Capitulo Nueve.

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Aaron.

Caminé dando largas zancadas en dirección opuesta a la de Amy. «Que estúpido eres. Ahora ya esta todo jodido» Me repetí mentalmente mientras casi corría por los largos pasillos del instituto en el que iba  Amy y en el que ahora estaba inscrito. ¿Cómo se me ocurrió intentar besarla? Yo no estaba aquí para intentar reconquistarla ¿o si? No, estaba aquí para protegerla mejor. Sin embargo mientras mas me lo repetía menos creíble me parecía. Intenté aclarar mi mente, pero cada vez que cerraba los ojos los labios entreabiertos de Amy aparecían en mi cabeza. No podía dejar de pensar en ella. Y mientras mas lo pensaba, mi opinión iba cambiando. De un momento a otro comencé a arrepentirme de no haberla besado. Tal vez debía de haberla besado ¿Qué malo tenía eso? Tal vez ella iba a tener una “primera” mala impresión de mí, pero no era tan malo. Al pensarlo se me escapó una media  sonrisa. Era demasiado gracioso y extraño pensar en una primera impresión, ya que en realidad nos conocíamos anteriormente. Sentí una gran punzada en el pecho al recordar que soy un completo extraño para ella. Voy en busca de Sean, el cual se fue en dirección opuesta a la mía al poner un pie dentro del edificio. El lugar todavía se me hace demasiado desconocido y extraño. Nunca antes había ido al instituto. No tenemos esa necesidad. Los de mi especie (en ese caso Sean y yo) tenemos un gran razonamiento y rápido aprendizaje, solo hace falta escucharlo una vez para aprenderlo. En eso vi a un rubio con unos pantalones de mezclilla rotos y una camiseta arremangada hasta el codo color negra. Era Sean. Estaba platicando con una morena, ella no dejaba de enrollarse el cabello sobre el dedo y de dirigirle miradas coquetas a mi amigo. Llegué al lado de Sean y le toqué el hombro, este se volteó.

-¡Hey, hermano! Mira, te presento a Marlene- Dijo mientras me presentaba con la mano a la chica morena. Le dirigí una sonrisa de lado, no quería charlar con nadie- Y Marlene este es…-Sean diría mi nombre y yo no quería que lo dijera. ¿Y si Amy llegaba a enterarse de mi nombre y llegaba a recordarme? Me estremecí. Así que para interrumpirlo le di un fuerte pisotón despistadamente, aun sonriéndole a Marlene. Sean se quejó y me dirigió una mirada asesina. Le sonreí.

-Soy Mason. –Dije a Marlene, que nos miraba algo confundida. Volví a regalarle una sonrisa para intentar distraerla y lo logre. Me estrechó la mano y le guiñe un ojo. Soltó una risa entusiasmada.

- ¿Mason? Yo que recuerde esta mañana tu nombre era… -Sean volvió a hablar. Harto lo cogí de la camiseta y lo arrastre conmigo en dirección a los últimos casilleros de aquel pasillo. Cuando estuvimos a una distancia razonable de Marlene lo solté.

-Escucha, he visto a Amy. –Dije, mirando fijamente a los ojos de Sean.

-¿Tu Amy? –preguntó este, extrañado.

-No, La Amy del vecino. ¡Por supuesto que si, idiota. Mi Amy! –Dije sarcásticamente.

-Oye, tranquilo. Si algo malo pasó no vengas a cagarte en mí.

-Lo siento.

-Bueno ¿Qué ha pasado con Amy? ¿Le hablaste? –preguntó y vi como una sonrisa burlona se formaba en su rostro.

-Casi termino besándola.

La estupefacción de Sean hizo que lanzara una carcajada.

-¿En serio? Y que hizo ¿Te dio un un golpe en los bajos?- Preguntó y yo le di un puñetazo en el hombro.

-Esto no es juego… Ella simplemente no hizo nada, solo que quedo completamente inmóvil, mirándome.

-¿Eso significa que dejó que la besaras? ¿¡Y por que no la besaste!?

-No sabía que hacer, pensé que si lo hacía ella me tomaría como un cretino que besa a la primera chica que ve en su primer día de instituto.

Dark NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora