Capítulo 31. La Casa del Té de la Luna.

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Capítulo 31.- La Casa del Té de la Luna.

Y como dice el dicho, me llueve sobre mojado. Apenas llevábamos seis meses de ese condenado año y yo ya quería tirarme a un pozo. ¿No podía irme a dormir y despertarme el 31 de diciembre?

Sí, ya sé que eso es de cobardes y en teoría yo no lo soy. En teoría. En fin, al volver a mi casa y encerrarme en mi cuarto, ya se me había pasado la bonita sensación que tuve tras haber comprobado que mi mejor amigo y mi primo sobrevivirían y me cayó de golpe otra vez mi dura realidad. ¿De verdad estaba castigado y me iban a reprobar en francés? No terminaba de creérmelo, tenía la esperanza de que en algún momento mi padre entrara por la puerta de mi habitación para decirme que todo había sido una broma y que en realidad nadie habló de la Wittelsbach para quejarse de que yo cambié mis calificaciones. Por supuesto, una vez más tuve que repetirme una verdad incuestionable.

El gran Genzo Wakabayashi no hace ese tipo de bromas.

Necesitaba hablar con alguien pero gracias a mi estúpida idea de besar a Giovanna, ahora ya ni siquiera podía contar con su apoyo. Intenté marcarle a su celular una vez más desde el infame "cacahuate" (porque tanto ella como sus hermanos y los Schneider ya habían regresado a casa de éstos ahora que los matrimonios Cruyffort y Schneider se turnaban para cuidar a los heridos en el hospital y no dejar a sus otros hijos solos), pero Gio no me respondía, era evidente que no quería hablar conmigo. Ya estaba más que arrepentido de habérmele declarado pero el daño estaba hecho y tampoco sentía el ánimo que me dieron las palabras de mi padre con respecto a que nunca me diera por vencido, no cuando el gran Genzo Wakabayashi había expresado que lo decepcioné por algo que no hice. En fin, tendría que esperar unos días a que a Giovanna se le pasara su odio hacia mí para intentar hacer algo, o por lo menos debía aguantar a que Mijael saliera del hospital para contarle mi desgracia y tratar de hallar juntos una solución.

Ahora bien, ¿quién podría haberme cambiado las calificaciones por pura maldad u odio? Es cierto que no soy monedita de oro y que había muchos en la escuela que no me toleraban, sobre todo desde que me volví un gruñón amargado a causa de la enfermedad de Are, pero no creía que hubiese alguien que me detestara al grado de querer verme reprobado en francés. El nombre de Margus Hoffman me vino de inmediato a la mente. ¿No era la opción más lógica? No había dejado de molestarme desde que regresó de su castigo, su actitud de bulleador no desapareció ni porque sus padres le quitaron su apoyo de manera parcial así que me supuse que yo seguía siendo un buen blanco para sus descargas, considerando que soy el que le impide obtener la titularidad en la portería. Si en la escuela seguía provocándome y fastidiando, ¿qué lo detenía de alterarme las calificaciones? Seguro que sabía que en algún momento la administración lo notaría y me castigaría por eso.

Sin embargo, aquí fallaban dos cosas importantes: la primera de ellas era que Hoffman no era tan inteligente. Ya he dicho anteriormente que si él está en la Wittelsbach no es por su cerebro sino por el dinero de su padre y por tanto yo no creía que fuese lo suficientemente inteligente como para idear un plan tan rebuscado. Para eso se necesitaban cierto número de neuronas y definitivamente Hoffman no las tenía. La segunda cosa que fallaba con mi teoría era que se justificaba que Hoffman quisiera fregarme a mí pero no había razón para la que también fastidiara a Claude. Es decir, esos dos nunca habían tenido roces y el hecho de que Claude fuese mi amigo no era razón suficiente para que Margus quisiera atacarlo, o al menos de esa manera lo veía yo pues de ser así también les habría jugado chueco a varios, como a Mijael, ¿o no?

- ¿Dai, estás ahí?.- escuché que mi hermano me hablaba a través de la puerta cerrada de mi habitación.

- No, ya me fui a China.- dije, antes de abrir.- Claro que estoy aquí, ¿en dónde más podría estar? Te recuerdo que estoy castigado de aquí a que cumpla la mayoría de edad y todavía no sé atravesar paredes.

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora