XIV.- CAMINANDO POR EL BOSQUE

49 4 2
                                    


La oscuridad de la noche parecía estar disipándose cuando me detuve unos instantes a descansar, unas manos frías me jalaron de vuelta al bosque.

—Estoy realmente cansada de que todo suceda por voluntad de los demás, estoy cansada de ser arrastrada y humillada, pero ¿qué más podría hacer? No tengo poder, ni siquiera tengo deseos verdaderos, acabo de verme a mí misma comiéndome al chico que de hecho supuestamente también maté, ¿lo maté? ¿realmente lo hice? — los instantes parecían horas y los simples segundos eran una eternidad inaguantable— Me estoy volviendo loca — susurre finalmente.

— Lydia, vamos, despierta, ¿estás bien?, no es momento de bromear— las heladas manos me sujetaban con fuerza y entre mis delirios pude reconocer su voz.

— Leira, ¿qué demonios está ocurriendo? — sin querer las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y no parecían querer detenerse, estaba asustada y había estado sola durante horas en aquel lugar.

— Todo estará bien, simplemente no pierdas la calma, tú, ¿la viste? — Leira me miraba fijamente, no estaba asustada, de nuevo tenía el control de la situación, mientras yo lloraba como una bebé, era vergonzoso.

Paso a paso y como estuve haciendo toda la noche comencé a respirar lentamente y a tranquilizarme, me incorporé y finalmente conteste:

— Sé que esto es confuso Leira, pero te aseguro que no tengo idea de quién es, no tiene relación conmigo— Leira dejo de mirarme por unos instantes, pero ante todo pronóstico se veía confundida.

— Dime, tranquilamente, ¿qué fue lo que viste? — la que estaba confundida era yo en realidad, ¿acaso no había visto a mi gemela caníbal?

—Bien bien, me preocupe porque no estabas por ningún lado y el cadáver había desaparecido, así que tome la pala y camine como por una hora por un camino de tierra, vas a decir que estoy demente, pero, después de eso, tome una siesta al lado del camino, el caso es que la vi y decidí seguirla— me detuve un momento debido a las náuseas que me dieron por recordar todo lo que había sucedido.

— Lydia, te ayude a traer un cuerpo hasta las afueras de la ciudad, creo que esto no puede ser peor— note una leve sonrisa en su rostro.

— Dios mío, estamos dementes— susurre— Bien, ya no hay cuerpo del que preocuparse, o a menos que quieras preocuparte por lo que queda de él. Ella se lo estaba comiendo y eso, aunque suene muy loco, no es lo más extraño, como dije, no tengo nada que ver con ella, pero se veía idéntica a mí—

Leira, que hasta ahora había estado muy tranquila, suspiro amargamente y se sentó a mi lado.

— Lydia, no puedo ser la de los planes para siempre, él te ataco y decidimos ser más reservadas que de costumbre y encargarnos de la situación, tuvimos un accidente de auto— lentamente puso su mano sobre mi hombro y miro al cielo y continuo— debido al estrés nos salimos del camino y una loca robo nuestro pequeño secretito y decidió que se veía muy sabroso, tú la encontraste y no te culpo por decir que se parecía a ti. Somos víctimas de las circunstancias, debemos encontrar la forma de volver a tu casa sin morir devoradas y descansar finalmente, si es que le queda algo de tiempo a esta noche eterna.

—Tú te ves muy tranquila para haber visto y limpiado una escena del crimen, sin mencionar que hay una loca caníbal, yo casi colapso varias veces en esta noche, sin ti ese cuerpo seguiría en mi sala— la luna estaba alta y apenas se podían ver las estrellas en el cielo, aunque los había ignorado los grillos seguían en su canto constante, era una escena linda sin mencionar la situación tan horrible que estaba ocurriendo simultáneamente.

— Quizá la loca en esta situación sea yo, la gente normalmente se asusta cuando ve a un joven muerto en la sala de su vecina, aunque nunca considere que fuera completamente normal— amabas seguíamos sentadas viendo a la nada.

LOS ILUMINADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora