Capítulo 1: Todo comienza por el inicio.

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Dibujo de portada de capítulo: Licchi Ikari.


Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal.

Capítulo 1. Todo comienza por el inicio.

Querido diario cibernético...

¿Qué? Óigame, no. No soy una colegiala que ha abierto por primera vez una tonta libreta que vaya a utilizar como diario personal (y aquí me pregunto yo: ¿Aún hay personas que hagan eso, que escriban a mano?), para empezar porque soy un chico y en segunda porque los diarios me parecen una pérdida de tiempo, con perdón de mis dos hermanas, más si no piensas dárselo a alguien para que lo lea. En fin, sea como fuere, en estos momentos me encuentro sentado en el piso de la sala de mi casa con la computadora portátil entre mis piernas, la que conseguí que me compraran después de meses de insistir y no porque mis padres no tengan dinero para comprármela sino porque ambos creen que no debería tener tantos aparatos electrónicos al mismo tiempo (al parecer, tener dos consolas de videojuegos, un smarthphone y una Tablet es demasiado para ellos). ¿Qué por qué estoy escribiendo esto si considero que los diarios son una pérdida de tiempo? Tal vez si comienzo por decir quién soy quizás podrían comprenderme mejor.

Me llamo Daisuke, tengo trece años y soy un mestizo, como diría mi madre, o si lo prefieren, un haifu, como dirían los compatriotas de mi padre, puesto que soy mitad japonés y mitad mexicano. En estos momentos, como dije antes, me encuentro sentado en la sala de mi casa, observando a mi enorme familia. A mi izquierda, tumbada boca abajo, hay una chica de cabello negro que lee con mucho interés una copia muy desgastada de "Orgullo y Prejuicio", de Jane Austen. Es mi hermana Jazmín, dos años mayor que yo, el orgullo de la casa y el modelo a seguir para los otros tres hijos que tuvieron mis padres. Dos de esos tres hijos restantes, hombre y mujer, están a mi derecha, sentados ante una mesita que soporta un tablero de ajedrez, jugando una partida de dicho deporte mientras murmuran frases rápidas en alemán; ambos son castaños y se parecen lo suficiente como para justificar que son gemelos. Mis hermanos menores, de once años, Aremy y Benjamín, ambos nacidos en Alemania (los únicos de esta familia), aunque a él mi padre lo suele llamar por su nombre japonés, Ichimei. Frente a mí se encuentra mi madre recostada en un diván, una hermosa mujer de cabello castaño oscuro y rasgos latinos quien lee una revista médica mientras toma la mano de mi padre, que a su vez está leyendo el periódico con el ceño parcialmente fruncido, lo que acentúa aún más la impresión de que tiene los ojos cerrados gracias a su fisonomía asiática. Dicen que todos los hijos de mis padres nos parecemos entre sí y a su vez a ellos; dependiendo de a quién le preguntes te dirá que soy idéntico a Benji o que me parezco mucho a Jazmín o que tengo la sonrisa de mi mamá pero casi todos parecen coincidir en que soy el vivo retrato de ese hombre de edad madura que está leyendo el periódico.

Ese hombre que es mi padre, Genzo Wakabayashi. Y éste, señoras y señores, es precisamente mi problema...

Porque, ¿alguno de ustedes sabe lo difícil que es ser el hijo de una celebridad? Bueno, pues yo sí lo sé y por eso es que estoy escribiendo esto ahora mismo. Aunque ame a mi padre y lo respete, tengo que admitir que en más de una ocasión he deseado ser el hijo de alguien más "normal" o, en todo caso, de alguien que no me presione tanto para seguir su camino. A los trece años es difícil vivir con tanto estrés...

Empecemos pues por el principio. Soy Daisuke Wakabayashi y soy el hijo varón mayor de Genzo Wakabayashi, el famoso Super Great Goal Keeper, uno de los mejores guardametas de la historia, el que más títulos y récords ha roto a lo largo de su carrera. El portero que tiene ocho Bundesligas ganadas con el Bayern Múnich, dos Champions League, una Copa Mundial de Clubes, nueve Copas de Alemania y varios torneos menores que no vale la pena mencionar, así como dos Copas Asiáticas y un Mundial de Fútbol en compañía de la Selección Japonesa, además de haber sido galardonado con el premio Guante de Oro en el Mundial que ganó con su equipo, designado seis veces mejor portero del mundo en forma consecutiva, nominado al Balón de Oro en tres ocasiones e integrante del Once Ideal de la FIFA por siete años consecutivos. Es este hombre tan ampliamente galardonado el que ayudó a procrearme y el que desea que ahora siga sus pasos y supere sus récords para así perpetuar su legado. ¿Con lo que acabo de mencionar es suficiente para que se hagan una idea del enorme peso que se puso sobre mis hombros cuando nací? ¿Todos los hijos de famosos deportistas se sienten así o soy el único que tiene un padre tan controlador?

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora