Prologo

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El bosque proyectaba una neblina fantasmal, con un viento atroz que removía las hojas que habían caído de los arboles al suelo,  un frio que te ponía a castañear los dientes. Estaban a inicios de invierno, por lo que en ese lugar las tardes siempre eran muy hermosas, con su profundo color blanco de la nieve y el sol alumbrando los altos arboles. Sin embargo esa tarde era diferente. El bosque estaba oscuro como la noche, ningún rayo de sol entraba. Su tranquilidad fue interrumpida por gritos.


-¡Corre! ¡En cualquier momento nos alcanzaran! –gritaba Aarón desesperadamente, con un tono de voz aterrado, pero no por el, si no por Amy. Temía que le pasara algo malo. Para el, Amy era su vida y nada más.
Pero era demasiado tarde, pisadas se acercaban rápidamente hacia ellos. Amy se encontraba realmente asustada, no paraba de temblar.

Un sonido o más bien un gruñido que venia desde el fondo del bosque los sobresalto.

Dos chicos salieron de la oscuridad del bosque, eran demasiado altos para ser humanos, por lo que debían de ser seres oscuros. Se detuvieron a unos metros de ellos.
Ambos llevaban una túnica negra, con la capucha puesta, casi ocultando sus ojos.
Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro del más bajo de ellos.

Aarón gruño por lo bajo, ¡Otra vez volverían a atacarlo! ¿Qué iba a pasar con Amy? Oh, no, Amy. No podía auricular palabra alguna, lo único que podía pensar era en Amy. Cada latido de su corazón tenía nombre propio. Amy, Amy, Amy. ¿Cómo podría sacarla de esta?

Aarón miró a aquellos chicos. A aquellas bestias, -se corrigió-  y acercó más a Amy a su cuerpo, justo para poder susurrarle algo al oído.

- Vienen por mí. –Susurro - Cuando te diga que corras, corre lo más rápido que puedas, por favor no mires atrás, solo corre hasta que llegues a la colina al fondo del bosque.

- Aarón, ¿Qué esta pasando? –susurró Amy. Ella no sabia por que aquellos hombres los estaban persiguiendo por el largo y estrecho bosque y por que le estaba indicando eso.  Lo miro al los ojos y en vez de ver la alegría que siempre lo inundaba, veía el temor en ellos. Estaba aterrado.

- Solo haz lo que te pido, por favor –Aarón bajaba cada vez más la voz, y ambos oyeron como aquellos chicos se acercaba cada vez más. –Te quiero. –susurro y le dio un beso en los labios.

-¡Que maravilloso! ¡Creí que nunca te encontraría! –grito el chico mas alto y robusto, para hacerse oír entre los metros que los separaban. - ¡Bonita Chica! me asegurare de no hacerla sufrir tanto en su muerte.

Amy se estremeció ¿Este es el fin? –Se preguntaba-
Ella sabía muy en el fondo que estar con Aarón era peligroso.  
Aarón emitio un gruñido, nadie le pondría un dedo encima mientras estuviera a su lado.

Le dio la espalda a Amy y volteo hacia donde se encontraban los hombres.
Todavía tomaba el brazo de Amy, lo apretaba demasiado fuerte, como si tuviera miedo de perderla o sujetarla por última vez.

El mas alto saco un artefacto extraño –Una espada, teñida de un alumbrante color rojo-  del interior de su túnica y se preparo para lanzarse sobre ellos, en forma de ataque.

Aarón le dio un último apretón al brazo de Amy y lo soltó, comenzó a correr hacia el chico.
Se detuvo antes de llegar a el, no sabia como iba a salir de esta, pero de perdido tenía que sacar sana y salva a Amy de ese lugar.


“– ¡Corre Amy, yo te alcanzare después! ¡Pero Corre!”

Amy se hecho a correr por el bosque sin mirar atrás. Ella haría caso a la instrucción que le había hecho Aarón. Pero también estaba demasiado preocupada por el. ¿Y si ya no regresaba? ¿Y si le ocurría algo malo? Intentó no pensar en lo peor. El iría por  ella. –Se repetía una y otra vez en su mente-.

Un golpe demasiado fuerte retumbo a sus pies, como si algo se hubiera estrellado contra la tierra. ¿Qué diablos estaba pasando allá atrás? Amy considero solo por un momento en volver, pero tenia que hacer caso ha lo que Aarón le había dicho. Apretó los dientes y corrió con más fuerza. Las ramas que sobresalían de los arboles le raspaban los brazos y las piernas, pero eso no la detuvo. Sentía que los pulmones se le cerraban y las piernas le comenzaron a doler. Nunca había corrido tan rápido en su vida.

Por fin localizo aquella colina, solo tenia que subirla y esperar a que Aarón llegara.
Se sentó en la roca mas cercana que encontró. Notó que no paraba de temblar y un sonido ahogado escapo de su garganta. Estaba sollozando.


Dark NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora