Capítulo 47. Llega el abuelo Mikami a poner algunas cosas en su lugar.

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Dibujo de portada de capítulo: Jenny Nakayama (Instagram).

Capítulo 47. Llega el abuelo Mikami a poner algunas cosas en su lugar.

Creo que es momento de darle un poco de velocidad a esto o no llegaremos nunca a lo importante, he perdido demasiado tiempo contando cosas que no lo valen y si sigo tardándome en escribir mis memorias, puede ser que nunca las acabe. ¿Se lo imaginan? Daisuke Wakabayashi, falso escritor aficionado que no es capaz ni de terminar su propia autobiografía. ¡Qué escándalo! Mis amigos y hermanos no me dejarían en paz nunca, así que es momento de dejar la flojera de lado y meterle turbo al asunto.

Si bien en los siguientes días ocurrieron varias cosas, ninguna de ellas fue de mucha importancia, no la suficiente como para que me entretenga explicando cada una a detalle. Estábamos ya al final del ciclo escolar y parecía que la vida estaba calmándose un poco, las cosas se pusieron tan tranquilas que hubiesen rayado en lo aburrido, pero tengo que decir que muchos lo preferíamos así dado el movido año escolar que tuvimos. ¡Ya nos tocaba un descanso! Además, no queríamos tentar al Destino, capaz que nos caía un tornado, un terremoto, un huracán o qué se yo. Ya sé que en Múnich no hay terremotos y no llegan los huracanes, pero con la suerte que tenemos ya no se sabe.

Tras haber hecho los exámenes más pesados (matemáticas y francés), no había más pruebas que nos causaran estrés; para sorpresa de muchos (menos para los que lo conocemos), Mijael sacó la nota máxima en casi todos sus exámenes, sin pestañear y sin preocuparse. Si le bajaron puntos en algunas materias fue porque, gracias a su hiperactividad, terminó divagando en algunas de sus respuestas y algunos profesores no se lo tomaron a bien, pero era obvio que sabía todo lo que le estaban preguntando y en general obtuvo mejores calificaciones que la gran mayoría de sus compañeros. Más importante aún, consiguió acabar los exámenes sin volar otro laboratorio y/u otro edificio de la Wittelsbach, lo cual era como para darle una medalla.

(Me burlo mucho de Mijael con respecto a lo del laboratorio de Química, cuando, siendo estrictos, fue Edward el culpable; sin embargo, burlarse de Edward no es tan divertido como hacerlo de Mijael, para qué negarlo).

Mi prima recién nacida seguía hospitalizada y en incubadora, pero según nos dijo la doctora Del Valle, estaba respondiendo muy bien a los tratamientos. Aparentemente, lo único que le hacía falta era comer y acabar de madurar, lo cual hacía con muchas ganas (al menos las enfermeras decían que comía como un bebé del doble de su edad). Al final, Jazmín había tenido razón al decir que mis tíos elegirían un nombre bonito y elegante para ella, Chiara, que significa "Clara" en italiano. El por qué un holandés y una mexicana eligieron un nombre italiano para su hija recién nacida en Alemania es algo que escapa a mis pequeñas células grises (¡Te he fallado, Hércules Poirot!), pero hay que admitir que el nombre combina muy bien con su apellido, ¿o no se escucha bonito Chiara Cruyfford? Curiosamente, si bien muchos papás evitan ponerle nombre a un hijo que está en incubadora por temor a encariñarse y que después se muera, mi tía Lara era una persona práctica y poco supersticiosa, quien pensaba que ponerle nombre a su hija era darle una identidad, reconocerla como persona y hacerla sentir bienvenida a este mundo tan horrendo. Que vamos, una bebé prematura recién nacida ni va a sentirse bienvenida en ningún lado, menos si está metida todo el día en una caja transparente, pero se entiende el concepto, pues, así que mi tía logró convencer a mi tío Bryan de que dejara los miedos de lado y confiara más en el destino.

Personalmente, creo que al tío le hace bien tener a su lado a una mujer que le enseñe a seguir creyendo a pesar de todas las desgracias. Es lo que me ha ayudado a mí a sobrellevar mis problemas.

En otro punto medianamente importante, los del equipo de fútbol de la Wittelsbach jugamos la semifinal del campeonato contra un equipo que nos dio más pelea de la que parecía que nos daría, el de la academia Villa Elisabeth (sí, con "s", así va el nombre, no lo escribí mal, ni crean). Ese equipo por lo regular no era tan bueno en fútbol, aunque su equipo de volibol daba miedo, eso sí, pero de alguna manera había conseguido colarse hasta la semifinal del torneo. Ya saben que éste es el universo de Captain Tsubasa y por fuerza tiene que haber un equipo pedorro que llega lejos por cuestiones del guion. En fin, Mijael estaba más recuperado de sus quemaduras y se sentía con muchos ánimos (se le subió la cabeza ser el único estudiante en aprobar todas sus materias a través de exámenes orales), así que jugó todo el partido, pero la defensa del Villa Elisabeth era muy fuerte y le costó trabajo superarla. Parecía que el Fede estaba tomándose las cosas muy a la ligera, hasta que Erick y Adler empezaron a presionarlo con que si todavía le dolían las quemaduras podían reemplazarlo cuando quisiera, que fue cuando al Fede le salió lo Schneider y se puso a esquivar a los defensas rivales como si fueran simples conos de tráfico (que además traían unos uniformes naranjas chillones horribles a lo "jódeme la vista", así ni cómo no compararlos con conos de tráfico, caramba) para después meter un par de goles en la portería del contrario. Yo no tuve mucho trabajo, hay que decirlo, los conos de tráfico del Villa Elisabeth no eran particularmente muy buenos y fuera de dos o tres disparos más o menos fuertes, no tuve que esforzarme demasiado para evitar que la portería quedara en ceros. Sin embargo, como siempre iba a jugarme en contra el ser tan confiado, casi al final del partido uno de esos condenados conos de tráfico se me dejó venir y con un tiro muy raro acabó anotándome un gol, a pocos minutos de que se acabara el juego.

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora