♙31.

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Las palabras de Aisha les dejaron un sabor amargo en la boca tanto a Klaus como a Hayley por el resto del camino.


La pelinegra había caído dormida tranquilamente después de decir dicha frase de manera espeluznante y la tensión había desaparecido solamente del aire como si nunca hubiese estado, era como si solo hubiera sido un producto de su mente, quien estaba empezando a jugarles en contra por la falta de sueño en las treinta y ocho horas que pasaron en el auto.


Klaus constantemente miraba el cuerpo de Aisha por el retrovisor para verificar si realmente estaba durmiendo. Incluso para él era tan extraño todo eso, sin embargo, la tensión en su cuerpo como en el de Hayley les aseguraba que aquella escena realmente había pasado.


El cielo seguía estando oscuro, salvó por los relámpagos que lo alumbraban a acompañados de los fuertes sonidos de truenos rompiéndolo. Las palabras de Aisha tomaron sentido cuando entraron en la carretera de Portland haciendo oficial su estadía ahí, puesto que nada más el auto había cruzado la frontera el cielo se había partido y una llovizna -demasiado fuerte como para considerarse una- caía desde este como si la presencia de ellos fuera el cauce que desató un diluvio.


Klaus estaba seguro de seguir su camino, no iba a dar rienda suelta a lo que sea que Aisha había dicho, aun si veía de reojo como Hayley estaba a punto de colapsar por la escena anterior. Porque si las voces no querían que estuvieran ahí era por algo, no sólo por que sí. En esa ciudad estaba escondido la verdadera naturaleza de Aisha e iba a averiguar de que se trataba como sus hermanos y él lo tenían planeado.


Si eso a las voces les molestaba, pues bien podrían tomar una ficha, sentarse y esperar a que le importe una mierda.


El silencio sepulcral del auto se rompe en el instante que un rayo parte el suelo, iluminando toda la carretera a la par que un teléfono móvil empieza a sonar con el tono de llamada entrante.


Quita una mano del volante, tomando el teléfono –que es suyo- del porta vasos que separa los asientos y contesta mientras su vista permanece fija en la carretera.


Tenemos que parar –la voz de Stefan se escucha a través del parlante–. Apenas puedo ver las luces traseras de su auto.


—No creo que eso sea lo más conveniente –su voz sale ronca, demasiado.


La línea permanece en silencio durante cinco segundos.


¿Paso algo? –pregunta.


Hayley da un pequeño salto en su lugar por la pregunta, pero se recompone cuando Hope se remueve en sus brazos.


—No sería conveniente hablar de ello ahora –responde dándole un vistazo al retrovisor–. Tampoco el parar en medio de la carretera.


Esto parece un diluvio, Klaus. La carretera esta mojada y resbaladiza, apenas es visible y puede pasar un accidente.


Su mandíbula se aprieta. —No vamos a parar.


GHOST ➳ The Originals.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora