectadora, en un sueño que parece eterno.

—¿Realmente crees que esto va a funcionar? — el sueño toma un rumbo aún más extraño cuando una voz femenina pero extrañamente distorsionada que proviene de mi interrumpe el lento recorrido que hacíamos hacia algún lugar de la habitación.

El bullicio que se escuchaba antes de niños hablando y correteando se esfumó de repente tras la intervención de aquella siniestra voz. El hombre, que parecía ahora un joven confundido me miraba fijamente, sentí un leve tambaleo de su parte que me aterró internamente. Su mirada era inexplicable pues albergaba muchas sensaciones que fui incapaz de descifrar desde mi posición desfavorable, atrapada dentro de una historia incapaz de narrar con propiedad.

—Es nuestra última opción — el pico que su voz formó ante la frase que intentaba pronunciar creó en mí un nuevo escalofrió que esta vez me recorrió la garganta y llego hasta mis ojos, generando unas inocentes lagrimas que me impedían ver, estaba borroso y las gotas parecían no poder rodar de mis ojos. Seguimos el recorrido que antes habíamos interrumpido y pude escuchar como una puerta se abría lenta y pesadamente. Las manos del hombre me alejaron de su cuerpo de forma despectiva pues esta vez sus movimientos eran apresurados y descuidados, finalmente me sumieron en una habitación que contenía al mismísimo vacío, la única fuente de luz era el hueco que antes ocupaba la puerta desde el cual ese hombre me sostenía.

Sus dedos se movían intranquilamente por mi espalda, debilitando su agarre y aunque las leyes de la lógica desafiaran mi entendimiento me llene de pánico, tenía miedo de morir, de desaparecer entre la oscuridad más espesa. Sin previo aviso me soltó, fue como si el tiempo hubiera estado detenido hasta ese momento y justo en el preciso instante fuera puesto en marcha de nuevo, caía hacia un destino incierto y no tenía la capacidad de moverme o siquiera gritar un buen insulto en contra de mi atracador, de aquellos que me arrebataban la oportunidad de un sueño estable.

La presión era real y la podía sentir en mi pecho. Las pequeñas lagrimas que se habían acumulado en mis parpados caían sin remedio junto conmigo elevándose por la corriente de aire que mi cuerpo ocasionaba. De la forma más inesperada pude observar como por encima de mi comenzaban a caer trozos gigantes de cristal, gruesos como el roble que adornaba la calle de mi barrio, apenas los pude apreciar un segundo antes de que mi cuerpo tocara el suelo. No sentí nada más allá del pánico acumulado durante la caída, fue como lanzar un costal inerte a un camión de transporte.

La tranquilidad había vuelto, era un sueño después de todo, nada ahí podía hacerme daño realmente por lo que me tranquilice a mí misma. Mi respiración estaba entrecortada por el sobre salto de emociones así que intente ponerme de pie con lentitud calculando con mi mano el terreno, que resultaba ser un piso frio y lleno de polvo el cual tenía unos símbolos tallados en él. Pude notar como de entre las tinieblas algo se alzaba amenazante entre ellas, apenas si podía ver donde comenzaba mi mano y donde terminaba por lo que mis ojos aún estaban acostumbrándose al entorno. Aunque no pudiera verlo con claridad sentía su presencia y su forma tan peculiar de arrastrar un objeto metálico. Era una escopeta, lo supe por el repentino sonido de recarga que cualquiera después de jugar unos tantos videojuegos puede asociar a una de estas. Una risa ahogada interrumpe mis pensamientos, es molesta y aguda, como si el que me amenaza fuera un duende pequeño, pero mis interrogantes e incomodidades son interrumpidas por el destello amenazante del disparo de una bala de perdigones.

Entonces desperté.

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¡Bienvenidos a todos aquellos que decidieron entrar a esta historia!

¡SUPER AVISO REQUETE CONTRA IMPORTANTE!

Primero que nada, MUCHAS GRACIAS DESDE EL FONDO DE MI OTAKU KOKORO por leer esta historia. Por otra parte, quiero aclarar que esta historia fue escrita hace aproximadamente 2 años por lo que actualmente estoy intentando concretar mejor las ideas que tenía en ese momento por lo que veras que dentro de poco actualizo casi todo <3

Para aquellos que ya hayan leído las primeras partes y les resulte confuso que este volviéndolas a actualizar quiero decir que es la misma historia, pero tomare un rumbo mas claro para que no demos muchas vueltas en lo mismo y espero que me tengan mucha paciencia y me apoyen un poquito, me esfuerzo para dejar un pedazo de alma en cada capitulo solo para ti :3

✨Créanme que me esfuerzo mucho por traer esta nueva puesta en escena de Andrómeda y el mundo de los sueños para que por fin podamos ver que esconde Lydia dentro de sus alucinaciones✨

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