Capítulo 5. Técnicas especiales de juego.

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Capítulo 5. Técnicas especiales de juego.

Para la hora de la comida ya se había definido que Hermann Kaltz y su familia vendrían a visitarnos desde Hamburgo. El señor Schneider, el señor Kaltz y papá fueron muy buenos amigos cuando los tres jugaban en las fuerzas juveniles del equipo Hamburgo hace miles de años, en las épocas en las que los muchachos demostraban su hombría cazando mamuts, y siguieron conservando su amistad a pesar de los años, los cambios de equipo y los constantes enfrentamientos futbolísticos. Al final de su carrera Kaltz decidió quedarse definitivamente en Hamburgo, ciudad de donde nosotros nos mudamos hace algunos años, pero a pesar de la distancia seguíamos manteniendo una buena relación con su familia. Se decidió, pues, que los Kaltz se quedarían en nuestra casa dado que los niños Ferrari se estaban hospedando en la mansión Schneider y la familia Shanks, a la que pertenecen Gwen Heffner (quien curiosamente está casada con el hermano de Elieth) y mi amiga Maia, estaba dándole alojamiento a los niños Hernández.

Una vez decidido este punto, la conversación giró en torno al embarazo de mi tía Lara; mi tío Bryan no deseaba pedirle directamente a su esposa que dejara de trabajar pero era obvio que esa cuestión le preocupaba. De entrada, su embarazo estaba catalogado como de riesgo por su edad y aumentarle la cuestión del trabajo empeoraría las cosas.

- Podrías pedir un permiso especial.- dijo el señor Cruyffort.- ¿No te lo darían por las condiciones especiales de tu caso?

- Sí me lo darían pero no será hasta que esté por aliviarme.- replicó mi tía.- Tengo mucho trabajo qué hacer.

Mi tía Lara trabaja para la Interpol; cuando vivía con su ex marido era una agente excepcional y ayudó a capturar a muchos criminales, pero cuando se casó con Bryan Cruyffort pidió que la movieran al trabajo de oficina, quedándose a cargo de una de las agencias de la Interpol alemana. Lo cierto era que mi tía no tenía muchas ganas de dejar el trabajo activo pero lo hizo por consideración a Bryan: él perdió a su hermano mayor en un accidente de tráfico y su primera esposa falleció al dar a luz. Sin duda alguna, el señor Cruyffort no deseaba enterrar a una segunda mujer ni dejar a sus hijos huérfanos por segunda vez, de manera que Lara eligió mantenerse alejada del peligro por amor a su nueva familia.

- Lo que voy a necesitar es ayuda con la casa.- dijo Lara.- Tal vez podríamos contratar una sirvienta.

- Desde hace mucho que te dije que lo hiciéramos, cariño.- replicó Bryan, a quien poco le faltó para poner los ojos en blanco.- Fuiste tú quien no quiso porque deseabas que nuestros hijos fueran responsables con las labores de la casa.

- Y lo somos.- terció Edward.- O casi todos, al menos, porque ya sabemos que la Flaca sigue manteniendo sus actitudes de diva.

- Cállate, tarado, que yo sí ayudo con la casa.- protestó Lizzie, de inmediato.

- Mover tu trasero del sofá no es "ayudar con la casa".- replicó Edward, sin inmutarse.

- Ya basta, ustedes dos.- intervino mi tía.- Compórtense, que estamos en casa ajena.

- Ni que no supiéramos que todo el tiempo se están peleando.- musitó Benji, en voz baja.

Yo sonreí de manera condescendiente porque mi hermano tenía razón. Edward y Lizzie discutían cada que podían y por las cosas más idiotas, si no fuera porque son hermanos pensaría que se gustan. Bueno, estrictamente hablando son hermanastros pero es casi lo mismo.

- Tú no te preocupes, mamá.- añadió Vladimir.- Nosotros podemos con la casa. Ahora que si quieres e insistes mucho en que lo mejor es contratar a una sirvienta, pues yo no soy quién para llevarte la contraria.

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora