Capítulo 35. Una oferta tentadora y una decisión drástica.

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*Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi.


Capítulo 35. Una oferta tentadora y una decisión drástica.

Cuando eres niño o adolescente, tienes miles de sueños que ansías que se hagan realidad: que el profesor que te va a poner un examen difícil se enferme el día de la prueba, que en tu cumpleaños te regalen el videojuego que querías, que llegues a la escuela un día y descubras que está destruida (aunque yo en lo particular ya no deseo eso, desde lo del incendio), que tus padres te dejen comer pizza con helado en el desayuno y un montón de cosas más. Seguro que más de uno de los que leen esto ha tenido un deseo o sueño así, algo que parece imposible de conseguir pero que, en realidad, no lo es tanto.

En mi caso, a mis traumáticos catorce años de edad, tenía tres sueños que deseaba que se hicieran realidad más que cualquier otra cosa en el mundo: 1) que Aremy se recuperara; 2) que Giovanna Ferrari me dijera que está loca por mí; 3) ser alemán para poder jugar fútbol con la Selección de Alemania. Obvio, también quiero comer pizza con helado en el desayuno pero esos tres sueños eran los más importantes para mí. El primero, desgraciadamente, no dependía de mí (o eso creía), así que no me quedaba más que rezar, a pesar de que no estaba muy seguro de que rezar tuviese algún significado para mí, pues mis padres no son personas religiosas y ninguno de los dos se preocupó demasiado por enseñarles a sus retoños la existencia de algún ser celestial con súper poderes. Con respecto al segundo sueño, pues ya había hecho lo que estaba en mí para que Giovanna me quisiera como yo la quería pero, para mi mala suerte, no había conseguido el resultado que esperaba así que no me quedaba más remedio que llorar como la Blancanieves que soy. Y sobre el tercer sueño, ni rezándole a todos los dioses habidos y por haber iba a poder realizarlo, porque jamás conseguiría que alguno de los cazatalentos de la Mannschaft se fijase en mi talento.

Pero con respecto a eso, también me equivoqué. Y digo que también porque... bueno, que eso lo diré más adelante, por ahora me limitaré a decir que el señor Manfred Margus, entrenador de la Selección Sub-17 de Alemania, había ido a la snob Wittelsbach para ofrecerme a mí, Daisuke Wakabayashi, hijo del portero más traumado del planeta, que me nacionalizara alemán para jugar en su equipo. ¿De veras está pasando esto o es que me he muerto? Bueno, no, sé que no estoy muerto porque, de ser así, me habría ido al infierno y entonces me estaría convocando México. ¿Cómo rayos sucedió esto? ¿Por qué, de buenas a primeras, al señor Margus se le ocurrió que es buena idea suicidarse pidiéndole al hijo del gran y traumado Genzo Wakabayashi que aceptara ser su portero? ¡Que alguien me explique!

– Perdón, señor, creo que no lo escuché bien –dije, cuando el señor Margus me soltó su petición–. ¿Usted quiere que yo... qué?

– Que juegues para Alemania, Daisuke.- repitió el entrenador, con mucha calma–. Sé que no eres alemán pero eso no sería un problema, se te puede conseguir la nacionalidad con relativa facilidad, considerando que tu madre ya es alemana.

El problema no es ese, hombre, el problema es que cuando mi padre, el gran Genzo Wakabayashi, se entere, nos va a freír en aceite hirviendo a usted y a mí. ¿Seguro que quiere morir tan joven? Porque yo no. Aunque bueno, pensándolo bien usted ya no es tan joven, debe de tener la edad de mis padres (¡no, mamá, no me pegues con la chancla, juro que es broma!).

– Usted quiere que mi papá nos mate, ¿verdad? –bufé–. Si él llegara a enterarse de que usted está pidiéndome que me nacionalice alemán, le darán como mínimo tres infartos cerebrales y dos cardiacos.

– Creo que estás exagerando un poco, Daisuke. –El señor Manfred se echó a reír–. Tu padre es exigente y testarudo pero no es un hombre violento, no si la situación no lo amerita, seguro que en algún momento entenderá que esa decisión debe ser tuya.

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora