Necesitaba ir al baño. Llevaba toda la noche sin dormir dando vueltas en la cama y no podía aguantar más hasta la mañana siguiente. Casualmente encontré por el camino a Adriana. Noté en seguida que es la primera vez que sale a estas horas al pasillo. A todos nos ha dado miedo la primera vez, pero te acabas acostumbrando. Con tranquilidad avancé hacia ella, pero no me vio, iba mirando al suelo y caminando apresurada hasta su habitación. Parecía que se iba a chocar conmigo, así que tuve que poner mi mano en su hombro para frenar su carrera, y no pude evitar reír al ver el respingo del susto que se llevó.
-Tranquila, que no soy un fantasma -dije en voz baja para hacer el menor ruido posible.
Adriana respiraba agitada, con el susto metido en el cuerpo. Me miró con el ceño fruncido y sin esperarlo me dio un golpe en el brazo.
-¡Me has asustado! -gritó en voz baja también.
-Tú te asustas mucho, ¿no? -bromeé.
-Ja, ja -respondió con su típico gesto de cruzarse de brazos. Y después la que tiene una coraza soy yo...
-¿A dónde ibas? -pregunté.
-¿Y tú?
-A mear -contesté sin más.
Ella volvió a golpearme el brazo.
-¿Por qué me pegas? -pregunté molesta llevándome la mano hacia el brazo.
-Por hablar tan mal.
La miré incrédula, cualquiera diría que sus padres son de campo, más parecía de la realeza.
-Perdone usted, quería decir que voy al excusado.
De nuevo mi gracia natural saliendo a relucir.
-Yo también iba allí -respondió más relajada.
-¿Ibas?
-Sí, iba. Pero escuché un golpe y...
-Te asustaste -terminé por ella.
Adriana asintió un poco avergonzada.
-Tranquila, aquí miedo pasamos todos, es normal -quise tranquilizarla-. ¿Quieres que te acompañe?
Había llegado por fin al baño acompañada de Laura, mientras ella estaba en el "excusado", yo me echaba agua en la cara, aclarando mi vista. Al poco oí la cisterna y Laura salió del pequeño cuartito que hay para cada váter. La miré desde el espejo y me fijé en el corto (muy corto) pantalón gris que llevaba puesto como pijama. Aquel short dejaba al aire sus definidas piernas. No pude evitar fijarme en ellas, y Laura me pilló infraganti.
-Babeas conmigo, ¿eh? -comentó de forma divertida.
Terminé de secar mi cara y me volví con gesto serio hacia ella. No me gustaban para nada sus formas de "conquistar".
-Así no vas a llegar a ningún lado conmigo -le dejé claro.
-Ajá, así que afirmas que has pensado en tener algo conmigo.
-Ni en tus mejores sueños.
-Pero no puedes negar que te gusto.
Usó un tono de voz sugerente y se acercó lentamente a mi. Inconscientemente me agarré al lavabo con fuerza. Ya me había puesto otra vez nerviosa. Laura me lanzó una mirada seductora, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo. Acortando la distancia entre nosotras apoyó sus manos al lado de las mias rozándolas ligeramente. La tenía tan cerca que podía notar su aliento sobre mi, pues era varios centímetros más alta que yo. Bajé la mirada ruborizada por la situación y me fijé en su camiseta. Le quedaba holgada y su hombro derecho sobresalía considerablemente. De pronto un impulso totalmente desconocido por mi me pedía que besara y sintiera en mis labios esa tersa piel. ¿Qué demonios me estaba pasando? Nunca había sentido nada parecido. Mi mirada siguió bajando y acabó perdida en sus pechos ocultos bajo un sujetador negro. ¿Era el que anunciaba Blanca Suárez en la televisión? Adriana por dios, tienes a una chica como Laura a centímetros de ti y te pones a pensar en qué sujetador lleva...
Pero esto no es lo que siempre había imaginado. No quería esto, un aquí te pillo aquí te mato. No. Quería que todo fuera más romántico. Sus manos se posaron en mi cintura provocándome una sacudida que no supe cómo interpretar. Levanté la cabeza para mirarla y vi su cara ligeramente inclinada y acercándose peligrosamente a mis labios. No, así no. No podía permitir que pasara esto. Puse mis manos en sus hombros para detenerla y giré la cara hacia un lado.
-Para -le pedí en voz baja.
-¿No te gusto? -continuó con voz juguetona.
-Sí, me gustas much...
Mierda, ¿qué he dicho? Laura soltó una risa divertida y apoyó su cabeza en mi hombro. Aquel gesto de cercanía por su parte me sorprendió enormemente. Sus manos seguían en mi cintura y las mias subieron por inercia hasta rodear su cuello. Sin pensarlo, sin ser consciente de lo que hacía, me dejé llevar por lo que sentía, sin saber si quiera qué es lo que siento en este momento.
Simplemente me abracé a ella.
Escondí mi cara en su cuello.
Respiré su piel.Laura me respondió al abrazo y me habló al oído:
-Perdón. Por lo de antes. Soy así de imbécil.
Miraba el techo de mi habitación recordando todo lo que acababa de pasar con Adriana en el baño. Su abrazo. Aún podía notarla cerca de mi. Una tonta sonrisa se me dibujaba en la cara al recordarlo. Hacía mucho tiempo que no sentía esto. Tanto tiempo desde que pasó "eso". Tanto tiempo que hasta se me había olvidado lo que es sonreír como lo estaba haciendo ahora. Quería volver a abrazarla, volver a sentir su aroma, volver a estar a centímetros de ella. Ahora sí podía dormir tranquila. Nada malo ocupaba mis sueños, al contrario. Adriana habitaba en ellos. Ahogué una risita mientras me tapaba la cara con la almohada. Por primera vez en mucho tiempo volvía a sentirme FELIZ.
ESTÁS LEYENDO
Enamórate como puedas (Trilogía "Como puedas" Parte 1)
RomanceAdriana cumple su sueño de conseguir una beca en el prestigioso colegio El Roble, considerado el mejor del país. Allí conocerá a gente muy diferente a ella y sobretodo conocerá a Laura, muy a su pesar. Adriana no tiene ninguna intención de saber nad...