VI- PÚRPURA

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Siento las miradas a mí al rededor, puedo escuchar los murmullos y el dolor de cabeza se hace insoportable; de pronto parece que volveré a desmayarme, pero con un último esfuerzo logro entrar a mi coche.

— El peor día de mi vida — digo en voz baja mientras busco las llaves del coche en mi bolsa de mano; de pronto una sensación extraña me recorre, es como un escalofrío, pero me recorre el pecho, como unas ganas de gritar.

Conduzco a casa como de costumbre, me siento un poco mal por conducir en esas condiciones, un pequeño flashback de lo sucedido inunda mi mente, de pronto no puedo contener las lágrimas, había estado intentando ser fuerte, pero ya era demasiado. Al llegar, contemplo por un instante la soledad que me rodea, que me da un sentimiento de tristeza y tranquilidad a la vez, quizás estaba sola, pero estaba segura, pensé.

Últimamente me había encontrado rodeada por un montón de emociones que no sabia controlar del todo, me tenia realmente agotada, simplemente quería que todo estuviera normal, pero no soy lo suficientemente buena manteniendo las cosas simples. Me acuesto en el sofá, dejando mi taza de café sobre la pequeña mesa central, con el teléfono en la mano el cansancio se apodera de mí, mis ojos se vuelven pesados y no puedo mantenerlos abiertos.

Una luz púrpura nace entre toda la obscuridad, y una melodía se forma en mi cabeza, sé que estoy soñando, pues recuerdo estar viendo vídeos, pero se siente como la realidad y soy incapaz de controlar lo que pasa a mi alrededor. Es un sueño tranquilo.

Un fuerte estruendo se escucha de repente, perturbando completamente mi ligero sueño. Abro los ojos y estoy de vuelta en el sofá, me levanto para descubrir a un hombre parado en la cocina. Va vestido de negro, pero su sudadera parece ser de un tono azul, pero ¿Qué demonios hacía fijándome en la tonalidad de su ropa? Me estaban robando.

Y ahí estaba yo, sentada, inmóvil frente aquel hombre, hasta que de repente se abalanzó sobre mí, tenía un cuchillo en la mano derecha. Por suerte relacioné rápidamente e intenté correr, pero me sostuvo de la cadera y me obligó a sentarme de nuevo. El cuchillo estaba increíblemente cerca de mi cara.

— Eres una chica bonita, cuando me pidieron que viniera no mencionaron que habría alguien aquí— dijo mientras pasaba el cuchillo por mi rostro, su voz era ligeramente ronca, pero infantil en el fondo, como si fuera un adolescente incapaz de controlarla.

¿Qué quiso decir con "me pidieron que viniera"? Acaso alguien contrato un matón para invadir mi casa. Estaba desesperada, aquel desequilibrado se encontraba jugueteando con mi cabello y amenazándome con el cuchillo, pronto empezaría a llorar y eso me quitaría toda oportunidad de parecer alguien amenazante.

Los pensamientos que inundaban mi cabeza eran cada vez menos congruentes, era como si una multitud de personas hablaran al mismo tiempo, luchando por ser escuchadas, entre todas aquellas pude reconocer la voz de mi otra yo, qué gritaba impaciente: Andrómeda Andrómeda Andrómeda, era tal mi desesperación que yo también comencé a gritarlo.

De pronto todas las voces se detuvieron, pero yo seguía gritando aquel nombre, una y otra vez, cerré mis ojos y sentí como perdí el control de mi cuerpo y una fuerza mayor lo tomó, aquella luz púrpura volvió a emerger.

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✨Hola pequeño ser de luz, ¡gracias por leer!✨

😊👀

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