Capitulo Cinco.

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Amy

Desperté con un grito, mi respiración estaba irregular, mi corazón latía demasiado rápido, el miedo se apodero de mí. Todavía no podía abrir bien los ojos, estaba acostada en algo blando, me removí inquieta y unas manos me tomaron levemente por los brazos.

-¡Suéltame! ¡Quiere hacerme daño! ¡Quiere hacerme daño! –grite, con los ojos llenos de lagrimas. Tenía miedo de abrir los ojos y encontrarme con un hombre con motivos de lastimarme.

-¿Amy? Hija, estarás bien, ya estas bajo tratamiento, aquí estarás sana y salva, tranquila–Escuche la voz tranquilizadora de mi madre. Me relaje un poco al oír su voz, ella me protegería, no dejaría que nadie me hiciera daño. Todavía no abría los ojos, y el aroma aquí era extraño, demasiado desinfectante, medicina, cloro… Estaba en un hospital. Lo supe solo por los fuertes aromas. –Estarás bien, no te preocupes…-Mi madre seguía hablándome. Abrí los ojos lentamente, los notaba algo pegajosos y enseguida los volví a cerrar por la fuerte luz que iluminaba la habitación del hospital en la que me encontraba.

-¿Qué me pasó? –logre decir, después de un rato de haber estado en silencio intentando acostumbrarme a la luz. Todavía no tenía muy claro todo lo que había pasado la noche anterior, solo recordaba los fuertes golpes. Intente incorporarme en la cama, pero el dolor fue tan fuerte en mis costillas que solté un grito y volví a recostarme.

-Es lo que intentamos averiguar. Un chico vino a dejarte a sala de urgencias, pero se retiro al instante. Eso me dijeron las enfermeras. Después de que te dejo dijo que te habían atacado y se fue sin decir otra palabra. Nadie sabe quien era.

-¿Un chico? –Intente recordarlo. Era el, el chico que me rescato. Sentí un hormigueo en la piel.

-Si ¿no recuerdas nada?

-Si, mis recuerdos no son muy claros… alguien… alguien me ataco pero no vi quien era, y después llego el y me salvo. Yo estaba medio inconsciente cuando me cargo entre sus brazos, después de ahí ya no recuerdo nada. ¿Las enfermeras saben que aspecto tenía el chico? –Pregunte.

-Lo único que logran describir es su altura y su vestimenta… -justo cuando mi madre comenzó a explicar entro una enfermera con una aguja.- oh, aquí esta.  

-Usted recuerda como era el chico que me trajo aqui? –le pregunte a la enfermera que comenzaba a ponerme una inyección en el brazo. El dolor de mi cuerpo comenzó a disminuir. – Por favor… necesito saberlo. –insistí.

-Si, era un chico, era demasiado alto y algo pálido… creo que tenía el cabello negro e iba vestido con unos pantalones de mezclilla aterrajados y rotos y llevaba puesta una chamarra negra. Es todo lo que puedo decirte –se limito ha responder la enfermera, mientras intentaba recordar otra cosa mas pero se encogió de hombros y después dijo que tenía que ir a atender a otros pacientes, al final se marcho por la puerta en silencio.

-No logro recordar quien es –dije, dándome por vencida. Y lo peor es que sentía demasiada curiosidad por ese chico. ¿Sería el mismo que vi en el restaurante? Tal vez…

Noté que la inyección estaba haciendo efecto, por que mis parpados se hacían pesados cada vez más y mi cuerpo comenzaba a flotar, sentía cientos de hormiguitas caminando por mis brazos y piernas. Lo último que vi fue a mi madre dándome un beso en la frente, susurrándome algo que no alcance a escuchar y arropándome más con las mantas blancas del hospital.

~~~

Salí del hospital la mañana del día siguiente, mi cuerpo no estaba realmente sano, pero los dolores en las costillas y cabeza ya no eran tan notables y fuertes. Tenía raspaduras y una que otra cicatriz en los brazos, por los golpes que había recibido. No pudimos denunciar al hombre a la policía, ya que sería inútil reportar a alguien que ni siquiera conocía su identidad, ni como era físicamente.

Dark NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora