Aisha tararea la canción que siempre ha estado en su cabeza mientras escribe con su linda letra en las hojas del cuaderno. Una sonrisa instalándose en sus labios como cada vez que escribe un bonito recuerdo. Tarda algunos minutos escribiendo mientras menea las piernas y cuando termina cierra la libreta, guardándola en su mesita de noche.
Se pone de pie, caminando hacia su tocador y mira el calendario que marcaba un de los días con muchos corazoncitos. Se mira en el espejo un segundo, analizando la situación y suelta un suspiro regresando a la cama y tomando a Nugget en el trayecto.
—Nugget, puedo contarte una historia –pregunta sentándose con las piernas cruzadas y poniendo un cojín entre estas para que su mascota descansará ahí–. ¿Si? Sé que va a gustarte.
Suelta una risilla cuando la rata hace un sonidito. Como si estuviera contestando. —Bueno, bueno, pero escucha atenta, si –se aclara la garganta–. Cuando yo era un bebé, fue dejada en un orfanato y la única que cuido de mí incondicionalmente fue Hayley. Ella me cuidaba, me contaba cuentos cuando tenía mucho miedo y me arrullaba al dormir. Lo hizo por muchos años, incluso cuando nos adoptaron. Pero hay algo que ella nunca supo –sus labios se curvan hacia abajo–. Solamente me querían a mí y si no fuera por el lazo que nos unía a ella no la hubiera adoptado también. Me quería mucho, me ayudaba cuando yo no podía, me consolaba cuando alguien se reía de mí y jugaba conmigo cuando nadie quería hacerlo. Pero ella ahora me odia –su voz se hacía un susurro cada vez más bajo–. Y me duele mucho porque sé que a mamá me hubiera gustado vernos juntas de nuevo –toma aire–. Pero sabes algo, mi corazón no se ha sentido tan mal desde que llegué aquí y ella empezó a tratarme así, aunque yo tenía la pequeña esperanza de que siguiéramos siendo como antes. ¿Y sabes qué? Hay más personas que me quieren. Freya es una de esas. Ayer me di cuenta que cuando la abrazo el sentimiento que no sentía desde la muerte de mamá estaba presente. Sin embargo, Hayley siempre será mi Ley-Ley y sé que ella en lo más recóndito de su corazón hay un pedacito que siente amor por mí.
Del otro lado de la puerta, Freya estaba hecha piedra mientras escuchaba todo eso. Y no era por el hecho de que estaba espiando a la pelinegra. Por supuesto que no. Era por el simple hecho de tener a una Hayley en su misma situación a su lado, la cual tenía los ojos más abiertos que platos.
—Como sea, eso no importa –se ríe suavemente–. Te dije que iba a ser una historia bonita pero terminó siendo muy triste.
El silencio dentro de la habitación se hizo presente. Y Freya volteo a mirar a la híbrida, quien ahora tenía las manos hechas puños y los labios apretados.
— ¿No vas a decir nada? –pregunta en un susurro.
Hayley da un paso atrás, esquivando su mirada. —N-No... No tengo nada que decir.
Freya suavizó su expresión. —Solo dile tus sentimie-...
—Por qué ya lo he dicho todo –espeta interrumpiéndola. En su rostro no hay rastro de emoción alguna y da dos pasos más hacia atrás, girando en su sitio para seguir el camino a la planta baja. Dejando a una Freya totalmente sorprendida.
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GHOST ➳ The Originals.
Fanfic❝- ¿Por qué hiciste eso? Pudiste lastimarte o romperte un hueso. La oji-azul hace morritos con su boca antes de contestar. -Tu dijiste que era un ángel. Y yo quería volar.❞ La primera parte de la canción había em...