Amy
Di media vuelta y caminé en dirección opuesta a la de ellos, lejos de la entrada, lejos de Aaron. Cuando el estaba cerca, mi mundo se ponía de cabeza, miles de sensaciones y sentimientos diferentes se mezclaban dentro de mí, era algo que no podía explicar y con tan solo pensar en ello mi estomago daba un vuelco. No sabía por que me sentía tan diferente cerca de él, era una sensación agradable y aterradora al mismo tiempo y eso me asustaba. Me detuve en seco y examiné la sala entera, buscando el lugar mas apartado de él. Vislumbré una mesa a lo lejos, era una de las últimas y estaba vacía. Me apresuré lo más pronto posible hacia ella y me dio la sensación de que estaba haciendo aquello por que estaba intentando escapar de Aaron. Me senté y tomé aire varias veces para intentar relajarme. Dirigí una breve mirada hacia la entrada y pude ver que Aaron y su acompañante ya no se encontraban ahí, recorrí el lugar con la mirada y tampoco los reconocí por ningún lado. Tal vez ya se habían marchado. Mi desconcierto fue aun más grande cuando pensé en ello y la desilusión me inundó completamente. ¿Qué estaba haciendo Ian que tanto demoraba? Me levanté de la silla y no pude evitar marearme, la rapidez con la que había actuado había provocado eso. Caminé con pasos rápidos hacia la entrada y dejé mis zapatos, para volver a colocarme mis converses gastados y poder salir fuera. Cuando abrí la puerta de salida, la brisa fresca y primaveral me golpeó el rostro. Tenía un aroma a lluvia y eso hizo que me sintiera más relajada. La noche había caído y la lluvia había parado. El aparcamiento ya estaba lleno como de costumbre. El boliche era lo que más se llenaba en este pueblo, los adolescentes adoraban venir a este lugar. Recorrí la acera, buscando entre las filas el auto de Ian. Solo había cuatro farolas y eso no me daba demasiada ayuda. Mi esperanza flaqueó cuando regresé a la entrada del local y todavía no encontraba el auto de Ian. Había estado los pasados quince minutos buscando su auto, pero no lo vi por ninguna parte. No podía ser cierto. Ian se había marchado sin mí. ¿Qué había sido tan importante como para dejarme tirada en este lugar? ¿Cómo regresaría a casa? Marqué su celular y como de costumbre no respondió nadie. Tal vez pasó algo importante y por eso tuvo que dejar el lugar, tal vez regresaría por mí. Sin embargo mientras más me lo repetía menos creíble me parecía. El viento volvió a soplar y me estremecí por el frio que había comenzado a hacer. Me cubrí el pecho con los brazos, para intentar mantener el calor. Me adentré perezosamente al local. Traer un suéter tan ligero había sido sin duda una mala idea. Mientras subía las escaleras que me regresaban al vestíbulo fui pensando y analizando mis opciones para regresar a casa, y esa era la gran desventaja de no tener auto en este pueblo, siempre tendrías que pedir ayuda o algo mucho peor, caminar kilómetros de distancia. Pedí unos zapatos de mi talla y me senté en el mismo banco del vestíbulo que utilicé cuando llegué aquí. Cuando ya tenía los zapatos puestos, suspiré frustrada y me adentré a la zona de las mesas. Sabía que tenía que haberme quedado en casa en vez de estar en este lugar sin opciones. Acababa de cruzar al salón donde estaban las mesas cuando lo vi de nuevo.
Era Aaron.
Estaba posado al lado de un estante de bolas, y al lado suyo se encontraba su rubio amigo, el cual estaba muy concentrado en la jugada que iba a comenzar. Su amigo tiró la bola y después de un momento se giró hacia Aaron con una sonrisa triunfante y un poco engreída, le dijo algo y Aaron asintió distraído. No lograba verlo completamente, ya que había demasiadas personas interponiéndose entre el y yo. Pero logré distinguir que se notaba mas extraño de lo normal. No dejaba de lanzar miradas a la puerta de entrada y mirar a su alrededor, sin duda buscaba algo o alguien. Miraba su reloj cada pocos segundos y movía el pie nerviosamente. Parecía preocupado. Aparté la vista dificultosamente de el y elegí una mesa arrinconada a la pared. Me senté, esta tenía cuatro asientos, uno que estaba al lado mío y dos al frente. Me encontraba jugando con un salero que estaba sobre la mesa cuando un cuerpo se dejo caer en el asiento de enfrente y una mano me arrebató ágilmente el salero de la mías. Levanté la mirada justamente para reclamar a la persona por lo que había hecho, pero me quedé callada cuando me crucé con unos deslumbrantes e intensos ojos verdes mirándome con diversión.
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Dark Night
Romance¿Que sentirías si de una noche a otra no recordaras las cosas que haz hecho en los meses anteriores? ¿Que sentirías si todas las noches tuvieras el mismo sueño... con el mismo chico? ¿Si no hubiera forma de ayudarte? Y que cuando descubras la reali...