Capitulo Siete.

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Amy.

Baje del Autobús que me dejaba en la parada cerca de mi casa. La noche cada vez era mas fría, me abrace para intentar mantener el calor pero era en vano. Lo único que quería era llegar a casa, quitarme este vestido y meterme en la cama para poder dormir. Pase caminando por la casa de Ian. Dirigí una breve mirada a la casa, que al parecer se encontraba sola, ya que el auto que normalmente acostumbraba a estar en la entrada y en el que habíamos ido hace unas horas al antro no estaba y las luces estaban apagadas. En este momento la casa lucía igual que hace unas semanas, sola y olvidada. Me pregunte si Ian estaría bien, ¿Donde estará? ¿Salió bien del antro? ¿Por que todavía no llegaba? Me sentí culpable al haberlo dejado solo en el lugar. Tal vez ahora estaba desesperado buscándome. Me mordí el labio para tranquilizar los nervios. Lo llamaría en cuanto entrara a mi casa. Por fin llegue a la entrada  y camine hacia el pórtico. Soplo el viento y me puso los vellos de punta. Entonces sentí el picor de algo en la espalda, el peso de una mirada. Voltee hacia atrás pero no distinguí nada. Entonces recordé los penetrantes ojos del chico. Y por un momento todo cuadro. Era la misma mirada. El chico de mis sueños tenía los mismos ojos que el de esta noche. Me quede un momento pensando en eso, después me sentí demasiado cansada como para poder estar mas tiempo en pie. Me metí a la casa y cerré la puerta detrás de mí. Mi madre todavía no llegaba por que no estaba su auto en la entrada. Revise la hora en el reloj y este marcaba las doce y media. No faltaba mucho para el regreso de mamá. Llegue a mi cuarto y entre al cuarto de baño. Me desvestí y me metí a la regadera. No quería tener este aroma, al humo de cigarro y otros extraños olores. Me restregué bien el cuerpo y salí. Mi rostro se veía cansado en el espejo del baño. «Esta sería la primera y última vez que iba a un antro» me dije mentalmente.

Me metí en la cama en ropa interior y me tape con la cobija hasta la barbilla, intentando entrar en calor. Cerré los ojos y comencé a dormirme. Los ojos del chico aparecieron en mi cabeza, otra vez. Recordé cuando me cargo a la fuerza hace unas horas. Me estremecí y mi estomago comenzó a revolverse. Por una extraña razón no podía dejar de pensar en aquel chico. ¿Porque se comporto tan frio conmigo si el había tomado la decisión de sacarme del antro y de arrastrarme a su coche?

El chirrido de la puerta principal me sacó de mis pensamientos. Mi madre había llegado. Escuche como las tablas crujían bajo el peso de alguien. Venía a mi habitación. Cerré los ojos y fingí dormir. La puerta se abrió y alguien se acerco a mi cama. Sentí como me acariciaban el cabello.

-Buenas noches, Amy. –Susurro mi madre y me dio un beso en la frente. Todas las noches hacía eso antes de irse a dormir. No respondí ya que estaba “durmiendo”. Mi madre se alejo y cerró la puerta detrás de ella. Al final sola, otra vez. Era algo muy extraño pero quería volver a hablar con ese chico, ha encontrarme con el. Ver sus penetrantes ojos verdes… ¿Acaso era el chico con el que soñaba todas las noches? ¿Qué tenía que ver el conmigo? ¿Por qué de todas las chicas inocentes que había en el lugar intento sacarme a mi? Era algo demasiado extraño y sin embargo aun no podía encontrarle el sentido en que teníamos en común ese chico y yo ¿Nos conocíamos antes de esto? ¿El fue algo mío antes de mi perdida de memoria? Entonces recordé que tenía que llamarle a Ian, Preguntarle en donde estaba y si se encontraba bien. Tome mi celular de mi mesita de noche y marque su número. Su teléfono sonó cinco veces y después salió la voz de la contestadora. «Ian. Deja tu mensaje… bla, bla, bla» Sonó el pitido. Solté una risa nerviosa por la voz desinteresada de Ian que escuche al último. Colgué y me dije que Ian se encontraba bien, que no respondió por que tenía el teléfono descargado o simplemente por que no lo escucho. No me sentí mejor con eso. Al final decidí dormirme, eso me relajaría. Mañana podría pensar con más claridad. En cuanto cerré los ojos me quede profundamente dormida.

Las personas a mí alrededor se empujaban, golpeaban y gritaban intentado salir del encerrado lugar en donde nos encontrábamos. ¿Cómo llegue aquí de nuevo? Las personas se apretujaban y me empujaban hacia adelante. Las salidas del antro estaban cerradas y unos hombres grandes y altos corrían armados. Observe como una chica de unos cuantos años mayor que yo intentaba abrir las puertas, un hombre se le acerco,  la tomo de los brazos y la tiro al suelo. Después todo paso muy rápido: el hombre saco un artefacto afilado y se lo encajo a la chica en el estomago. La chica gemía y gritaba de dolor. Después se quedo quieta y sus ojos quedaron abiertos. Estaba muerta.

Dark NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora