El clima en México era extraño, mientras en la noche anterior la lluvia no había cesado, esa mañana el sol resplandecía con mucha fuerza.
Emma tenía el día libre todo por cortesía de su abuela, más la condición había sido pasar al menos una hora con la psicóloga.
Así que ahí estaba ella, frente a esa puerta color chocolate con el nombre de "Elena Rodríguez" en letras blancas, llevaba al menos cinco minutos debatiéndose entre entrar o salir de ahí e ir al veterinario y recoger a "Snow". El nuevo miembro de su familia de dos era un cachorrito según le había indicado el veterinario una hora antes, la rubia le había otorgado ese nombre ya que la blancura de su pelaje le recordaba la nieve del invierno en su antigua casa .
En medio de ese debate interno cuando ella por fin decidió llamar a la puerta de la psicóloga , esta se abrió dejando ver a quien menos se esperaba ver rondando por ahí en esos días, sabía que su abuela lo había castigado prohibiéndole la entrada y negándole que Leo lo entrenara en el gimnasio de la fundación, al parecer su abuela ya le había levantado el castigo a Javier.
-¡Emma! ¿ Como has estado?- dijo el muchacho con una sonrisa enorme en el rostro y palmeando con fuerza el hombro lastimado de la muchacha.
Emma hizo una mueca de dolor, su hombro había mejorado muchísimo pero la noche anterior mientras ordenaba los muebles que había comprado y limpiaba lo había vuelto a lastimar.- Todo ha estado bien conmigo, Javier... ¡que bien se ve tu nariz!- La rubia sonrió con malicia al oír el grito del muchacho cuando sus dedos apretaron con fuerza esa parte de su rostro.
-¡Emma! Tu abuela me avisó que vendrías a verme... ¿entramos de una vez?- La joven psicóloga decidió intervenir de manera nerviosa, no quería desatar un conflicto entre ellos dos.
- ¡Ja! También te enviaron con la loquera...- se burló el pelinegro.
- La diferencia Javier, es que yo si tengo remedio...- replicó la rubia.
-Bruja...- susurró el muchacho molesto al pasar a su lado.
- Mocoso malcriado...- agregó ella en el mismo tono.
-Bien... nos vemos luego Javier. Emma entra por favor...-
La rubia y el pelinegro compartieron una última mirada de desprecio antes que la puerta los separara.
Emma se sentó frente a la muchacha y de nuevo sintió ganas de salir del lugar, no estaba acostumbrada a exteriorizar sus sentimientos con extraños, además ni ella entendía al cien por ciento lo que ocurría en su interior, no sabía como explicar lo que pasaba con ella, pero creía que podía resolverlo sola.
Elena podía comprender la renuencia de la muchacha para hablar con ella, era algo común que después de vivir un suceso traumático las personas se encerraran en si mismos, Emma era la clase de persona que creía poder resolver todo sola, una mujer que ponía el bienestar de los demás sobre el suyo, tendría que avanzar con cuidado entre las murallas que seguramente había construido.
-Entonces... ¿ que te parece si comenzamos por hablar de como te has sentido en los últimos días?-
Emma movía sus dedos con rapidez sobre sus rodillas desnudas, se sentía ansiosa mayormente y gran parte de ella creía que nadie comprendería la manera en que se sentía.
-Elena, ¿sabes por qué estoy aquí?-
La muchacha asintió sin perder esa aura de tranquilidad. - Tu abuela me habló muy brevemente sobre la perdida de tu bebé...-
-¿Crees que algo así se puede superar?-
-Perder a un ser querido nos sume en un duelo Emma, podemos querer evitarlo e ignorarlo, pero es un proceso que todos vivimos y del que podemos salir victoriosos.-
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El camino de Emma.
RomanceEl camino de Emma. Segunda parte de " Conociendo a Alex". Ya no era la misma mujer que fue tiempo atrás, había perdido tanto y en el proceso casi se pierde también a ella. Había llegado en busca de un oasis en el que empezar de nuevo, las heridas en...