CAPÍTULO 31

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POV CHRISTIAN

La acomodó a lo largo del sillón y tapo con mi saco, no quiero que mis amores agarren frío.

Voy hacia mi escritorio, ahora puedo trabajar en paz, mi nena está bien, lo mejor de todo fue la sorpresa que me dio, nunca olvidaré este día y el ruido de la puerta abrirse me recuerda que aún este día no ha terminado.

— Andrea debes tocar antes de ent... — no termino la frase por que al subir la mirada me estupefacto al ver que no es ella quien a entrado... ¿Qué carajos hace en mi oficina?

— Hola Christian... Nos volvemos a ver... — dice con una escalofriante sonrisa.

— Elena ¿ Qué rayos haces acá? — digo con los dientes apretados. No me gusta nada, tenerla cerca, en mi empresa, mi oficina y en el mismo lugar donde se encuentra mi familia.

— Vine a visitar al bastardo que me arruinó la vida — se dirige hacia el ventanal que da hacia Seattle, parece que no a visto a Ana acostada en el sillón, me colocó tapándola y protegiendo con mi cuerpo — Me rechazaste cuando te ofrecí el placer de estár dentro de mí cuerpo — ¿placer? ¡Que asco! — Me denunciaste erróneamente de pedófila, hiciste que tú padre se divorciara de mí ¿sabes lo que me costó que se casará conmigo? Todavía piensa en la insulsa de tú madre — doy un paso hacia ella, con mi madre nadie se mete, ella me mira con sorpresa — No me equivoqué, habrías sido un magnífico dominante, que desperdicio. En fin a lo que vine ... — saca de su cartera un arma y apunta con ella hacia mi cuerpo — Quiero tú vida a cambio de tantos años que me hiciste tirar por la borda — estoy impactado, nadie me ha apuntado con un arma en mi puta vida, de reojo veo como mi mujer se remueve en el sillón.

— Christian... — me llama en susurro, haciendo que Elena note su presencia, justo lo que no quería.

— Pero que tenemos aquí… ¿Quién es esta mocosa crhistian? — dice Elena sin dejar de apuntarme, Ana al notar el arma se levanta de forma abrupta y se coloca a mi lado.

— A mí mujer la respetas Elena — ella se sorprende pero mantiene su postura — ella es Anastasia Grey, mi esposa —

—¿Te casaste? — pregunta furiosa ¿esta vieja quien se cree? — Hace poco que estas en Seattle, no puedes estar casado, ¡¡¡NO PUEDES!!! — veo como su mano tiembla, mira a mi esposa y a mí, alternando su vista. Su mirada llena de fuego se detiene en mi mujer, luego dirige el arma hacia a ella, más precisamente hacia su vientre, donde veo que Ana tiene su mano de manera protectora, queriendo resguardar a nuestro hijo de esta maldita loca — ¿Estas embarazada? — su rostro se encuentra cada vez un tono más rojo — Seguro eres una maldita casa fortunas, solo quieres el dinero de este estúpido. ¿por esta basura me abandonaste querido? — pero… ¿qué carajos dice esta mujer? Anastasia me mira sorprendida y aleja su mano de mía ¿le cree a esta loca? Tengo que parar todo esta mierda.

— Estás loca Elena, yo nunca tuve nada contigo — ella me mira dolida, sus ojos se llenan de lagrimas ¿hasta dónde llega su mente enfermiza? — Que tú hayas intentando hacerme algo es distinto. Aún recuerdo las noches que intentaste tocarme, tenia doce años la primera vez Elena, doce, era un niño, tu lo único que querías hacer era pervertirme — Ana me mira sorprendida y con arrepentimiento vuelve a sostener mi mano.

— Quería que conocieras el placer, que seas un gran hombre como lo era tu padre carrick, como lo era Jack, ellos fueron mis mejores amos y quería hacer de ti el hombre perfecto — de mi sale una risa totalmente sarcástica.

— ¿Perfecto dices? — ella asiste con entusiasmo — ¿Qué es para ti eso? ¿un hombre que te pega hasta marcarte? ¿Un hombre que le es infiel a su esposa? ¿Un hombre que abandona a su familia por dejarse llenar la cabeza por una maldita zorra como tú? ¿eso es perfecto? No gracias, pudiste lograrlo con mi padre que gracias a dios abrió los ojos, quizás tarde pero lo hizo, y Jack, el es un estúpido que sigue creyendo que es el único hombre que estuvo entre tus piernas, un iluso que no supo valorar lo que tenía en casa.

—¡BASTA! ¡CALLATE! — grita fuera de si — dices puras mentiras, yo soy pura, me mantuve así para ti amor mío — estoy que muero de la risa, pero la situación y estar apuntado con un arma, no lo amerita.

— Baja esa arma Elena — dice alguien a nuestras espaldas, llego quien faltaba.

—¿Matt? — pregunta asombrada mi mujer.

—Pero miren quien llego a salvar a su damisela en peligro — dice Elena con sarcasmo — maldito cobarde, te conté mis planes ¿vienes a ayudarme a matar a estos dos? —

—No, vine a detener tú locura — matt nos mira a Ana y a mí con arrepentimiento — espero que algún día me perdones Anastasia, no quise lastimarte como lo hice —

—Que ternura… me dan asco, acabemos de una vez — Elena apunta hacia mí, luego parece pensar y apunta hacia anastasia — mejor ve como tu esposa e hijo mueren querido, será muy placentero verte llorar por ellos — estoy en shock cuando escucho un disparo salir del arma de Elena.

Todo pasa muy rápido, siento que alguien me empuja haciéndome caer en el piso a un costado de Ana que también se encuentra en suelo envolviendo su vientre con sus brazos de manera protectora. Escucho varios disparos mas, veo que es Taylor disparando hacia Elena, esta por la fuerza de los impactos va hacia el ventanal de mi oficina, cayendo por este hacia las calles de Seattle.

Me giro para ver quién me empujo y me encuentro a matt con su camisa llena de sangre, tiene un disparo en el pecho, a la altura del corazón. Ayudo a ana a ponerse de pie, ella se acerca a mi hermano y le sostiene la mano.

— Ya viene la ambulancia — nos avisa Taylor mirando a matt. Este solo mira ana, agarra fuerte su mano.

—Quiero que me perdones Ana — ella solo solloza y niega con su cabeza — En realidad quiero el perdón de los dos — dice ahora mirándome a mí, yo sostengo su otra mano.

—Te perdono matt, pero deja de hablar, te hace mal — lo reprende mi esposa.

—Ya es mi hora señora grey — dice de forma entrecortada, empieza a salirle sangre por la boca — hermano, Christian — me llama y tiene mi total atención — también necesito tu perdón para morir en paz.

— Deja de decir estupideces no te pasara nada hermano — le respondo, aunque nos haya lastimado, no merece este final, arriesgo su vida por la de Ana.

—Yo sé que si, perdónenme por favor —

—Te perdonamos — decimos mi esposa y yo a la vez, vemos como matt suspira profundamente.

—Gracias… — dice con dificultad — cuídala hermano y sean felices — cierra sus ojos con una sonrisa.

—MATT… NO NOS DEJES… MATT…

IDENTIDAD ROBADA SR. GREY ©  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora