IX- EL CADÁVER

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Mi cabeza estaba a punto de explotar, era un dolor parecido al de una resaca después de una mala noche, pero a cada momento se volvía más intenso, como si un taladro gigante intentase entrar en mis pensamientos y extraerlos todos.

Las visiones eran borrosas, imágenes que pasaban sin sentido por mi mente, como recuerdos de una vida pasada, pero esos no parecían ser mis recuerdos, yo era una chica normal, que creció con su madre hasta los 16 y que después se independizó tras la muerte de esta última.

Mi historia quizás no era la más trágica o emocionante, pero al menos era mía, ¿No es así?.

Sumida en mis pensamientos y en pequeños fragmentos de memorias que pasaban por mi cabeza a toda velocidad no llegué a percatarme de que el dolor se fue disipando y pronto desperté de aquel mal sueño.

Me faltaba el aire y mis ojos estaban cristalizados, mi corazón palpitaba de forma violenta y me encontraba recostada en el suelo, de pronto unas cálidas lágrimas invadieron mi rostro, el suelo comenzaba a sentirse mucho más frío y mi cuerpo recuperó sus fuerzas repentinamente.

Como pude me puse de pie, todo parecía estar en orden, a excepción de la puerta del refrigerador que estaba abierta, la mesa central aún tenía mi café sobre ella y en el sofá aún reposaba mi celular, se estaba reproduciendo un vídeo.

-Quizás todo fue un sueño- me digo a mi misma una y otra vez, me dirijo a la cocina para cerrar la puerta del refrigerador y detrás del sofá me encuentro con aquel hombre tirado en el suelo, envuelto en un pequeño charco de sangre que rodea su cabeza. Estoy en shock.

Hay un cadáver detrás del sofá.

-¿Lydia? ¿Está todo en orden? Por favor abre la puerta- escuché que alguien decía mientras tocaba la puerta, con todo lo que había pasado no reconocía la voz.

- Diablos, diablos, ¿Qué voy a hacer? ¿Qué haré?- pensé mientras intentaba mantener la calma; la mujer que tocaba mi puerta comenzaba ha hacerlo cada vez más fuerte y temí atraer a más personas.

- Ya voy, ya voy - grite mientras me dirigía a la puerta de mi apartamento.

Abrí la puerta y frente a mi estaba Leira, la había visto varias veces por el vecindario, regando plantas o paseando a su chihuahua, habíamos conversado algunas veces, pero esta vez lucía preocupada.

- Linda tarde Leira, ¿Qué te trae por aquí?- dije mientras intentaba poner mi mejor sonrisa; coloqué mi cuerpo en el umbral de la puerta de manera que el cuerpo se viera lo más mínimo.

- ¿Está todo bien? Hace un momento escuché un grito muy fuerte que venía de tu casa, esperé un momento, porque la gente a veces hace cosas raras en su casa, pero luego hubo completo silencio y eso me asustó mucho- la chica frente a mí se veía un poco alterada, no me puedo imaginar que haría yo si estuviera descansando y se escuchara un grito desde la casa vecina.

- Todo está bien por aquí, debo confesar que ayer vi una película de terror y he tenido pesadillas desde entonces, lamento mucho haberte asustado, enserio lo lamento- estaba apunto de colapsar, mis rodillas temblaban y la cabeza volvía a dolerme, era una pesadilla.

-¿Sabes que puedes confiar en mí para lo que sea?- su voz sonaba reconfortante y de pronto parecía estar tranquila, toda alteración desapareció de repente, en cambio yo era una bomba de tiempo en muchos sentidos, así que no me quedo más opción.

- Pasa por favor, está comenzando a hacer frío- le abrí la puerta y la dejé pasar. Justo después de eso cerré la puerta detrás de ella y me interpuse en su camino.

- Leira, te diré toda la verdad, llegué a casa después de un pésimo día...- de pronto las lágrimas brotaron a montones de mis ojos y sentí como mi voz se quebraba. Leira me acarició los hombros y asintió.

- Si, si, puedo hacerlo; regresé a casa y después me quedé dormida en el sofá, cuando un sonido me despertó, era él, estaba en mi casa y creo que lo maté.- un silencio absoluto se apoderó del lugar, Leira, qué aún mantenía sus manos en mis hombros se quedó inmóvil, los segundos parecían horas y mi desesperación crecía a cada instante.

Leira retiró sus manos de mis hombros lentamente; por mi cabeza pasaron tantas cosas, la incógnita de ¿Qué habría pasado si no le hubiera dicho?, ¿Cómo fue que maté a ese hombre?, ¿Aún estoy soñando?, pero todos esos pensamientos se fueron cuando ella dijo:

- Está bien, todo estará bien- se notaba nerviosa y agitaba las manos mientras lo decía- ¿Donde está él?- terminó diciendo.

Me aparte de su campo de visión y al final de la habitación, frente al sofá estaba aquel hombre, recostado en el suelo; de solo verlo me dió un escalofrío.

- Tenemos mucho trabajo por hacer- dijo Leira apoyando su brazo en mi espalda.

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