Capitulo Dos.

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Amy

-¿Qué es lo que le pasa a mi hija? –El tono preocupado de mi madre resonaba en el pequeño consultorio donde me había llevado a hacer unos estudios. 

Iban a observar si tenía algo en la cabeza o si un golpe había causado esa perdida de memoria. Tenía una esperanza de recuperar lo que había perdido.

-Los estudios que le hicimos a su hija están perfectos, no tiene ninguna lesión, ni traumatismo craneal, ni daños, absolutamente esta bien. –El medico hablaba en un tono profesional. Al decir esas palabras, hizo que perdiera la esperanza que todavía rondaba en mi. ¿Nada de nada? Así como así había perdido parte de mi memoria, ¿no recordaría lo que había hecho estos últimos meses? Una lagrima resbalo por mi mejilla. ¿Cómo era posible que pasara algo como esto? El medico siguió hablando. – Puede ser Amnesia Disociativa, se refiere usualmente a un recuerdo reprimido a largo plazo como resultado de un trauma ya sea psicológico o emocional.  La amnesia disociativa específica de situación tiene lugar como resultado de una experiencia extremadamente estresante, como en aquellas situaciones en las que se es testigo de algún acontecimiento impactante.

El medico comenzó a explicar a mi madre las causas por las que podía ser mi amnesia. Decidí no prestar atención. Salí del pequeño consultorio y me senté en un sofá que estaba en la sala de espera. Tendría que esperar a mi madre. Me recosté más en el gran sofá de cuero. No quería pensar en nada.

Cuando llegue a casa con mi madre por la noche, no tenía ánimos de nada.

-¿Quieres que encargue algo de cenar? Puedo pedir tu comida favorita. –dijo mi madre, intentando levantarme el animo.

-No tengo hambre. Solo quiero dormir.

Antes de esperar su respuesta, subí corriendo las escaleras para llegar a mi habitación lo más pronto posible. No quería hacer nada, no quería pensar en nada. Solo quería dormir y perderme en un profundo sueño. Me tumbe sobre la cama y cerré los ojos.

Un viento  helado movía ligeramente mi cabello, el frió esa demasiado intenso que hacia que me castañearan los dientes, una fina capa de nieve cubría los grandes y estrechos arboles del bosque. No había ningún ruido estresante, solo el ligero ruido del viento y las hojas al caer al suelo. Podría estar aquí por siempre, donde no hay estrés ni en nada en que pensar, solo yo y…. ¿y  quien? Tenía una vaga sensación de estar esperando a alguien, pero no recordaba a quien. Recordé los profundos ojos verdes.  En cualquier momento llegaría, aparecería detrás de mí. Un escalofrió me recorrió el cuerpo, poniéndome los pelos de punta, pero no era desagradable, era un escalofrió de placer, deseo.

Unos pasos se acercaban, voltee a todas partes para ver de donde provenían las pisadas. Pero lo único que vi fue le bosque solitario, como siempre se encontraba en tiempo de invierno.

El bosque no estaba tan oscuro como de costumbre, unos delgados rayos de luz entraban por los espacios entre los arboles, no podrían ocultar a lo que se acercara. Decidí no moverme de donde me encontraba. Ahora necesitaba ver a aquella persona que se acercaba, sentía un gran deseo de tenerlo cerca de mí, aunque no supiera quien fuera.

Los pasos cada vez se oían más y mas cerca, los latidos de mi corazón se intensificaron, hasta que los pude oír en mis oídos, pum, pum, pum, desbocados.

Una silueta salió de entre los arboles, un chico. El  corazón me dio un vuelco, parecía que se detendría en cualquier momento. Iba vestido completamente de negro, pantalones negros, botas de motociclista negras, una sudadera negra con la capucha puesta cubriéndole los ojos y parte de la nariz, solo dejando al descubierto su boca. Se acercaba lentamente hacia mí, lo que lo hizo aun más desesperante. En estos momentos sentía la necesidad de acercarme corriendo hacia el y lanzarme hacia sus brazos, lo que se me hizo aun mas extraño fue que aunque no lo había visto nunca completamente, sentía que lo conocía.

Dark NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora